Julio López
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El mito del partido (La Revolucion no es Obra de los Partidos)
Por Grupo Orobon Fernandez - Thursday, Nov. 25, 2004 at 12:30 AM

Extractos del folleto "EL MITO DEL PARTIDO, Simbolo de la Esclavitud Moderna" del Grupo Orobon Fernandez (España), 1973. Permite de entender lo que paso en la Argentina los 19-20 de diciembre de 2001, el rol de los partidos de izquierda durante los acontecimientos (o su ausencia) y sus actuacions en las asambleas barriales (la comparacion con lo que paso en Francia en 1968 es edificante).

Primera parte

LA REVOLUCION NO ES OBRA DE LOS PARTIDOS

Las revoluciones de tipo social no son efectuadas por "partidos", grupos o cuadros : acaecen como el resultado de fuerzas historicas y contradicciones que ponen en actividad a amplios sectores de poblacion. Se traducen no solo -como afirma Trotsky- porque las "masas" hallan insoportable la sociedad existente, sino tambien a consecuencia de la tension entre lo actual y lo posible, entre "lo que es" y "lo que podia ser". La miseria abyecta solamente no produce revoluciones. La mayor parte de las veces ocasiona una desmoralizacion inutil o, lo que es peor, la lucha privada y personal para sobrevivir.

La Revolucion Rusa de 1917 gravita en la conciencia de todos como una pesadilla, porque fue en gran parte la consecuencia de "insoportables condiciones" de una devastadora guerra imperialista. Los sueños en ella contenidos fueron pulverizados por una guerra civil aun mas sangrienta, por el hambre et la traicion. Lo que emergio de la revolucion fue la ruina, no de una vieja sociedad, sino de las esperanzas de construir una nueva. La revolucion Rusa fallo lamentablemente al sustituir al zarismo por el capitalismo de Estado. Los bolcheviques fueron las tragicas victimas de su ideologia y en gran numero pagaron con sus vidas durante las purgas de los años treinta. Intentar adquirir una sabiduria total de ese ensayo revolucionario es ridiculo. Lo que podemos aprender de las revoluciones del pasado es lo que todas ellas tienen en comun y sus profundas limitaciones, si se comparan con las enormes posibilidades que ahora se abren ante nosotros.

El rasgo mas sorprendente de las pasadas revoluciones es que se iniciaron espontaneamente. Tanto, si se examinan los prolegomenos de la revolucion Francesa de 1789, como si se etudia la de 1848, la Comuna de paris, la revolucion rusa de 1905, la caida del zarismo en 1917, la revolucion hungara de 1956, o la huelga general francesa de 1968, las fases iniciales son generalmente identicas : un periodo de fermentacion que se transforma espontaneamente en una insurreccion popular. Que esta triunfe o no depende de su resolucion o de si el estado puede emplear con eficacia su fuerza armada, es decir, si las tropas pueden ser lanzadas contra el pueblo.

El "glorioso partido", alla donde existe, va casi invariablemente detras de los acontecimientos. En febrero de 1917 la organizacion bolchevique de Petrogrado se opuso a la declaracion de huelga, precisamente en el momento mismo en que la revolucion estaba destinada a expulsar al zar. Afortudamente, los trabajadores ignoraron la "direccion" bolchevique y proclamaron por doquier la huelga. En los acontecimientos que siguieron nadie se vio mas sorprendido por la revolucion que los partidos "revolucionarios", incluyendo los bolcheviques. Lo recuerda el lider bolchevique Kayurov con estas palabras : "No hubo en absoluto ninguna directriz del partido... el comite de Petrogrado habia sido detenido y el representante del Comite Central, camarada Shliapnikov, era incapaz de dar iniciativa alguna para el siguiente dia". Lo cual acaso fue un hecho afortunado : antes de la detencion del comite de Petrogrado, la evaluacion que este hacia de la situacion y de su rol en ella era tan deplorable, que de seguir los trabajadores sus orientaciones es dudoso que la revolucion se hubiera producido cuando lo hizo.

(...)

Las revoluciones y rebeliones de alguna importancia, no solamente revelan una fase esplendidamente anarquica sino que tienden tambien, espontaneamente, a crear sus proprias formas de autogobierno revolucionario. Las secciones parisinas de 1793-94 fueron las mas notables formas de autogobierno creadas por cualquier revolucion social en la historia. Una forma mas conocida : los consejos, o "soviets" establecidos por los trabajadores de petrogrado en 1905. Aunque menos democraticos que las secciones, los consejos estaban destinados a reaparecer años mas tarde en algunas revoluciones. Sin embargo, otra forma de autogobierno, o autogestion revolucionaria lo fueron los comites de fabrica establecidos por los anarquistas en la Revolucion española de 1936. Finalmente, las secciones reaparecieron en las asambleas de estudiates y en los comites de accion durante la revuelta y la huelga general de Paris, en mayo-junio de 1968 (Es sarcastico que la mayoria de los grupos marxistas-leninistas-trotskistas-maoistas se sieran a la tarea de maniobrar sin pudor alguno en las asambleas estudiantiles de la Sorbona, en un esfuerzo por controlarlas, e introdujeron en ellas elementos de discordia que acabaron por desmoralizar a todo el conjunto. Despues para completar el sarcasmo, todos esos grupos se pusieron a charlar acerca de la necesidad de una "direccion centralizada" cuando el movimiento colapso -un movimiento que se produjo muy a pesar de sus directrices y, en ocasiones, en oposicion a ellas).

LLegados a este punto debemos preguntar que rol desempeña el "partido revolucionario" en todos estos desarrollos. Para comenzar, hemos visto que tiende a tener una funcion inhibitoria, en modo alguno de "vanguardia". alla donde existe o ejerce influencia tiende a refrenar el flujo de los acontecimientos, no a "coordinar" las fuerzas revolucionarias. Esto no es casual. El partido esta estructurado de acuerdo con las lineas jerarquicas que refleja la sociedad misma a la que pretende oponerse. Pese a sus pretensiones teoricas es un organismo burgues, un Estado en miniatura, con un aparato y un cuadro cuya funcion es tomar el poder, no disolverlo. Afincado en el periodo pre-revolucionario asimila todas las formas tecnicas y mentalidad de la burocracia. Sus miembros estan educados en la obediencia, en los conceptos preformados de un dogma rigido, y enseñados a reverenciar el liderismo. este liderismo o funcion dirigente del partido, a su vez, se basa en costumbres nacidas del mando, la autoridad, la manipulacion y hegemonia. Esta situacion empeora cuando el partido participa en elecciones parlamentarias. Debido a las exigencias de las campañas electorales, el partido acaba de modelarse a si mismo totalmente de acuerdo con las formas existentes e incluso adquiere los atavios externos del partido electoral. La situacion se deteriora aun mucho mas cuando el partido adquiere grandes medios de propaganda, costosos cuarteles generales, numerosos periodicos controlados rigidamente por la cuspide, y un "Aparato" pagado ; en resumen, una burocratia con intereses creados.

LA JERARQUIA DEL MANDO

A medida que el partido crece la distancia entre la direccion y los hombres de base se acrecienta fatalmente. Los lideres no solamente se convierten en "personajes", sino que pierden contacto con la situacion viva en las filas bajas. Los grupos locales, que conocen su situacion de cada momento mucho mejor que cualquier lider remoto, se ven obligados a subordinar su vision directa a las directrices de arriba. Los dirigentes que carecen de todo conocimiento directo de los problemas locales responden rutinaria y cautamente. Si bien reclam una mayor amplitud de mras y justifica una mayor "competencia teorica" propria, la competencia del lider tiende a disminuir cuanto mas asciende en la jerarquia de mando. Cuando mas nos acercamos al nivel donde se toman las decisiones "reales", mejor observamos el caracter conservador del proceso que elabora las decisiones, cuanto mas burocraticos y ajenos son los factores que entran en juego, tanto mas las consideraciones de prestigio y el atrincheramiento suplantan la creacion, la imaginacion y la dedicacion desinteresada a los objetivos revolucionarios.

El resultado es que el partido se hace menos eficiente desde un punto de vista revolucionario, cuanto mas busca la eficiencia en la jerarquia, los cuadros y la centralizacion. Aunque todos vayan al paso, las ordenes suelen ser en general equivocadas, sobre todo cuando los acontecimientos empiezan a fluir rapidos y a tomar giros inesperados, lo cual acaece en todas las revoluciones. El partido solamente es eficiente en un sentido : en el de moldear a la sociedad de acuerdo con su propria imagen jerarquica si la revolucion tiene exito. Crea la burocracia, la centralizacion y el Estado. Alienta las condiciones sociales que justifican este tipo de sociedad. De aqui que en vez de desaparecer progresivamente, el Estado controlado por el "glorioso partido" preserva las condiciones esenciales que "necesita" la existencia de un Estado, y de un partido para "guardarlo".

(...)

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Falta lo obvio
Por Javier - Thursday, Nov. 25, 2004 at 2:51 AM

Muy interesante.........
Me imagino que como tuvieron tiempo para tanto analisis, tambien lo tuvieron para desarrollar una forma alternativa de construcción revolucionaria. Escucho atentamente

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en fin
Por F. - Thursday, Nov. 25, 2004 at 6:16 AM

Pese a que hay un par de conceptos aceptables (dentro de otro contexto) el artículo es de tal endeblez teórica y tan ahistórico que ni vale la pena refutarlo.

Y el intento de asociarlo con los acontecimientos del 19 y 20 sigue en la línea del delirio total. Muy rápidamente y sin profundizar, mezclan pseudo conceptos sobre partidos revolucionarios aplicados a partidos de izquierda de corte reformista sin referencia de contexto (por ejemplo el papel del PJ y las internas del mismo).

En resumen: teóricamente es un flan acratoide que orienta a la desorganización de las masas, las cuales, para el/los ignorante/s que escribieron este opúsculo es la condición indispensable y comprobable históricamente de derrota de procesos revolucionarios. Y si no, que nombren una revolución "espontánea" triunfante. O en su defecto una revolución triunfante de cualquier signo ideológico (izuiqerda, derecha o lo que sea) que no haya necesitado de una organización. Soy todo oídos.

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ah
Por F. - Thursday, Nov. 25, 2004 at 6:19 AM

y para los sesudos escribas, que no se preocupen dado que para que haya un partido revolucionario el mismo partido debe reconocerse como tal, cosa que no sucede en nuestro país o sólo en partidos muy chicos y sin influencia real en las masas, así que paren con la paranoia. Total, el pensamiento evidentemente no es lo de ustedes, para qué hacerse la cabeza?

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reproducen lo que dicen combatir
Por Rick Hunter - Thursday, Nov. 25, 2004 at 10:38 AM

La verdad es siempre concreta, muchachos.

El texto critica (muy bien) esa manía anti-marxista de transplantar acríticamente y ahistóricamente cosas de la revolución RUSA a la Argentina o de analizar la realidad Argentina a través de la experiencia bolchevique. Pero termina diciendo que analicemos la realidad de la intervención de la izquierda argentina en las asambleas populares en el 2002 a través de la experiencia de las asambleas estudiantiles del mayo francés.

En fin, como dice F., el artículo naufraga en la eterna cantinela de "marxismo=caca/partido=caca" que es tan funcional a las clases dominantes como el accionar pedorro de ciertos partidos/militantes marxistas que critican.

Además, no hay ninguna propuesta concreta (por lo menos en este texto) que responda a la pregunta ¿Qué hacer?

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Sere curioso
Por Observer - Thursday, Nov. 25, 2004 at 1:42 PM


¿En algun lado no ocurrio que la vanguardia revolucionaria se convirtiese en una dictadura sanguinaria que fue precedida por luchas internas entre los que querian liderar?

¿fallo en algun lado el leninismo en dar origen a dictaduras aberrantes?.

Diganme en que lugar no paso eso.

¿Cuantas veces necesitan tropezar con la misma piedra?, ¿Cuantos millones de purgados y desviados burgueses asesinados en cuantos continentes?.

Pero insisto: hubo algun lugar donde ese enfoque del cambio produjera resultados positivos sin crimenes o peor aun, resultados positivos despues de todos los crimenes que realizo en nombre del hombre nuevo y todo ese verso?.

Yo creo que no. Y jamas conoci a nadie que me demostrara lo contrario. Por todos lados metas no cumplidas, fracaso y crimen.

China se dio cuenta a tiempo y acaba de hacerse capitalista. Pero le llevo 30.000.000 de muertos en purgas y procesos de "re-educacion" el "descubrimiento".

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a javier
Por yo - Thursday, Nov. 25, 2004 at 1:54 PM

A vos de encontrarla javier, basta de todo esperar de un maestro, de un dios.
Y si lees un poco mas atentivamente vas a encontrar la repuesta.

