Editorial de María Fernanda Boriotti, presidenta de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, sobre la situación económica del país y la lucha de las y los trabajadores de la salud.
El viernes pasado, el Indec confirmó lo que ya estamos viviendo día a día. Con el 8.4% de inflación para el mes de abril y la perspectiva de que la misma siga subiendo, se confirma la pulverización del salario que vive hoy toda la clase trabajadora.
El Presidente nos abruma con su discurso de inflación autoconstruida o inflación psicológica. Su incapacidad para cumplir siquiera una de sus promesas electorales es manifiesta y causa gran indignación aún entre sus votantes. En tanto, el partido de gobierno le pide aumentos “como bonos y no paritarias” a la CGT, como si al ministro de Economía lo hubiese designado el Espíritu Santo.
La parálisis de la mayoría de la dirigencia sindical contrasta de manera abierta con el estado de rechazo a estas políticas de ajuste de gran parte de la población. La oposición tradicional sostiene su programa de profundización del ajuste y militarización de la exclusión social, y da espacio a candidatos emergentes que prometen destruir este sistema político. Aquellos que proponen, por ejemplo, la venta de órganos, la libre portación de armas o la pérdida de la moneda nacional como solución a la crisis.
El sector salud, y en particular las regionales de Fesprosa, lejos de ser cómplices de esta parálisis, están en la calle desde el primer día del año y cada semana nuevas provincias y nuevos contingentes de trabajadores y trabajadoras de la salud se incorporan a la resistencia. La Marea Blanca sigue viva. El 29 de marzo dimos una demostración con una jornada nacional de lucha que tuvo gran impacto, pero obviamente no alcanzó para revertir las decisiones políticas de una dirigencia sindical que a todas luces es cómplice del ajuste.
El sector salud seguirá luchando. En nuestros boletines compartimos las experiencias de la gran movilización tucumana, de la continuidad de la lucha en Río Negro y Santa Fe, del paro en Catamarca, de las movilizaciones en Córdoba, de los reclamos del Hospital Posadas por su desprecarización.
Con autonomía y democracia de base, seguiremos en la tarea de construir nuevas medidas nacionales que pongan a la salud en la agenda del Estado.
No podemos ser simples espectadores. Nuestra fuerza está en la huelga, nuestra fuerza está en la movilización. Es indispensable que las y los trabajadores aparezcan claramente como un sector autónomo y diferenciado y planteen sus propias alternativas, a través de un paro general, a un ajuste que nos está destruyendo como país y sociedad.