Tras cumplirse 16 años del femicidio de la joven, denuncian que luego de 6 años de inaugurada la Casa que lleva su nombre ese espacio “no sólo no mejoró sus condiciones del inicio, sino que retrocedió penosamente”.
Organizaciones feministas y familiares de Sandra Ayala Gamboa, la joven de origen peruana asesinada el 16 de febrero 2007, se concentraron en la madrugada del martes 21 para hacer una vigilia frente a la Casa que lleva su nombre. Durante la mañana realizaron una serie de actividades para reclamar por el funcionamiento pleno del espacio que funciona Avenida 7 entre 45 y 46.
Tras cumplirse 16 años del femicidio, manifestaron que luego de “mucha lucha” y “tras muchas acciones” se logró la apertura de la Casa Sandra. Y agregaron: que tenía “el objeto de ser un espacio de atención a víctimas de violencia de género, que articule con los organismos correspondientes para acompañar los distintos casos”.
Sin embrago, advirtieron, a casi seis años de la apertura de la misma “con otro gobierno y con un Ministerio por el cual se luchó incansablemente, la Casa no sólo no mejoró sus condiciones de aquel inicio, sino que retrocedió penosamente”.
En ese marco, detallaron que “en lugar de contar con más profesionales para la atención, cuenta con menos (no son trabajadorxs nuevos, sino traslados de otras plantas de distintos ministerios)”.
“En lugar de tener mayor amplitud horaria, tiene menos; en lugar de contar con más herramientas de promoción, aún espera los materiales gráficos acordados hace varios años atrás; en lugar de integrarse realmente a la red de dispositivos, sigue estando al margen”, agregaron. Al tiempo que resaltaron: “no se conocen balances de su gestión, cantidad de casos recibidos, modos de seguimiento” y otros datos específicos.
Sandra presente
El 16 de febrero de 2007, Sandra tenía 21 años y había llegado desde Perú a La Plata para estudiar Medicina. Fue ese día cuando se acercó al edificio de 7 entre 45 y 46 por una oferta de trabajo y nunca regresó a su casa. Su cuerpo sin vida fue encontrado siete días más tarde dentro del lugar.
La joven resultó engañada por el violador Diego Cadícamo, quien la agredió sexualmente y la terminó asesinando en el lugar, donde funcionaba el ex archivo del Ministerio de Economía de la provincia (ARBA).
Si bien el femicida fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de la joven y siete violaciones más, fue el único que enfrentó a la Justicia. Nunca se esclareció con certeza cómo pudo tener acceso a las instalaciones estatales.