Pero bueno la secunda parte va a venir mas tarde.

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mas que curioso serás pelotudo e hijo de puta, Observer
Por socialismo o barbarie - Thursday, Nov. 25, 2004 at 2:35 PM

Demonizando las revoluciones porque muere gente en ellas sin hacer ningún análisis de porque tuvieron que hacerse las revoluciones.

Con boludos como vos, todavía estaríamos en el feudalismo.

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Opinión
Por Luchador Anarquista - Thursday, Nov. 25, 2004 at 5:49 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

Para el tal "F.": Quisiera que me digas cuándo los partidos "revolucionarios" y las vanguardias hicieron una Revolución victoriosa.

Supuestamente, el marxismo considera que la dictadura del proletariado es parte del proceso revolucionario. En esta etapa, el "gobierno de los trabajadores" debería eliminar todo resavio de capitalismo para que luego, una vez derrotado el mismo, el estado cayera solo ("como un fruto maduro") y se edificara el comunismo.

Sin embargo, eso no pasó nunca, siempre esas dictaduras condujeron al fortalecimiento del Estado. Quisiera saber cuándo triunfó el marxismo, ya que todas las Revoluciones que revindican no triunfaron, porque ninguna llevó al socialismo, ninguna hizo que el Estado cayera solo. Lo único que hicieron fue volver al capitalismo.

Quizás el anarquismo fue derrotado en los países donde se realizó, pero fue derrotado por invasiones externas y por la traición de muchos marxistas. En cambio el marxismo fracasó porque su ideología y sus métodos no sirven, no son correctos. Fracasaron ideológicamente, mientras que el anarquismo solo fue derrotado con la violencia.

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¿Rebolución?
Por Carlos Martel - Thursday, Nov. 25, 2004 at 6:19 PM

El camarada preopinante tiene razón. La rebolución es el motor de la historia, la fuerza viva de la humanidad que se alza para derrocar al régimen tirano que oprime a los sin nombre, a los desclazados, a los excluídos, por eso, en cada guerra de banderas en la puerta de sociales -para ver que grupete la tiene más grande- se esta gestando un nuevo mundo, uno mucho más justo, donde la juventud, entre librito y fotocopia, combate con sus cantos al hambre y la pobreza, e integra al otro, a los excluídos.

Roberto Santucho cuando estubo en el mayo frances preguntó donde estaban los arsenales y nadie le pudo contestar. Entonces el lider del ERP dijo que eso no era una rebolución. ¿Qué diría hoy de aquellos que se llenan la boca de esta palabra?.

Sin embargo, la rebolución postmoderna, la que se hace con una banderita un poco más grande que la de nuestro contrincante, que pienza en un noventa por ciento igual, pero que esa diferencia lo hace nuestro peor enemigo, si bien no tiene ningúna posibilidad de exito, como tampoco lo tenía la otra, por lo menos tiene la descensia de no derramar sangre al pedo, tanto propia como ajena.

En definitiva. ¿Qué rebolución trinfante ha traído una vida mejor al pueblo? Jóvenes carcames como los miembros del Movimiento Stalin Vive, Venceremos o cualquier otro grupete pseudo estudiantil creen que ellos son la rebolución, que sus reivindicaciones y banderas son el arma que derroca a los gobiernos tiránicos, cuando no son más que meros tiros de salva, aunque, es necesario reconocer, como dije precedentemente, que tienen la descencia de no matar gente al pedo.

¿Cuales fueron las reboluciones del siglo pasado que han traído a los hombres una vida más digna?

¿Qué rebolución no trajo en definitiva, por uno u otro motivo, sin indagar en la legitimidad o no de sus ideas o en el uso no de la violencia, mayores desgracias que las que intentaba modificar?

Pero no nos desviemos, busquemos a la rebolución de la que habla el camarada preopinante, estárá con los piqueteros, con los vecinos autoconvocados, con ahorristas estafados.

¿Qué nuevo mundo nos traen?

¿Qué nueva historia construyen?

Unos la historia de la violencia y el patoterismo barato, llena de caudillos, que en caso de adquirir más poder deberemos confiar en su buena voluntad. Son las banderas nuevamente las que se alzan en el silencio, pero con otro nombre. ¿Cuanto le gustaría a Castels que la próxima marcha este encabezado con una pancarta con su rostro sufriente y no con la del Che Guevara? Son los nuevos rebolucionarios, los rebolucionarios que construyen su propio "mito" y crean su propio martirio.

Los ahorristas, .. bueno, me canse. Dejo el resto a los cráneos de indymedia.

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-aclaración-
Por Carlos Martel - Thursday, Nov. 25, 2004 at 6:22 PM

Mi comentario esta dirigido a "por socialismo o barbarie Thursday November 25, 2004 at 01:35 PM" pero se han intercalado otros post.

Sinceras disculpas

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para Observer
Por Lalo - Thursday, Nov. 25, 2004 at 8:16 PM


Tenes razon. El lininismo solo engendro monstuos y no aporto nada. Ni siquiera regimenes sustentables porque el que no se desintegra se transforma en su opuesto (China, Cuba)

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a "luchador anarquista"
Por F. - Thursday, Nov. 25, 2004 at 10:29 PM

Dado que yo en ningún momento dije que tengan que ser de "izquierda", te podría decir el ejemplo más cercano a nosotros: 25 de Mayo de 1810, con partidos políticos movilizando la revolución y "putsch" militar incluido.

Sigo esperando datos sobre alguna "revolución anarquista", y lo digo en serio, estoy muy curioso al respecto

Y el caso más conocido de revolución triunfante es el de la Revolución Rusa, por mucho que algunos digan que no. En todo caso, podrán no gustarnos los resultados, pero... qué quedó del viejo orden?

Sigo esperando una respuesta coherente y que no adolezca de ahistoricidad

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el mito anarquista: la amalgama marxismo=totalitarismo
Por Leonardo Mir - Friday, Nov. 26, 2004 at 12:23 AM

Sí, el marxismo considera que la dictadura del proletariado es parte del proceso revolucionario. La dictadura del proletariado para el marxismo es el régimen político más democrático que se pueda imaginar antes de la extinción de las clases sociales. Es una dictadura porque defiende el derecho de los obreros contra el de los patrones. Por lo tanto es una dictadura RESPECTO DE LOS PATRONES. Pero respecto a los proletarios es un régimen democrático, infinitamente más democrático que cualquier otro. Y lo es infinitamente por dos motivos: 1) porque es un régimen que representa a la amplia mayoría del pueblo, a los que solo tienen su fuerza de trabajo como medio de vida, y 2) porque necesita de la democracia como el combustible que le permite funcionar en plenitud.

La revolución rusa fue un intento de dictadura del proletariado que fue derrotado.
Y no fue derrotada por problemas teóricos intrínsecos sino por la acción de 14 ejércitos invasores unidos a los ejércitos blancos contrarrevolucionarios. Sumando a esto las penosas condiciones económicas, la existencia de un proletariado aún poco numeroso en relación al campesinado. Sin dejar de tener en cuenta la acción de los partidos reformistas y el boicot social de los perdedores. (Dicho todo esto en una apretadísima síntesis que no reemplaza al estudio de los hechos concretos).

Existieron también errores de los dirigentes bolcheviques. Pero esos errores no forman parte de la teoría marxista. Por el contrario, el marxismo es la denominación popular de la ciencia social puesta en pie por Marx y Engels, el materialismo histórico y dialéctico. Como ciencia que es, se desarrolla a partir del conocimiento de su materia y debe ser capaz de analizar crítica y dialécticamente los distintos hechos políticos, sociales y económicos.

Pero inclusive los errores no surgen de la nada sino que están relacionados con los hechos concretos en sí. Esto no significa creer que nunca, jamás, ni en ningún lado, Marx, Lenin o Trotsky no puedan haber cometido algún traspié o haber sacado algunas conclusiones de tipo teórico que estuviesen equivocadas. Lo que se debe tener en cuenta es que esos errores no forman del cuerpo de la teoría marxista, y que esta, como una teoría viva y científica que es, puede corregir esos aspectos.

Durante el desarrollo de los propios hechos concretos –la revolución rusa- Rosa Luxemburgo realizó algunas críticas válidas, entre las cuales voy a mencionar que ella consideraba un serio error el reparto de la tierra entre los campesinos, poniendo en pie una nueva clase propietaria en vez de buscar una salida socialista al problema de la tierra y los latifundios.

Otros errores señalados por varios teóricos y militantes tienen que ver con las limitaciones que se impusieron a la democracia DENTRO del propio partido bolchevique y la creciente estratificación social que comenzó luego de los peores años de la guerra civil..

La crítica hacia el “capitalismo de estado” y la de los que opinan que el "gobierno de los trabajadores" debería eliminar todo resabio de capitalismo en forma inmediata, no tiene en cuenta las condiciones concretas, se saltean la necesidad de hacer un análisis de la realidad concreta para reemplazarlo por exigencias dogmáticas.

Y sobretodo, estos críticos del marxismo caen en la gran falacia de amalgamar al marxismo con las dictaduras burocráticas. ¿Puede haber algo políticamente más perverso? Luego de que la revolución es derrotada. Luego de que la burocracia se ha encaramado en el estado convirtiéndolo en un estado totalitario y genocida, luego de que ese estado ha perseguido a los revolucionarios hasta exterminarlos, luego de que esa burocracia estalinista a ayudado a la derrota de las revoluciones en China y en España, luego de al finalizar la 2da. Guerra mundial, y aplastando a los proletariados europeos erigiera “gobiernos populares” en gran parte de Europa del Este, en fin, luego de todos los innumerables crímenes políticos llevados a cabo por esa excrescencia contrarrevolucionaria que finalmente se ha reconvertido en propietaria, tenemos que escuchar que “las dictaduras siempre condujeron al fortalecimiento del Estado”, y se pretende que todos los males de las dictaduras son consecuencia de la teoría marxista.

Solo caben dos interpretaciones ante ese discurso miserable: o se trata de agentes enemigos o se trata de compañeros muy confundidos.


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para "El Facha" Martel
Por socialismo o barbarie - Friday, Nov. 26, 2004 at 11:09 AM

Lo vuelvo a repetir, con tipos como vos nos quedábamos en el feudalismo.

Vos te cagás en todos -EN TODOS- los tipos que lucharon por una sociedad mejor.

Tu prédica contrarrevolucionaria causa muchísima más sangre y sufrimiento que los intentos revolucionarios de NUESTRO PUEBLO (pues la revolución no la hacen individuos o grupos que "le lavan la cabeza a tu gente" como tu pensamiento policial te dice) y los pueblos del mundo.

Las organizaciones de las que hablás (y hasta personas como vos) son expresión de la conciencia política (múltiple, contradictoria, fluctuante) de nuestro pueblo, pues ¿adivina qué? los que formamos esas organizaciones no crecemos de los árboles, sino que somos parte del pueblo.

Asi que tu mensaje contrarrevolucionario debería ir dirigido al pueblo argentino del que vos mismo formás parte y a los demás pueblos del mundo y decirles: "¿por qué se rebelan contra la opresión? ¿por qué no se resignan, como yo lo hice, a que el mundo fue y será una porquería? No luchen. No piensen en el mundo que le dejan a sus hijos, no piensen, no sientan, hagan lo que dice el patrón, la TV, obedezcan al gobierno y a la policía pero... ¡guay de meterse en política y dejar que te "chupen" los revoltosos! ¡Guarda que te lavan el cerebro, eh! No seas boludo, no te metás."

Algunos sí te escucharán, sobre todo los que tienen la panza llena y jamás les chupó un huevo lo que pasa afuera del country. Pero hay otros más testaduros y maleducados que ante la opción de morirse de hambre, robar y organizarse, eligen organizarse. Mirá vos que desconsiderados, ¡no quieren morirse de hambre en silencio! Ah, y también están los que quieren "hacer política" con las reivindicaciones de los pobres. ¡Malvados! ¡En vez de dejarle el lugar al Estado y la Iglesia se atreven a decirle a los pobres que no tienen por qué serlo, que son ellos los que deben gobernar y manejar la economía, que es posible una sociedad sin hambre ni miseria, pero que para eso es necesario enfrentar a la minoría rica y asesina que nos domina. ¡Qué antidemocráticos! Quieren que gobiernen las mayorías trabajadoras en vez de la minoría explotadora y sus ezbirros represores y demagogos.

Que le vamos a hacer, hay que matarlos a todos.

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Opinión
Por Luchador Anarquista - Friday, Nov. 26, 2004 at 5:13 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

Para "F.": Yo creo que el problema que tenés en tu crítica es que no has leído, o al menos no has intentado entender, el folleto que aquí transcribieron. Quizás si no consideraras que este texto "es de tal endeblez teórica y tan ahistórico que ni vale la pena refutarlo", podrías leer con una visión más abierta, menos ciega y menos prejuiciosa.

En ningún momento se critica la organización de los revolucionarios, sino que se critica a los partidos políticos que se dicen o intentan ser revolucionarios (Incluso en el texto destaca que las revoluciones espontáneamente tienden a crear sus propias formas de "autogobierno revolucionario", osea que no solo no critica a las organizaciones revolucionarias, sino que las elogia).

Por lo tanto, lo que está en discusión es si es o no efectivo a los fines revolucionarios la existencia de una dirección centralizada y de partidos de izquierda. Por eso es que con mi anterior mensaje intenté cambiar tu pregunta: En vez de preguntarse si alguna revolución "espontánea" triunfó, habría que preguntarse cuándo los partidos "revolucionarios" alcanzaron la victoria. Y si nunca éstos alcanzaron la victoria, habría entonces que pensar que la espontaneidad es más efectiva o que al menos no ha fracasado y es digna de ser al menos considerada.

El ejemplo de la "revolución de mayo" no se aplica porque lo que muchos de sus máximos líderes pretendían no era una Revolución, sino que consideraban que estaban defendiendo al Rey de España con su accionar, cuando no buscaban una monarquía criolla (lo cual no es un cambio radical de las instituciones, sino un cambio de amos).

Y no me digas que en ningún momento dijiste que la revolución debía ser de izquierda porque es algo que supone cualquiera. Si analizamos de dónde viene el nombre de izquierda (la posición que ocupaban los miembros de las asambleas en la Revolución Francesa más radicales), podemos darnos cuenta que es una forma de designar a quienes defienden posturas o ideas tendientes al cambio, en oposición a la derecha, que tiende a conservar el sistema. Por lo tanto, una revolución al ser un cambio radical del sistema es de izquierda, por definición, más allá de las ideas que defienda (por ejemplo: en su momento, el liberalismo era de izquierda y hoy día la izquierda se opone a esa ideología y defiende otra, el socialismo). Si la supuesta revolución no cumple esto, si no es de izquierda, entonces quizás en vez de una Revolución es un golpe de Estado.

Y sobre tu pedido de datos sobre una Revolución anarquista, te recomiendo estos dos links: http://www.alasbarricadas.org/ateneo/modules/wikimod/index.php?page=Revolución%20Española y http://www.alasbarricadas.org/ateneo/modules/wikimod/index.php?page=Los%20makhnovistas

Para Leonardo Mir: Yo creo que es cierto que la intención de Marx y de otros pensadores marxistas no era la de imponer una dictadura sangrienta que deforme el socialismo y lo convierta en capitalismo de Estado y que reprima a todo auténtico revolucionario que se atreva a cuestionar lo que esta dictadura hace.

Pero yo creo que esto es la consecuencia de ideas incorrectas y no consecuencia de hechos fortuitos, como vos decís. Si uno lee las críticas que Bakunin hacía contra el marxismo, cuando todavía el marxismo no había llegado al poder, cuando Stalin no había nacido, uno se puede dar cuenta de que esto es consecuencia de la teoría marxista, ya que ocurrió todo lo que Bakunin predijo para el marxismo, basándose únicamente en las opiniones de Marx.

Recordemos, por ejemplo, la siguiente frase: “la sociedad podrá y deberá empezar su propia reorganización que, sin embargo, no debe efectuarse de arriba abajo, ni de acuerdo con algún plan ideal proyectado por unos pocos sabios o filósofos, ni mediante decretos promulgados por algún poder dictatorial, o incluso por una Asamblea Nacional u elegida por sufragio universal. Tal sistema, como ya se ha dicho, llevaría inevitablemente a la formación de una aristocracia gubernamental, es decir, a una clase de personas que nada tiene en común con las masas del pueblo; y esta clase volvería con toda certeza a explotar y someter a las masas bajo el pretexto del bienestar común o de la salvación del estado” y esta: “Todo Estado, incluso el Estado seudo-popular inventado por el señor Marx, no es en esencia más que una maquinaria para que las masas sean gobernadas desde arriba por una minoría privilegiada de intelectuales presuntuosos que creen saber mejor que el propio pueblo lo que el pueblo necesita y desea... Pero el pueblo, no se sentirá mejor porque el bastón con que se les golpea lleve el rótulo de bastón del pueblo”.

Son demasiadas las coincidencias, ya que todas las revoluciones marxistas cuando tomaron el poder llevaron a dictaduras sangrientas alejadas del socialismo y del pueblo y para colmo, todo esto coincide con lo que los socialistas libertarios decían en oposición al marxismo en el terreno de las ideas, cuestionando a la teoría marxista.

Una de las más grandes discrepancias entre marxistas y anarquistas radica en que los primeros dicen que las clases capitalistas, el poder económico, crea al poder político, el Estado, para proteger la propiedad privada. Según Marx, el Estado es una superestructura, que caerá por su peso cuando el capitalismo ya no exista. Entonces, es válido que los obreros tomen el Estado y utilicen su aparato para tirar abajo el capitalismo y luego el Estado caería solo, como un fruto maduro.

Los anarquistas, en cambio, dicen que es un círculo: Es cierto, las clases privilegiadas crean al Estado para proteger sus privilegios, pero a su vez el Estado crea privilegios y, por lo tanto, crea la clase privilegiada. Osea que si el estado se encontrara en manos de obreros, una vez que el capitalismo desaparezca, los obreros que detentan el poder dejarán de ser de su clase, y comenzarán a tener privilegios, lo que reconstruye la sociedad anterior. El Estado, entonces, le saca a los trabajadores el fruto de su trabajo para que se lo quede un grupo reducido de la sociedad, que ya no se llama burguesía, sino burocracia, pero que es lo mismo. El Estado "socialista" en vez de caer como un fruto maduro, no hace más que reconstruir el sistema explotador derrocado, reconstruir los privilegios e irse degradando cada vez más, hasta que el socialismo es solo un nombre y un color en la bandera, mientras que en la práctica son un país capitalista (como es el caso de China, por ejemplo).

Todo esto radica en lo que el marxismo considera sobre el estado. Dirán que todas las revoluciones marxistas llevaron a lo mismo porque hubo “gente mala” que se adueñó del Estado auténticamente comunista, para realizar sus “maldades”. Pero eso es un simplismo que no sirve de nada: Siempre va a haber mala gente, siempre van a haber corruptos, siempre van a haber autoritarios, siempre van a haber personas que quieren adueñarse de todo, siempre van a haber mentirosos, siempre van a haber conspiradores, porque el hombre, siempre que puede, domina al prójimo y es muy corrompible. En el caso de la Revolución Rusa, por ejemplo, la culpa de lo que pasó no es sólo de Stalin, sino que habría que pensar por qué esa dictadura que se impuso creo todas las posibilidades para que asumiera un individuo de esas características.

Por eso, hay que pensar en un sistema donde no haya un solo individuo que dirige todo, ya que si ese individuo se corrompe, el sistema fracasa. Cuando se dice que el problema son los hombres y no las instituciones, se está mintiendo. Los hombres son de determinada forma, las instituciones deben amoldarse a ellos, ya que éstas van a estar en manos de personas, no de máquinas, y si no cumple eso, entonces el problema es la institución.

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y la comuna de París?
Por obreros o patrones - Friday, Nov. 26, 2004 at 5:44 PM

Creo que lo que Bakunin criticaba no era el marxismo sino la caricatura que él hacía del marxismo.

Ahora, después de la Comuna de París, M&E dijeron que esa debía ser la forma de la dictadura del proletariado. Funcionarios con mandato, cobrando el mismo sueldo que un obrero calificado, revocables, las armas para el pueblo, rotación en los puestos ("si todos son burócratas, nadie es un burócrata").

¿Hay algo malo en esa propuesta?

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Crítica anarquista y crítica marxista
Por Leonardo Mir - Saturday, Nov. 27, 2004 at 1:52 AM

“Luchador anarquista” dice:

 

“…que todas las revoluciones marxistas cuando tomaron el poder llevaron a dictaduras sangrientas alejadas del socialismo y del pueblo…”

 

Antes de comenzar a debatir es necesario ponerse de acuerdo con el sentido que se le da a las palabras. No hay modo de entenderse si yo llamo blanco a lo que tu llamas negro. Pero además es necesario que las palabras tengan un sentido. No basta con que llamemos a las cosas por el mismo nombre si nos hemos puesto de acuerdo en utilizar los términos equivocados.

Por ejemplo: podríamos ponernos de acuerdo en llamar “anarquismo” a las dictaduras militares. Pero como ya he dicho, ese acuerdo tiene un problema. El problema es que nos hemos puesto de acuerdo en un disparate y nuestras conclusiones seguramente van a ser también disparatadas.

Toda esta introducción es producto de la insistencia de ciertas personas en poner los rótulos equivocados y construir a partir de allí teorías.

“Luchador anarquista” y muchos otros camaradas anarquistas parten de la premisa falsa que asocia “revoluciones marxistas” a esos engendros estalinistas que no solo no son marxistas sino que son lo opuesto al marxismo. Y más aún. No se trata ni tan siquiera de algo “opuesto” sino de una tergiversación perversa políticamente contrarrevolucionaria.

 

Al efectuar esa “amalgama” se sitúan en un lugar cuanto menos dudoso. Es que al dejar correr o inclusive propagandizar esa falsedad se sitúan junto al gran falsificador estalinista al cual supuestamente combaten. Y digo “supuestamente” no porque ponga en duda la honorabilidad de los camaradas anarquistas sino porque en los hechos están colaborando con el estalinismo.

 

La crítica anarquista es –lo repito una vez más- bienvenida, pero sólo a condición de no faltar a la verdad.

 

El marxismo no es un dogma sino una ciencia social revolucionaria. De ahí que toda crítica constructiva significa un aporte al marxismo.

 

“Luchador anarquista” dice que yo he afirmado que la sangrienta dictadura estalinista ha sido producto de “hechos fortuitos”.

De ninguna manera yo considero “hechos fortuitos” al ataque a la revolución bolchevique organizada por catorce ejércitos invasores más los ejércitos blancos contrarrevolucionarios.

“Luchador anarquista” y muchos pensadores anarquistas y de la izquierda extraen conclusiones por los resultados del proceso sin detenerse a pensar, sin observar medianamente aunque sea medianamente los hechos concretos tal y como sucedieron.

He aquí una demostración de esto. “Luchador anarquista” reduce la cuestión a que Leonardo Mir considere que todo a sido debido a “hechos fortuitos”. ¿Porqué recurre “Luchador anarquista” a esta imprecisión? Pero supongamos que yo hubiera cometido esa incorrección. Eso no exime a “Luchador anarquista” de efectuar un análisis concreto y de extraer sus conclusiones de allí.

 

Y enseguida se apresura mi interlocutor a suponer que ese desenlace terrible de la revolución bolchevique se debió a “ideas incorrectas” del marxismo.

 

Si “Luchador anarquista” se tomara el trabajo de introducirse en el análisis de los hechos podría a posteriori efectuar una crítica de la labor de los bolcheviques, como por ejemplo la realizó Rosa Luxemburgo.


Tomemos el siguiente párrafo de “Luchador anarquista”:

 

“Recordemos, por ejemplo, la siguiente frase: “la sociedad podrá y deberá empezar su propia reorganización que, sin embargo, no debe efectuarse de arriba abajo, ni de acuerdo con algún plan ideal proyectado por unos pocos sabios o filósofos, ni mediante decretos promulgados por algún poder dictatorial, o incluso por una Asamblea Nacional u elegida por sufragio universal. Tal sistema, como ya se ha dicho, llevaría inevitablemente a la formación de una aristocracia gubernamental, es decir, a una clase de personas que nada tiene en común con las masas del pueblo; y esta clase volvería con toda certeza a explotar y someter a las masas bajo el pretexto del bienestar común o de la salvación del estado.

 

 

¿Cómo suponen los anarquistas que se resuelven los problemas derivados de la lucha de clases?

¿Qué debe hacerse con la tendencia natural a la organización que surge de la propia lógica de los hechos?

¿Cómo se resuelve la cuestión de las armas que apuntan contra el pueblo?

¿Qué forma debe adquirir el gobierno una vez tomado el poder? ¿Ninguna forma? ¿Ningún estado? ¿Ningún gobierno?

¿Qué se hace con el contraataque de las fuerzas reaccionarias?

 

Evidentemente los problemas no se disuelven ni desaparecen por arte de magia y las condiciones de la lucha no las fija exclusivamente el lado proletario.

¿Qué debió hacerse entonces ante los hechos concretos que se sucedieron luego de la toma del poder? ¿Qué debió hacerse “antes” de la toma del poder?

 

 

Volvamos de nuevo a “Luchador anarquista”:


”Una de las más grandes discrepancias entre marxistas y anarquistas radica en que los primeros dicen que las clases capitalistas, el poder económico, crea al poder político, el Estado, para proteger la propiedad privada. Según Marx, el Estado es una superestructura, que caerá por su peso cuando el capitalismo ya no exista. Entonces, es válido que los obreros tomen el Estado y utilicen su aparato para tirar abajo el capitalismo y luego el Estado caería solo, como un fruto maduro.”

 

Falso otra vez. El marxismo sostiene que el capitalismo no caerá solo sino que habrá que hacerlo caer, y que no existen situaciones sin salida para el capitalismo. Las crisis capitalistas si no se resuelven revolucionariamente son zanjadas a través de la desvalorización del capital en general, de la ruina de los capitalistas más atrasados y, fundamentalmente a través de la superexplotación obrera y la desocupación y miseria de la clase obrera y de otros sectores populares.

 

Dice “Luchador anarquista”:

 

”Es cierto, las clases privilegiadas crean al Estado para proteger sus privilegios, pero a su vez el Estado crea privilegios y, por lo tanto, crea la clase privilegiada. O sea que si el estado se encontrara en manos de obreros, una vez que el capitalismo desaparezca, los obreros que detentan el poder dejarán de ser de su clase, y comenzarán a tener privilegios, lo que reconstruye la sociedad anterior. El Estado, entonces, le saca a los trabajadores el fruto de su trabajo para que se lo quede un grupo reducido de la sociedad, que ya no se llama burguesía, sino burocracia, pero que es lo mismo. El Estado "socialista" en vez de caer como un fruto maduro, no hace más que reconstruir el sistema explotador derrocado, reconstruir los privilegios e irse degradando cada vez más, hasta que el socialismo es solo un nombre y un color en la bandera, mientras que en la práctica son un país capitalista (como es el caso de China, por ejemplo).”

 

El marxismo se propone –luego de la toma del poder- la progresiva desaparición del estado hasta su extinción como tal, es decir, como órgano de la dictadura de una clase contra otra u otras.

En tanto la burguesía siga existiendo, pretender la desaparición de la dictadura de los obreros contra la burguesía es algo entre ingenuo y criminal.

¿Cómo se supone que se va a evitar que los burgueses pretendan retomar el poder con las armas en la mano sin la existencia de un estado que defienda el derecho de los obreros a vivir sin patrones que los exploten?

El marxismo jamás construyó alguna teoría que sostenga que el estado obrero deba mantenerse por siempre ni mucho menos crecer y convertirse en un aparato extraño y opuesto a la clase proletaria.

Que sea eso lo que ocurrió tras la derrota de la revolución bolchevique no habilita  a exponer la falsedad de que el resultado sea consecuencia de “las ideas” marxistas.

El resultado, por el contrario, es el producto de la derrota de los marxistas frente a los ejércitos imperialistas y los burgueses rusos. Ello sumado al trabajo de zapa realizado por los funcionarios a los que recurrieron los bolcheviques para mantener en funcionamiento la maquinaria estatal.

¿Podría haberse hecho de otro modo? ¿Se equivocaron los bolcheviques al darle la tierra a los campesinos? ¿Se debió mantener la Asamblea Constituyente aunque eso hubiera significado la existencia de un “doble poder” –ya que los bolcheviques habían quedado en minoría en esa A.C.?

 

Para finalizar presento unos párrafos escogidos de Rosa Luxemburgo y la Revolución Rusa, por Hiram Hernández Castro, publicado en http://www.cubaliteraria.cu/ciencias_sociales/_edn5#_edn5

 

“Sería una loca idea pensar que todo lo que se hizo o se dejó de hacer en un experimento de dictadura del proletariado llevado a cabo en condiciones tan anormales, representa el pináculo mismo de la perfección (...) ni el idealismo más gigantesco ni el partido revolucionario más probado pueden realizar la democracia y el socialismo, sino solamente distorsionados intentos de una y otro”.

Mas esto no es para Rosa un demérito de los bolcheviques, sino la confirmación de la necesidad vital de que para que la Revolución y sus profundas transformaciones se consoliden, es imprescindible que acuda en su auxilio el movimiento obrero internacional, no sólo en apoyo a Rusia sino haciendo su propia revolución.

“... acción sin la cual hasta los mayores esfuerzos y sacrificios del proletariado de un solo país, inevitablemente se confunden en un fárrago de contradicciones y errores garrafales”.

Rosa veía en el bolchevismo la expresión más acabada y radical de la acción revolucionaria. En sus palabras se siente el temor a que los bolcheviques no puedan sostenerse en el poder, entre la manifestación de actitudes ineficaces de la extinta Internacional obrera y una revolución alemana que no comparece. Rosa, al igual que Lenin, denuncia la bancarrota y anhela la refundación de la Internacional, que debía caracterizarse por asumir la dirección de la lucha revolucionaria de clase contra el imperialismo en todos los países.

 

 

 

Si bien la Revolución Rusa constituía un paradigma, este no era ni podía ser perfecto e infalible. A Rosa le preocupan las generalizaciones normativas que Rusia podía fundar dentro del proletariado internacional. Las siempre cuestionables prácticas de poder, y las primeras medidas tomadas por el gobierno revolucionario, pulsan en Rosa un examen político desechando la vulgar y, por principio, reactiva apología.

“Lo que podrá sacar a la luz los tesoros de las experiencias y las enseñanzas, no será la apología acrítica sino la crítica penetrante y reflexiva.”

Rosa pone su atención en el problema agrario como tarea política y económica de primer orden. Su tesis en este sentido, es sencilla y lúcida. La consigna leninista “vayan y aprópiense de la tierra” no facilita una transición coherente hacia la futura reforma socialista en la agricultura, sino que la perjudica. Para Rosa, los bolcheviques, tan enfrascados en ganar el apoyo de hoy, han comprometido el futuro del proyecto socialista. Tornar de forma súbita y caótica la propiedad terrateniente en pequeñas propiedades campesinas, constituye un error pues no se puede convertir propiedades de relativa eficiencia, en primitivas unidades con técnicas atrasadas. ¿Cómo resolverán ahora el necesario abasto de productos sin poner a la ciudad a merced de la especulación campesina? ¿Cómo convencer mañana a esa masa rural convertida en propietaria, que socialice la propiedad en pro del desarrollo y el socialismo?

“La reforma agraria leninista creó una nueva y poderosa capa de enemigos populares del socialismo en el campo, enemigos cuya resistencia será más peligrosa y firme que la de todos los grandes terratenientes nobles.”

¿Qué debía hacerse? Ella afirma que cualquiera que sea la política  particular adoptada por  una economía socialista en el agro, debe primero nacionalizar la gran empresa y acercar la agricultura a la industria. Rosa comprende la imposibilidad de resolver en esos momentos la tarea más difícil, pero sostiene que un gobierno socialista no debe tomar medidas en su etapa de transición, que nieguen o traben las futuras transformaciones de las relaciones agrarias. No nos explica más, quizás estaba fuera de sus manos precisar o lo consideró inapropiado. De cualquier manera, la tesis de Rosa en su sentido normativo me parece certera. De hecho, Lenin había manifestado en junio de 1917 : “... a menos que la tierra sea cultivada en común por los trabajadores agrícolas usando la maquinaria más moderna y el asesoramiento científico-técnico de especialistas agrónomos, no habrá escape posible del yugo del capitalismo”.

 

 

Rosa apunta que los bolcheviques socializan tácticas políticas impuestas en fatales circunstancias, como si fueran virtudes de la Revolución. Es cierto que la agresión permanente del imperialismo –apunta la autora- no permite a los bolcheviques contar con un amplio margen de alternativas políticas con relación a las naciones alógenas. Sin embargo, se acude a la fraseología vacía del nacionalismo burgués para demostrar una vocación democrática que al interior de la sociedad –cree la autora- se ha comprometido negativamente. Para Rosa, no es el discurso democrático que apela a la soberanía el que garantiza la revolución, pues éste puede fácilmente ser manipulado por las elites burguesas nacionales, sino una democracia cotidiana que involucre a los actores sociales comprometidos con el cambio. No obstante, los desacuerdos entre Lenin y Rosa,  en cuanto a la cuestión de las nacionalidades, respondieron más a una táctica que a la teoría de Lenin sobre el nacionalismo y el derecho de autodeterminación.

A partir de aquí el texto se adentra en lo que pudiera considerarse el núcleo duro de las disensiones entre Rosa y el bolchevismo. Rosa analiza la disolución de la Asamblea Constituyente, el derecho al sufragio, la corrupción y el papel de los mecanismos democráticos de poder, la dictadura y la democracia. Montañas de artículos se han escrito argumentando las limitaciones de Luxemburgo o su posterior acercamiento a las concepciones leninistas, quizás en respuesta a tesis que convertían a Luxemburgo en el paradigma del llamado socialismo democrático o de tercera vía. En cuanto a la obra en cuestión, los “marxistas-leninistas” tendían a ocultarla o negarle madurez, mientras los socialdemócratas la proclamaban “el testamento político de Luxemburgo”. Unos y otros intentaron clausurar el sentido de la obra en función de intenciones políticas muy apartadas de la praxis revolucionaria que incentivó el pensamiento de la revolucionaria. 

Leer el texto rechazando interpretaciones dicotómicas es, sin dudas, encontrar preguntas medulares que continúan provocando insomnio al carácter emancipador. Hoy  importa menos si Rosa posteriormente se acercó a Lenin o viceversa, en la discusión teórica sobre el  poder, mucho más trascendente es la polémica en sí, que enriquece y aporta puntos de partida a un debate que no cuenta con definiciones infalibles. Cargar la balanza hacia uno u otro lado es anquilosar peligrosamente el pensamiento, persistir en el debate es, ante todo, negar que hayamos llegado al fin de la historia. El tema de las necesarias rupturas entre las prácticas políticas de una revolución burguesa y una revolución emancipadora, en cuanto a la socialización del poder, debe constituir uno de los núcleos duros del debate entre los actores sociales comprometidos con el cambio y la subversión política de la hegemonía dominadora.

Lenin había propuesto que el Congreso de los Soviets se convirtiera en Asamblea Constituyente, pero este criterio no tuvo consenso pues el Partido Bolchevique había utilizado la convocatoria sin demora a la Asamblea, como política contra el Gobierno Provisional. Sin embargo, era evidente que la Asamblea sería configurada con una mayoría del ala derecha del partido social-revolucionario, decidido a entorpecer el camino bolchevique, creando una situación de doble poder intolerable para el nuevo gobierno. En la mañana del 20 de enero, el gobierno declara disuelta la Asamblea con el argumento de que ésta estaba incapacitada para asumir el giro político radical que significaba la Revolución. Se deshacía así un grave peligro, y esto era posible pues no existía en el pueblo ruso una tradición afín al parlamento como institución representativa.

Rosa aprueba la disolución de aquella Asamblea, pero insta a salvar los fundamentos de la institución como instrumento democrático para el nuevo contexto de relaciones sociales que una Revolución socialista debía establecer. Para ella el parlamento, el sufragio, la libertad de prensa, asociación, reunión, etc. son meros mecanismos formales en manos de la burguesía, pero reales y efectivos como control y consulta popular en un nuevo orden socialista. Luxemburgo aprueba el puño de hierro expresado en política concreta contra enemigos de la Revolución, pero la rechaza  en tanto “ley general de largo alcance” lo cual afecta la democracia no sólo como valor, sino como instrumento de la política socialista. No es un problema de mera justicia –nos dice- sino una necesidad vital para la libertad política donde intervienen amplias masas.

“Con toda seguridad, toda institución democrática tiene sus límites e inconvenientes, lo que indudablemente sucede con todas las instituciones humanas. Pero el remedio que encontraron Lenin y Trotsky, la eliminación de la democracia como tal, es peor que la enfermedad que se supone va a curar, pues detiene la única fuente viva de la cual puede surgir el correctivo a todos los males innatos de las instituciones sociales. Esa fuente es la vida política activa, sin trabas, enérgica, de las más amplias masas populares.”

En su análisis sobre la dictadura del proletariado, la autora insiste que será cualitativamente superior en correspondencia al entrenamiento y cultura política del pueblo. Cultura política que se gana sólo en el ejercicio del poder, y para esto las masas no pueden vivir en estado de asepsia, alejadas de las decisiones públicas, donde siempre será inevitable disentir. Las tareas y fines propuestas por los bolcheviques, necesitan de la experiencia y la politización de la masa. Podríamos interpretar de Rosa importa menos el número de militantes del partido, que las influencias recíprocas establecidas entre éste y la sociedad sobre la base de la libertad política.

El marxismo dogmático sostiene que la clase obrera tiende a una conciencia corporativa o tradeunionista como expresión de sus intereses inmediatos. La ideología viene desde el exterior y sería la acción del Partido quien, conformado por intelectuales identificados con la clase obrera y sectores esclarecidos, conformaría una vanguardia. Vanguardia que dirige a la vez que educa. Se trata de hacer comprender –por métodos persuasivos- los fines históricos del proyecto e inculcar en la clase comportamientos de unidad revolucionaria coherentes con él.

Sin embargo -apunta Rosa- ese momento político en el cual un partido se pone a la vanguardia, no es un don dado de una vez y para siempre, sino que debe constituirse en la lucha cotidiana, el riesgo político y el aprovechamiento de la experiencia de la masa; principios esenciales  para evitar la burocratización y anquilosamiento de las prácticas de poder. El propio Lenin dedicó sus últimas energías a luchar contra el fenómeno burocrático. No obstante, fue dominante la idea de que el burocratismo era un fenómeno hereditario y no un efecto sistémico. En el texto de Rosa podemos enfrentar el vigente peligro de sostener una visión instrumental del aparato estatal, donde la unidad de los actores sociales junto a su vanguardia se asuma como un principio a priori y no como la consecuencia política de la acción de una masa críticamente politizada. Es preciso no olvidar que la revolución bolchevique, (como cualquier revolución emancipadora) “no se trataba de una alternancia en el gobierno, sino de una alternativa (...) de dimensión mundial.”[15] Y esto hace imprescindible no cejar en esta discusión.

Es esencial analizar con seriedad las condiciones de posibilidad que permitieron a Stalin llegar y consolidar su megapoder mediante una estructura piramidal de orden y mando. A contrapelo del discurso, es conocido que el Buró Político concentró un poder incontestable y monopolizó las decisiones a todos los niveles. Es al pensamiento revolucionario a quien corresponde hacer la crítica más filosa contra un régimen que muy lejos de cometer errores,  cometió el genocidio contra su propio pueblo. ¿Quién puede negar hoy que los peligros que Rosa mencionaba fueran ciertos?

“... en realidad dirigen sólo una docena de cabezas pensantes, y de vez en cuando se invita a una elite de la clase obrera a reuniones donde deben aplaudir los discursos de los dirigentes, y aprobar por unanimidad las mociones propuestas –en el fondo, entonces, una camarilla- una dictadura, por cierto, no la dictadura del proletariado sino la de un grupo de políticos, es decir, una dictadura en el sentido burgués.”

 

 

 

Quizá es cierto que ni Marx ni Lenin ni Rosa, pueden ofrecernos todas las respuestas y preguntas que hoy necesitamos. Pero, sin dudas, ellos abrieron brechas y hoy es imprescindible apropiarnos de su memoria histórica de combate. Así vio Lenin a Rosa “como un águila de la cual había que publicar sus obras completas, pues serían útiles a muchas generaciones”

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Para "Yo - Carlos Martel", el nazibundo
Por Brutus - Saturday, Nov. 27, 2004 at 2:49 AM


Si leyeses un poco mas (historia y castellano, por ejemplo) aprenderias que "atentivamente" se dice ATENTAMENTE,
"segunda" se escribe con G,
"revolucion" con V,
"desclasado" con S,
lo tuyo no es DESCENCIA sino "decencia" lo que te falta
y a "carcamen" le faltan varias letras para ser CARCAMANES

Tal vez nosotros esperemos vanamente de un Dios, pero a vos si que te hace falta un maestro de primaria en Paris.

Incluso tus lecturitas Francesas sobre la Argentina son parciales y tendenciosas (como buen facho, sacando las cosas de contexto).

Cuando Santucho pregunto en Paris a su acompañante trotskysta donde estaban los fierros, lo hizo con una razon muy especifica. La pregunta iba dirigida -fina y maliciosamente- a la direccion de la IV° internacional y los jovenes situacionistas pequeño-burgueses que se masturbaban amotinados en la Universidad de la Sorbona proclamando que el poder podria caer solito sin intervencion de la violencia popular organizada.

Y en las proximas elecciones no dejes de votar al ciclope nazi de Le Pen. Si no te fusila por tarado, a vos con un solo pais te alcanza de sobra para vivir arrastrado.

et puis, je te nique la gueule!

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Opinión
Por Luchador Anarquista - Saturday, Nov. 27, 2004 at 9:26 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

Leonardo Mir: Quizás el término adecuado no es el que utilicé, cuando dije que vos considerabas que lo que denominás “derrota” (yo lo llamaría mejor fracaso) del intento de dictadura del proletariado en Rusia se debía a hechos fortuitos. Pero lo que quiero decir con eso es que vos consideras que el problema no es la teoría marxista, sino que son hechos ajenos a ésta, imprevisibles (de ahí lo de fortuitos).

Lo que dijiste, textualmente, es: “La revolución rusa fue un intento de dictadura del proletariado que fue derrotado. Y no fue derrotada por problemas teóricos intrínsecos sino por la acción de 14 ejércitos invasores unidos a los ejércitos blancos contrarrevolucionarios. Sumando a esto las penosas condiciones económicas, la existencia de un proletariado aún poco numeroso en relación al campesinado. Sin dejar de tener en cuenta la acción de los partidos reformistas y el boicot social de los perdedores. (Dicho todo esto en una apretadísima síntesis que no reemplaza al estudio de los hechos concretos). Existieron también errores de los dirigentes bolcheviques. Pero esos errores no forman parte de la teoría marxista. (...) Pero inclusive los errores no surgen de la nada sino que están relacionados con los hechos concretos en sí. Esto no significa creer que nunca, jamás, ni en ningún lado, Marx, Lenin o Trotsky no puedan haber cometido algún traspié o haber sacado algunas conclusiones de tipo teórico que estuviesen equivocadas. Lo que se debe tener en cuenta es que esos errores no forman del cuerpo de la teoría marxista, y que esta, como una teoría viva y científica que es, puede corregir esos aspectos”.

En cambio yo creo que la causa de ese fracaso es la idea misma de la dictadura del proletariado. Un tal “obreros o patrones” me dice: “Creo que lo que Bakunin criticaba no era el marxismo sino la caricatura que él hacía del marxismo”. Pues yo creo que él no hacía una “caricatura” del marxismo, sino que analizaba las propuestas de Marx y trataba de imaginar y exponer qué consecuencias traería esto. Y, al fin y al cabo, lo que Bakunin preveía ocurrió, la supuesta caricatura resultó ser una realidad. Y quisiera saber a qué le llamás “engendros estalinistas”, porque mucho de lo que se le cuestiona a los gobiernos posteriores a la Revolución Rusa se repite en todas las revoluciones “marxistas”, o (si así te gusta más) encabezadas por quienes se hacen llamar “marxistas”. Y lo que siempre coincide, lo que siempre lleva al fracaso, es la presencia de los partidos políticos “revolucionarios” y de los gobiernos “revolucionarios” (lo cual muy bien se explica en el folleto que más arriba está escrito).

Dejemos a un lado la discusión sobre la Revolución Rusa, que permite que se desvíe la discusión. Si en vez de tomar a Rusia por ejemplo tomáramos otro país, yo seguiría cuestionando la idea de la dictadura del proletariado y a la teoría marxista y vos encontrarías otro motivo para justificar que el problema no era la teoría, sino que una invasión externa, la traición de algún individuo, u otra cosa que no hace a lo central. Tratemos de focalizarnos en la teoría, en la idea de dictadura del proletariado y de discutir sobre eso.

Eso intentaba cuando dije en mi anterior mensaje: “Según Marx, el Estado es una superestructura, que caerá por su peso cuando el capitalismo ya no exista. Entonces, es válido que los obreros tomen el Estado y utilicen su aparato para tirar abajo el capitalismo y luego el Estado caería solo, como un fruto maduro.” A lo que respondiste: “Falso otra vez. El marxismo sostiene que el capitalismo no caerá solo sino que habrá que hacerlo caer, y que no existen situaciones sin salida para el capitalismo” Supongo que leyendo nuevamente lo que escribiste te darás cuenta de que no has prestado atención a lo que dije, de que respondiste como si yo hubiera afirmado algo que yo no afirmé. Dije que según el marxismo EL ESTADO CAERÁ SOLO, NO EL CAPITALISMO que, por el contrario, debe combatirse abajo por medio del Estado, según esa teoría.

Luego me decís: “El marxismo se propone –luego de la toma del poder- la progresiva desaparición del estado hasta su extinción como tal, es decir, como órgano de la dictadura de una clase contra otra u otras. En tanto la burguesía siga existiendo, pretender la desaparición de la dictadura de los obreros contra la burguesía es algo entre ingenuo y criminal.” El anarquismo no propone eso, no propone la desaparición de la dictadura de los obreros contra la burguesía mientras la burguesía sigue existiendo, sino que el anarquismo considera que el Estado y el Capital son instituciones de un mismo sistema que somete a los trabajadores y por lo tanto deben ser destruidos al mismo tiempo. También considera que si se busca primero derrotar al capitalismo manteniendo el Estado, entonces la presencia del Estado creará una división entre gobernados y gobernantes, y al ser los medios de producción propiedad Estatal, los gobernantes, los burócratas, serán también patrones. Un burócrata no trabaja, lo mismo que un capitalista, pero recibe una retribución, lo mismo que un capitalista, y esa retribución surge del fruto del trabajo de los obreros, lo mismo que el robo que el capitalista realiza respecto de la plusvalía que corresponde al obrero. Por lo tanto, se reconstruirá la división de clases y la explotación. Porque la presencia de uno reconstruirá al otro es que el anarquismo considera que es preciso combatir y destruir al Estado y al Capital al mismo tiempo, sin transiciones que supongan una nueva forma de dominación, sin vanguardias que terminen siendo la nueva clase dominante.

En el texto que transcribiste dice: “Luxemburgo aprueba el puño de hierro expresado en política concreta contra enemigos de la Revolución, pero la rechaza en tanto “ley general de largo alcance” lo cual afecta la democracia no sólo como valor, sino como instrumento de la política socialista.” Yo creo que allí hay un gran problema. Crear la posibilidad del “puño de hierro”, dicho claramente, la posibilidad de que exista la represión, la privación de la libertad y de los derechos humanos respecto de determinado sector social, aunque sea el enemigo, es totalmente repudiable. No solo desde el punto de vista humanitario o desde la filantropía, sino que es peligroso, porque cabe la posibilidad de que se mienta sobre esto, de que se acuse de “enemigo de la Revolución” a quien no lo es, de que alguien mienta en función de sus intereses personales. Así es como logró Stalin consolidar su poder. Muchos de sus opositores eran torturados y obligados a declarar en su contra, para justificar su posterior asesinato. Esto puede funcionar como elemento revolucionario, como también puede ser contrarrevolucionario. Se depende, entonces, de la buena voluntad de quienes detentan el poder, lo cual no es muy confiable.

Me decís: “¿Cómo se supone que se va a evitar que los burgueses pretendan retomar el poder con las armas en la mano sin la existencia de un estado que defienda el derecho de los obreros a vivir sin patrones que los exploten?” Yo te devolvería la pregunta: Considerando que en general el hombre es corrompible, que hay personas autoritarias, que hay traidores, que hay gente a la que sólo le importan sus intereses personales y que es capaz de mentir inteligentemente para lograrlos, ¿cómo pretenden los marxistas, al proponer que el poder se concentre en pocas manos y al admitir el “puño de hierro”, que se puede evitar que entre esas pocas manos no se encuentre un individuo de las antedichas características y que éste utilice el “puño de hierro” contra la Revolución? Y, considerando lo que decía Bakunin: “Ejercer el poder corrompe; someterse al poder degrada”, ésta parece ser una constante en todos los Estados.

También me has lanzado ciertas preguntas sobre el anarquismo que demuestra que no conocés mucho de esa ideología. Preguntaste: “¿Qué debe hacerse con la tendencia natural a la organización que surge de la propia lógica de los hechos?” Eso quizás se debe a que pensás que el anarquismo se opone a toda forma de organización. En cambio, el anarquismo defiende y considera que esa organización natural es la única válida.

Bakunin explica bastante bien lo que el anarquismo piensa acerca de la Revolución cuando dice: “(...) Pero los comunistas imaginan que esto puede lograrse mediante el desarrollo y la organización del poder político de las clases trabajadoras, encabezadas por el proletariado de la ciudad con ayuda del radicalismo burgués; mientras los socialistas revolucionarios, enemigos de toda alianza ambigua, creen que este objetivo común no puede lograrse a través de la organización política sino mediante la organización social (y, por tanto, antipolítica) y el poder de las masas trabajadoras de las ciudades y los pueblos, incluyendo además a todos los que, a pesar de pertenecer por nacimiento a las clases altas, han roto voluntariamente con su pasado y se han unido abiertamente al proletariado aceptando su programa”. Bakunin también propone “La organización de una sociedad mediante una federación libre, desde abajo hacia arriba, de asociaciones de trabajadores, tanto industriales como asociaciones agrícolas, científicas y literarias - primero en una comuna, luego una federación de comunas en regiones, de regiones en naciones, y de naciones en la asociación fraternal internacional”

La idea es no la toma del poder, sino su destrucción. Es no la negación de toda forma de organización, sino la posterior instauración de organizaciones sociales, en vez de políticas. SI tomamos como ejemplo la Revolución Española, cuando estalla el golpe de Estado de Franco, la CNT ocupa varias regiones de España (en aquellas donde eran mayoría dentro del bando republicano). Allí se decide crear asociaciones libres, que no pasaban los 20 individuos, a las cuales se les asignaba un pedazo de tierra para cultivar, además de realizar la autogestión obrera dentro de las fábricas. Cada asociación nombraba un delegado, por mandato imperativo, y ese delegado iba a la Asamblea Permanente, la cual decidía sobre asuntos cotidianos, pero cuando era necesario decidir sobre un tema de verdadera trascendencia, se convocaba a una Asamblea General, a la que asistían todos los habitantes de la colectividad. (Para más información te recomiendo este artículo: http://www.alasbarricadas.org/ateneo/modules/wikimod/index.php?page=El%20triunfo%20de%20la%20libertad)

También has preguntado: “¿Cómo se supone que se va a evitar que los burgueses pretendan retomar el poder con las armas en la mano sin la existencia de un estado que defienda el derecho de los obreros a vivir sin patrones que los exploten? Pues con la lucha del pueblo, pero no con una “vanguardia armada”, sino con un ejército revolucionario auténticamente popular. Si crees que es imposible una revolución perdurable sin Estado, pensá en la Revolución Makhnovista en Ucrania, donde los campesinos anarquistas derrotaron a la contrarrevolución y a la invasión de los alemanes (negociada por Lenin). Te recomiendo para esto el siguiente texto: http://www.alasbarricadas.org/ateneo/modules/wikimod/index.php?page=Los%20makhnovistas


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http://aclaro_que_no_se_ven_las_letras_pero_sombreando_el_texto_entonces_se_puede_leer
Por http://aclaro_que_no_se_ven_las_letras_pero_s - Saturday, Nov. 27, 2004 at 9:40 PM
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Respuesta al camarada anarquista
Por Leonardo Mir - Sunday, Nov. 28, 2004 at 1:37 AM
leonardomir@msn.com

Luchador Anarquista: Mi respuesta comienza y termina con la misma cuestión ya que creo que constituye la “piedra de toque” que podría permitir un acuerdo entre nuestras ideas.

 

 

0)    Aunque hayas cambiado algunas palabras de lugar seguís insistiendo con que el marxismo es responsable por los crímenes cometidos por la clase burocrática que se encaramó en el estado soviético y que se extendió luego a los países del este europeo y tomó luego el poder en China y en otros países del sudeste asiático. También hacés responsable al marxismo de los errores cometidos por los dirigentes marxistas bolcheviques. Yo en cambio, sostengo que ni los errores de los dirigentes marxistas ni mucho menos, los crímenes de las burocracias, son imputables a la ciencia social materialista histórica y dialéctica conocida popularmente como “marxismo”.

 

Paso a contestar algunas cuestiones de tu escrito.

 

1)    Por “engendro estalinista” me refiero a los regímenes que surgieron bajo el ala ideológica del estalinismo, socialmente “burócratas” administradores estatales explotadores del proletariado. El estalinismo es en esencia un producto histórico altamente “perverso”, de ahí lo de “engendro” estalinista.

2)    El que una persona se autotitule dios, o mesías, o superior no lo convierten en tal. Del mismo modo, el que el estalinismo se haya recubierto con un velo “marxista” no significa que lo fuera. Por el contrario, ese engaño, una vez develado, revela su carácter perverso. Lo mismo podría aplicarse a las religiones con sus pretensiones moralistas que supuestamente encarnan la suma del bien, cuando en realidad se trata de ideologías de la opresión y la explotación al servicio del mantenimiento de esas condiciones.

3)     Si dejáramos de lado la revolución rusa para hablar de cualquiera otra revolución entonces tendríamos que tomar por ejemplo alguna revolución burguesa o burocrática, con lo cual el carácter de la discusión sería absolutamente otro. De modo que tu pedido carece de sentido.

4)    Es cierto que cuando me referí a que el capitalismo no caería por su propio peso no me referí a lo que habías escrito sino que contesté a otra cuestión que es motivo también de debates. Marx, efectivamente escribió lo que transcribiste: que el Estado es una superestructura, que caerá por su peso cuando el capitalismo ya no exista. Esa afirmación se ha demostrado aparentemente falsa. Esto, si consideráramos que el capitalismo dejó de existir en algún momento luego de la revolución en Rusia y en los otros estados dominados por la burocracia. Este es un tema que continúa siendo debatido. Yo, personalmente, me inclino por pensar que el capitalismo tiene unas particularidades tales que no se verifican en su totalidad en los sistemas estatales burocráticos. El más evidente es la falta de una burguesía. Para algunos autores esto no es óbice para considerar igualmente que el capitalismo siguió existiendo allí, aunque con la particularidad de ser un “capitalismo de estado”. A mi me parece que esa categorización, con ser muy superior a la de “estados obreros” o “estados obreros burocratizados”, o “degenerados”, con todo sigue siendo errónea, ya que una categorización debe servirnos para distinguir y delimitar. En cambio, la idea de que bajo las burocracias existió una continuidad capitalista la encuentro confusa. Pero si  Marx se equivocó al considerar que el estado caería bajo su propio peso cuando el capitalismo ya no existiera habría que introducir una modificación a ese aserto, diciendo que el estado caerá bajo su propio peso cuando ya no exista ni el capitalismo ni todo otro sistema de opresión.

5)    “… el anarquismo considera que el Estado y el Capital son instituciones de un mismo sistema que somete a los trabajadores y por lo tanto deben ser destruidos al mismo tiempo”

Primero, decirte que el capital no es “una institución”, sino una relación. El estado sí considero que entra dentro de la categoría de “instituciones”.

La relación capitalista es liquidada con la toma del poder. Pero no así la necesidad de la existencia de instituciones de poder proletario para defenderse de la clase expropiada.

6)    La posición que ustedes sustentan respecto a que mantener el estado conduce inevitablemente a reconstruir la división en clases y la explotación, proviene de la incomprensión señalada al comienzo de esta nota y anteriormente; cuestiones que, como ya he dicho, ustedes se niegan a considerar. Es claro que si de verdad los crímenes del estalinismo fueran atribuibles a los marxistas y al marxismo, tendrían razón ustedes en considerar -como lo hacen- que el mantenimiento del estado conduce inevitablemente al lugar señalado. Pero en realidad, el aserto anarquista, se basa en esa falsa premisa. Si hacemos caso omiso de esa falsa suposición, tenemos entonces que el aserto anarquista se basa en un solo caso de revolución efectuada por los marxistas y en unos cuantos casos en los que la responsabilidad por los acontecimientos criminales recae en los estalinistas. Y en aquel único caso en que la responsabilidad podría ser de los bolcheviques marxistas se empeñan ustedes en que la responsabilidad proviene de la teoría marxista y no del concatenamiento de los acontecimientos tal y como sucedieron; léase, como un producto de la lucha de clases y no como una intención de los bolcheviques marxistas inscripta en su teoría; no como el producto de la derrota, sino como la consecuencia lógica de llevar a la práctica la propia teoría marxista. Evidentemente existe una imposibilidad para avanzar en acuerdos sobre esta cuestión mientras ustedes sigan con aquella falsa suposición.

7)    Decís que “un burócrata no trabaja”. Considero que esa apreciación está errada. Un burócrata no vive de la venta de su fuerza de trabajo tal como lo hace un proletario, pero de ahí a decir que “no trabaja” hay un trecho. Siempre existirá –al menos por algún largo tiempo- la necesidad de que alguien se ocupe de tareas organizativas en la sociedad. De lo que se trata es de que el burócrata no pueda pujar por elevarse por sobre el resto de la sociedad. Para ello deben erigirse controles como los propuestos por los marxistas en varias ocasiones: revocabilidad, salario igual al de un obrero, etcétera.

8)    Según vos: “Crear la posibilidad del “puño de hierro”, dicho claramente, la posibilidad de que exista la represión, la privación de la libertad y de los derechos humanos respecto de determinado sector social, aunque sea el enemigo, es totalmente repudiable.” Yo en cambio creo que la moral es relativa. Que existan riesgos que es necesario atender no implica que no se deba tomar ese riesgo cayendo en una abstención que, atendiendo a una moral abstracta, pondría en peligro a la sociedad de ser reconquistada por los explotadores.

9)    Me decís: “¿cómo pretenden los marxistas, al proponer que el poder se concentre en pocas manos y al admitir el “puño de hierro”, que se puede evitar que entre esas pocas manos no se encuentre un individuo de las antedichas características y que éste utilice el “puño de hierro” contra la Revolución?” ¡Es que los marxistas no proponemos que el poder se concentre en pocas manos! Los marxistas luchamos porque el poder recaiga en las manos de la mayoría de la población, sobre el proletariado. Obviamente que en un proceso del tipo que estamos hablando, no todo el proletariado se va a encolumnar inmediata y automáticamente tras los marxistas. Dentro de la propia clase proletaria van a existir distintos grupos actuando bajo el influjo de ideologías pro-capitalistas como resultado de años de influencia de la burguesía. Nuevamente, los “hechos concretos” demandan respuestas concretas. Pero el objetivo de los comunistas es la administración del estado de la forma más democrática posible con miras a la supresión de toda forma estatal, es decir de dominación, por supuesto, que hasta que llegue ese momento pasará todo un período.

10)                      Si bien no conozco en profundidad los textos anarquistas encuentro en el pensamiento anarquista algunas cuestiones contradictorias. Por ejemplo, veo una contradicción entre los conceptos “organización” y “espontaneismo”. Creo que ustedes no integran correctamente esos conceptos y caen en posiciones “idealistas” y en los hechos, a veces en forma contrarrevolucionaria.

11)                      Escribiste: “También has preguntado: ‘¿Cómo se supone que se va a evitar que los burgueses pretendan retomar el poder con las armas en la mano sin la existencia de un estado que defienda el derecho de los obreros a vivir sin patrones que los exploten?’ Pues con la lucha del pueblo, pero no con una “vanguardia armada”, sino con un ejército revolucionario auténticamente popular.” Bien, parece que estamos de acuerdo en esto. La defensa no debe recaer en una “vanguardia armada”sino en un ejército revolucionario auténticamente popular, siempre que lo de “popular” no signifique un ejército que responda a otra clase que no sea el proletariado.

12)                      Respecto a los acontecimientos en Ucrania, luego de la toma del poder en Rusia, he leído el artículo que me recomendaste y te haré algunas consideraciones.

Dice allí:

 

La función principal del Consejo y del Ejército Popular era la de liberar, proteger y extender zonas geográficas que quedaran en disposición de autoorganizarse en soviets y comunas agrícolas libres. Además debían velar para impedir cualquier dictadura partidista, incluida la de los diversos partidos revolucionarios de izquierda. Se confiaba así en la organización espontánea de las masas y en el carácter constructivo innato de la persona. El ejército constituyó el eje vertebrador de un vasto movimiento revolucionario y totalizador que llegó a extenderse a casi toda Ucrania. Sus efectivos no llegaron a sobrepasar los 20.000 combatientes, aunque se insiste en el hecho de que contando con los debidos medios materiales hubiese sido posible armar a 200.000 voluntarios.

Advierto aquí un ejemplo de la contradicción que te comentaba antes entre “espontaneidad-organización”. Los anarquistas se organizaron para evitar cualquier dictadura partidista. Es decir que se enfrentaron armas en mano a los bolcheviques. El marxismo considera que la espontaneidad de las masas puede adquirir un carácter revolucionario pero que, al mismo tiempo, casi nunca se expresa espontáneamente, pues la burguesía se encarga de que ello no suceda. Pero cuando la espontaneidad de las masas hace su entrada en la escena es el mejor indicador de que se ha abierto un período revolucionario. Los marxistas alentamos al proletariado a expresarse espontáneamente. Pero también creemos en la necesidad de organizarse. Al enfrentar a los bolcheviques, los anarquistas ucranianos se enfrentaron al partido que condujo al proletariado a la toma del poder peleando contra la burguesía y contra el papel político de todas las otras organizaciones reformistas y reaccionarias.

 

Además, está la cuestión del tratado de Brest-Litovst. Ese tratado obedeció a razones concretas. Nunca se consideró que ese tratado fuera el “sumun” revolucionario. A veces es necesario saber retroceder para no perderlo todo. El sentimiento de abandono y desilusión sería por entero esperable en las grandes masas. No así en camaradas que se consideren revolucionarios quienes deberían aceptar ese resultado, de alguna manera como el compañero que caído en desgracia y llevado a la cámara de tortura se niega a delatar a sus compañeros, no abriga odio contra ellos sino contra sus verdaderos enemigos, y sabe que sus amigos revolucionarios harán todo cuanto esté a su alcance por terminar con su sufrimiento liberándolo de su suplicio. Tal fue lo que hicieron los bolcheviques en cuanto las condiciones se los permitieron.

 

Otro párrafo:

 

“Sin embargo el constante estado de movilización y de guerra determinó que los esfuerzos se aplicaran en mayor medida al terreno militar y menos a las tareas constructivas. La fuerte represión zarista había impedido la consolidación de sindicatos u organizaciones campesinas. En 1918 por tanto se encontraban en un tímido proceso de constitución. Además la existencia de un ejército permanente, que como todos los ejércitos va generando una mentalidad específica autoritaria y un carácter de profesionalización, entorpeció al desarrollo del movimiento. Por último se carecía de suficientes componentes «intelectuales». Aunque cientos de militantes anarquistas lograron llegar hasta Ucrania huyendo del exterminio bolchevique, la gran mayoría eran obreros y campesinos que pasaban a engrosar el ejército.”

 

Pues muy parecidas condiciones debieron soportar los bolcheviques. El esfuerzo de guerra llevó a la muerte a gran parte de la vanguardia proletaria y bolchevique. La “mentalidad específica que se fue generando” entorpeció primero y terminó luego en la toma subrepticia del poder por los administradores. Y digo subrepticia porque se trató de un proceso que demoró varios años en dominar por completo al país, y no por sus desastrosos y visibles efectos que pueden medirse en decenas de millones de muertes.

 

 

Para finalizar, camarada anarquista, creo que de no existir por parte de ustedes un cambio de actitud frente al problema planteado en el punto cero de estas notas, la discusión avanzará con grandes dificultades o no podrá avanzar.

Te invito y los invito a meditar acerca de esa coincidencia objetiva entre esa parte substancial del discurso anarquista y la prédica perversa que han mantenido por décadas los estalinistas.

 

Saludos.



 

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Opinión
Por Luchador Anarquista - Monday, Nov. 29, 2004 at 1:29 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

Leonardo Mir: Te responderé según el orden numérico que vos realizaste.

0 y 3: Creo que hay una gran confusión sobre estos puntos. En el punto cero me decís que no podrá continuar esta discusión si sigo diciendo que el marxismo es responsable de los crímenes del estalinismo. En eso tenés razón, sería estúpido decir que Marx fue un criminal por lo que han hecho otras personas cincuenta años después de que Marx escribiera lo fundamental de su ideología y esa afirmación es aun más falsa porque el estalinismo traicionó al socialismo científico. Aunque esa no fue mi intención, quizás los ejemplos que puse en un primer momento hace que se confunda lo que digo y que vos creas que yo cometí ese error. Yo no estoy cuestionando a los bolcheviques, ni a la Revolución Rusa. Estoy cuestionando la IDEA DE DICTADURA DEL PROLETARIADO, NO LOS EXPERIMENTOS QUE SE HAN HECHO DE ÉSTA, pues éstos están atravesados por otras circunstancias, por otros hechos, y discutir sobre eso desvía lo central. En mis cuestionamientos me apoyé en las experiencias que hubo para enriquecer mis argumentos, pero visto que desvía lo central de la discusión, prefiero no utilizar más ese ejemplo.
Me has trascripto un texto que comienza diciendo sobre la Revolución Rusa: “Sería una loca idea pensar que todo lo que se hizo o se dejó de hacer en un experimento de dictadura del proletariado llevado a cabo en condiciones tan anormales, representa el pináculo mismo de la perfección (...)”. Estamos de acuerdo. Pues bien. Te hago caso y dejo de atacar al marxismo por su realización en la práctica, degenerado por elementos ajenos a la teoría. Cuestiono la teoría, las ideas, no los ejemplos. Pero resulta que tampoco te atrae esa idea.
Me decís en el punto 3: “Si dejáramos de lado la revolución rusa para hablar de cualquiera otra revolución entonces tendríamos que tomar por ejemplo alguna revolución burguesa o burocrática, con lo cual el carácter de la discusión sería absolutamente otro. De modo que tu pedido carece de sentido” Quizás las cosas no quedan claras, así que lo repito, NO PROPONGO HABLAR DE OTRA EXPERIENCIA DE REVOLUCIÓN (ni burguesa ni no burguesa, ni estalinista, ni trotskista), SINO QUE PROPONGO, DIRECTAMENTE, DISCUTIR SOBRE LA IDEA DE DICTADURA DEL PROLETARIADO, TEÓRICAMENTE, NO HISTÓRICAMENTE.

4) Decís en este punto: “Pero si Marx se equivocó al considerar que el estado caería bajo su propio peso cuando el capitalismo ya no existiera habría que introducir una modificación a ese aserto, diciendo que el estado caerá bajo su propio peso cuando ya no exista ni el capitalismo ni todo otro sistema de opresión”. Yo creo que tenés razón. Pero ahí tenemos un problema. Para comenzar, creo que el Estado es un “sistema de opresión”, entonces habría que afirmar que el Estado caerá por su propio peso cuando no haya más Estado, lo cual es una afirmación demasiado absurda. Esto es lo que cuestiono al marxismo: El Estado nunca va a caer por su propio peso, porque el Estado genera una nueva división de clases, genera privilegios, y los privilegiados van a intentar conservar lo que tienen, por eso olvidarán los fines revolucionarios de ese Estado y se volverán conservadores. Siempre hay gente honesta, siempre hay revolucionarios auténticos que no anteponen sus intereses personales a sus ideas, pero los corrompidos van a sacarse de encima a los que sean honestos (y no hace falta pensar mucho para obtener ejemplos sobre esto).
Obviamente que lo que se llama “capitalismo de Estado” no es una economía puramente capitalista. Pero lo repudiable del capitalismo, la opresión de los trabajadores, el robo de la plusvalía que los obreros producen, la división de clases entre ociosos y productores y el injusto privilegio de los primeros, todo eso se encuentra en lo que se llama “capitalismo de Estado”, y aunque no sea un capitalismo puro, aunque esa fórmula no sea del todo adecuada, lo peor del capitalismo sigue vigente y por eso es repudiable.
Yo creo que el hombre, siempre que tiene el poder de dominar al prójimo lo extiende hasta el máximo posible. A su vez, el hombre, en líneas generales, es corrompible. Como dice Bakunin, “Ejercer el poder corrompe; someterse al poder degrada”. Por eso, siempre que haya gobierno, va a haber corrupción, va a haber dominación y los gobernantes le van a dar mayor importancia a sus intereses que a los del pueblo. Porque la mayoría de los hombres son así y salvo que el gobierno esté en manos de computadoras, siempre van a existir estos problemas. Por eso yo creo que hay que eliminar eso, hay que dar todo el poder al pueblo, pero no a los representantes del pueblo, como en la democracia burguesa, ni a la “vanguardia del pueblo”, ya que todos éstos son corrompibles, sino dar el poder al pueblo de verdad, que éste se autogobierne, mediante mecanismos directos como las asambleas populares. En un sistema se depende de la buena voluntad de los gobernantes, en el otro se depende de la voluntad del pueblo, yo confío más en el segundo.

5) Vos decís en este punto: “La relación capitalista es liquidada con la toma del poder. Pero no así la necesidad de la existencia de instituciones de poder proletario para defenderse de la clase expropiada”. Yo creo que con “la toma del poder”, lo único que se logra es reconstruir la relación que se rompió al momento de la Revolución. Al tomar el poder y el Estado hacerse cargo de los medios de producción, la relación patrón-trabajador se reconstruye, pero con otro patrón, dejando intacta la relación. Yo creo en la idea de una triple analogía, estoy de acuerdo con Proudhon cuando decía: “El Capital cuyo análogo, en el orden de la política, es el Gobierno, tiene por sinónimo, en el orden de la religión, al catolicismo... Lo mismo que hace el Capital con el trabajo, y el Estado con la libertad, la Iglesia lo hace, a su vez, con la inteligencia”. Es preciso, entonces, destruir esa triple analogía, porque la presencia de uno de sus tres elementos hace posible la reconstrucción de los otros, porque el enemigo es aquella relación, que se encuentra en los tres. Si el Estado cumple todas las funciones en una sociedad, en vez de combatir todo resabio del capitalismo hasta caer por su propio peso, lo único que hará es cumplir él la función que el Capital antes cumplía con el trabajo y cumplir él la función que antes cumplía la Iglesia con el pensamiento, pero, al fin y al cabo, lo peor de este sistema va a seguir intacto, aunque con otras formas.

6) Yo en mi anterior mensaje hice expresa mi intención de no desviar la discusión en lo anecdótico de la Revolución Rusa, sino en la teoría marxista. Por eso, esa pretensión tuya de rebatir lo que digo argumentando que yo cuestiono a esa ideología porque confundo al estalinismo con el marxismo es falsa. Yo tomo muchas de las críticas que Bakunin hacía. Y cuando él realizaba estos cuestionamientos contra el marxismo, Stalin ni siquiera había nacido y la Revolución Rusa todavía no había ocurrido. Por lo tanto, esa pretensión de utilizar a Stalin como chivo expiatorio de los errores dentro de la ideología marxista no es muy sustentable. Mis cuestionamientos son, fundamentalmente, los que expongo en el punto 4) y si los lees detenidamente, es un análisis respecto de la dictadura del proletariado, como idea, no como experimento. En ningún momento nombro a la Revolución Rusa, pero intento demostrar que la dictadura del proletariado no sirve en ningún caso.

7) Lo que decís en este punto es una discusión aparte. Pero creo que decir que ese “alguien que se ocupa de tareas organizativas en la sociedad” es un trabajador, es equivalente a decir que un empresario es un obrero y un terrateniente es un trabajador rural, sólo porque se dedican a organizar la producción en la fábrica o en la estancia respectivamente, y esa idea no la creo propia de quien se dice socialista.

8) Vos extrajiste de mi mensaje: “Crear la posibilidad del “puño de hierro”, dicho claramente, la posibilidad de que exista la represión, la privación de la libertad y de los derechos humanos respecto de determinado sector social, aunque sea el enemigo, es totalmente repudiable.” A lo que respondiste: “Yo en cambio creo que la moral es relativa. Que existan riesgos que es necesario atender no implica que no se deba tomar ese riesgo cayendo en una abstención que, atendiendo a una moral abstracta, pondría en peligro a la sociedad de ser reconquistada por los explotadores” Quizás tengas razón, pero el problema es que estás recortando lo que yo dije verdaderamente. No dije que era repudiable el “puño de hierro” solamente por cuestiones morales, sino que dije que además ESO PODÍA LLEVAR AL FRACASO DE LA REVOLUCIÓN, osea que es inaceptable desde un punto de vista moral, como también es inaceptable desde un punto de vista maquiavélico como el que me planteás. Mi mensaje continuaba: “No solo [es repudiable] desde el punto de vista humanitario o desde la filantropía, sino que es peligroso, porque cabe la posibilidad de que se mienta sobre esto, de que se acuse de ‘enemigo de la Revolución’ a quien no lo es, de que alguien mienta en función de sus intereses personales”. Luego dije que es posible que ese alguien incluso torture y obligue por este medio a declararse traidores a los opositores, para justificar su posterior asesinato en nombre de la Revolución (como ocurrió muchas veces). Y concluí: “Esto puede funcionar como elemento revolucionario, como también puede ser contrarrevolucionario. Se depende, entonces, de la buena voluntad de quienes detentan el poder, lo cual no es muy confiable.” Y aquí volvemos al punto 4).

9) Me decís en este punto: “¡Es que los marxistas no proponemos que el poder se concentre en pocas manos!” ¿En qué quedamos? ¿No me dijiste antes que “siempre existirá –al menos por algún largo tiempo- la necesidad de que alguien se ocupe de tareas organizativas en la sociedad”? Si querés cambio la pregunta: Considerando que en general el hombre es corrompible, que hay personas autoritarias, que hay traidores, que hay gente a la que sólo le importan sus intereses personales y que es capaz de mentir inteligentemente para lograrlos, ¿cómo pretenden los marxistas, al proponer que EXISTA LA NECESIDAD DE QUE ALGUIEN SE OCUPE DE TAREAS ORGANIZATIVAS EN LA SOCIEDAD y al admitir el “puño de hierro”, que se puede evitar que entre ESOS QUE ORGANIZAN LA SOCIEDAD no se encuentre un individuo de las antedichas características y que éste utilice el “puño de hierro” contra la Revolución?

10) Con gusto intentaré explicarte o recomendarte algún texto sobre este punto, pero quisiera que me expliques detalladamente por qué decís: “encuentro en el pensamiento anarquista algunas cuestiones contradictorias. Por ejemplo, veo una contradicción entre los conceptos “organización” y “espontaneismo”. Creo que ustedes no integran correctamente esos conceptos y caen en posiciones “idealistas” y en los hechos, a veces en forma contrarrevolucionaria.”

12) Citaste del texto sobre la Revolución Makhnovista: “La función principal del Consejo y del Ejército Popular era la de liberar, proteger y extender zonas geográficas que quedaran en disposición de autoorganizarse en soviets y comunas agrícolas libres. Además debían velar para impedir cualquier dictadura partidista, incluida la de los diversos partidos revolucionarios de izquierda” y esto lo simplificaste afirmando que “Al enfrentar a los bolcheviques, los anarquistas ucranianos se enfrentaron al partido que condujo al proletariado a la toma del poder peleando contra la burguesía y contra el papel político de todas las otras organizaciones reformistas y reaccionarias”. En el texto se explica muy bien la situación. No eran los anarquistas los únicos que combatían en Ucrania. Por un lado, había un gobierno títere impuesto por los austro-alemanes (el de Skoropadsky), por otro, estaban los nacionalistas burgueses, y para colmo, la contraofensiva de los zaristas.
Los anarquistas se organizaron contra eso, contra los enemigos de la Revolución que comenzaba en Ucrania. Y no podían dejar de apuntar al gobierno de Lenin entre los enemigos, ya que él entregó a Ucrania a los austro alemanes, tirando por la borda todo el esfuerzo revolucionario que se puso y no se equivocaban demasiado en este análisis, si uno ve lo que ocurrió después, hasta podríamos decir que se confiaron demasiado en la honestidad de Lenin y los bolcheviques. Y tu ejemplo no se aplica, porque decís: “El sentimiento de abandono y desilusión sería por entero esperable en las grandes masas. No así en camaradas que se consideren revolucionarios quienes deberían aceptar ese resultado, de alguna manera como el compañero que caído en desgracia y llevado a la cámara de tortura...” . La situación no es la misma, porque en tu ejemplo, el compañero “cae en desgracia”, pero en este caso, el ejemplo adecuado sería decir que el compañero es entregado al enemigo, que lo traicionan y lo entregan sus supuestos camaradas. Y allí tiene todo el derecho de odiar a sus supuestos compañeros, porque ellos lo traicionaron.
Y sobre la relación entre los anarquistas ucranianos y el gobierno de Rusia, no se puede decir de ningún modo que los primeros eran traidores o contrarrevolucionarios. Los anarquistas incluso colaboraron con los bolcheviques dando prioridad a la Revolución antes que a sus discrepancias ideológicas, no así Lenin y Trotsky. Leé este fragmento del texto y luego decime quién es el traidor:
“El general zarista Chkuvo penetra en el sur y entabla batalla con los makhnovistas no logrando vencer se establecen frentes sólidos durante seis meses. Se produce un acercamiento forzado bolchevique-makhnovista para afrontar la nueva amenaza hasta abril del 19 en que los bolcheviques reanudan su campaña de despretigio y declaran contrarevolucionario el Tercer Congreso de Soviets Libres. Trosky afirma preferir una victoria de Denikin en Ucrania que permitir la expansión de los makhnovistas y la “contaminación de las masas”. En junio se produce una campaña militar en toda regla para impedir el desarrollo del Cuarto Congreso e intentan liquidar físicamente a Makhno. Este mes se produce la ofensiva final de Denikin y los makhnovistas denuncian que los bolcheviques han abierto el frente para permitirle el paso. Trosky subestima a Denikin y sus formidables recursos materiales. Destacando un ejército escogido en Ucrania, Denikin cruza el país y penetra profundamente en la Gran Rusia, directamente hacía Moscú, aniquilando los regimientos rojos a su paso. Los makhnovistas retrocen lentamente, por espacio de cuatro meses, mientras se reagrupan y combaten distrayendo fuerzas de la ofensiva contra Moscú; Denikin ve peligrar su ataque con su retaguardia insegura. Finalmente, el ejército insurrecional ataca sorpresivamente el grueso del ejército de Denikin y en la batalla de Uman los aniquilan casi completamente, ocupando, también por sorpresa, las principales ciudades del país (...) Con los bolcheviques al norte y los makhnovistas al sur, Denikin se retira definitivamente a Crimea y los bolcheviques vuelven en noviembre de 1919 a irrumpir en la Ucrania makhnovista. (...) Evitan los enfrentamientos directos atacando y ocupando las aldeas menos defendidas para debilitar la base social del makhnovismo (...) Según afirma Volin, no menos de doscientos mil campesinos y obreros, supuestos simpatizantes de Makhno, son fusilados o mutilados por los bolcheviques; un número superior es conducido hacia Siberia en esta etapa. (...) La táctica del ejército insurrecionalista es evitar la batalla definitiva con unas fuerzas abrumadoramente superiores y atacan los pequeños destacamentos, ejecutando en el acto a oficiales y comisarios, procurando atraerse a los soldados -reclutados a la fuerza-. Pero bolcheviques y makhnovistas suspenden las hostilidades en abril de 1920, Wrangel penetra desde Crimea con las últimas reservas de los ejércitos zaristas. Se intenta el entendimiento con los bolcheviques y se inicia una campaña conjunta contra «los blancos» que son derrotados en noviembre con la entrada en Crimea de destacamentos makhnovistas que duraría nueve sangrientos meses. El ejército insurrecional diezmado por la larga guerra, apenas disponía de 3000 combatientes activos, contra el que se cierra una tenaza de «ejércitos rojos» de 150.000 efectivos. (...) Los grupos van siendo aniquilados y durante el verano de 1921 prácticamente todos los comandantes makhnovistas mueren en combate o son ejecutados. (...) Definitivamente aniquilado el ejército insurrecionalista, los bolcheviques dedican los meses siguientes a la «limpieza total» de Ucrania. En los años posteriores extirpan el recuerdo de lo que representó la makhnoschina y el movimiento anarquista”.
Vos me dijiste: “El marxismo considera que la espontaneidad de las masas puede adquirir un carácter revolucionario (...) Cuando la espontaneidad de las masas hace su entrada en la escena es el mejor indicador de que se ha abierto un período revolucionario. Los marxistas alentamos al proletariado a expresarse espontáneamente. Pero también creemos en la necesidad de organizarse.” El anarquismo también defiende esa idea, pero la necesidad de organizarse no significa necesariamente la conformación de un partido y de una dictadura, sino que puede ser también una organización distinta, una organización anarquista, como la CNT española o como los ejércitos makhnovistas.

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una pregunta al anarq
Por preguntador - Monday, Nov. 29, 2004 at 1:58 PM

que hizo la cnt en barcelona durante la revolucion española?

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mal
Por mal - Monday, Nov. 29, 2004 at 2:02 PM

estan tomando conceptos errados acerca de la concepción marxista del estado (luego con tiempo contesto)

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Mi opinion
Por Ale - Monday, Nov. 29, 2004 at 3:09 PM

Hay varios puntos que quiero recalcar:
1- los marxistas tienden a confundir la idea de una "estrategia revolucionaria" que lleve a la destruccion del capitalismo (que en concreto, es la colectivizacion de la economia mediante la expropiacion de los medios de produccion y el capital acumulado; junto a la abolicion del estado capitalista) con su "direccion politica". Creen que si no hay una "direccion" encarnada en un grupo de "cientificos que dirijan la revolucion y la 'dictadura del proletarido' ", entonces la revolucion sera "caotica" y "se desviara".
Esto se refuta de dos maneras, una teorica y otra historica:
la teorica: las masas pueden elaborar una estrategia revolucionaria con el claro objeto de destruir el capitalismo, sin necesidad de "cientificos" ni "dirigentes". Esto sera resultado de la evolucion de la lucha de clases hasta el enfrentamiento directo, donde las clases oprimidas elevaran su conciencia de clase hasta el punto de autoorganizar la destruccion del capital. Pero las masas no son estupidas, y entendien la necesidad de coordinarse para enfrentar al enemigo. Por esta misma razon, los indiviudos mas concientes, organizados en colectivos y federaciones, deben impulsar, desde las asambleas de base y sin artilugios politicos, la elaboracion de esta estrategia anticapitalista, que surja "de abajo arriba" como bien dice Bakunin.
la historica: la revolucion social española, derrotada militarmente por el fascismo internacional (con la pasividad complice de todos los estados capitalistas del mundo) y el accionar contrarrevolucionario del stalinisimo. En esta revolucion, llevada a cabo por las masas, y siendo esta su propia direccion, no hubo "dirigentes" ni "partidos revolucionarios". Solo un sindicato, expresion organizada de las clases trabajadoras, la CNT-AIT.
2-Los marxistas confunden tambien la "dictadura del proletariado" con la dictadura del partido. Dicen que el partido "representa" a una clase social. DEberian saber que la "representatividad" es un invento burgues para legitimar sus dictaduras constitucionales ("democracia representativa"). Nadie se representa si no a si mismo, como mucho se puede "delegar" un mandato concreto, pero jamas la posibilidad de decidir.
3-Los marxistas ignoran que el proletariado, hoy en dia, no es la totalidad de la clase asalariada. En la epoca de Marx sin duda era asi, pero el capitalismo se desarrollo diversificando las tareas al complejizarse la cadena productiva. Por lo tanto, la dictadura del proletariado hoy no seria si no la dictadura de una minoria.
4- Stalin no era marxista, pero Stalin es la consecuencia de la aplicacion de las ideas marxistas.
La ultracentralizacion que llevo adelante Lenin pavimento el camino para que la burocracia contrarrevolucionaria ocupara su lugar. Si los soviets hubieran tenido realmente todo el poder (como el mismo Lenin predicaba, pero no llevaba a la practica)
la burocratizacion hubiese sido imposible. Cabe destacar tambien que la idea de los soviets es mas anarquista que marxista, ya que son un resultado de la autoorganizacion de las masas.

Con todo esto quiero decir que las masas no necesitan una direccion, lo unico que necesitan es una estrategia, que debe salir de ellas mismas, orgnaizadas asambleariamente y coordinandose en federaciones.
La funcion de los indiviudos concientes es entonces impulsar todas estas cosas estando en la primera linea, debatiendo en las asambleas, dinfundiendo sus ideas mediante las distintas prensas, pero nunca poniendose por encima de las masas.
Salud y revoluciion social.

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para Luchador Anarquista
Por Javier - Monday, Nov. 29, 2004 at 3:21 PM

Me interesa uno de los puntos que planteás en la discusión: la dictadura del proletariado. ¿No te parece acaso que la organización en comunas, tal como pasó en la comuna de París o los soviets o las colectividades campesinas en España, eran una forma de dictadura de los obreros y campesinos? ¿No fueron, acaso, una forma de gobierno, una forma de Estado?

Yo, que soy marxista, no quiero la concentración de poder en pocas manos, la quiero en manos de los trabajadores y el pueblo, a través de organismos como asambleas barriales y de lugares de trabajo, donde cada una de estas instituciones envíe delegados a una asamblea general y así hasta cubrir todo el territorio del país (y del mundo, eventualmente). En estas asambleas, podrían participar solamente los ciudadanos no explotadores (asalariados, artesanos, autónomos, campesinos, etc.), y pueden intervenir cada uno por su cuenta o, si hay un acuerdo entre varios de ellos, como tendencia, como partido. ¿O prohibir la existencia de partidos no es acaso tan autoritario como el partido único? Las masas decidirán a qué partido escuchar, y no tiene por qué ser siempre el mismo.

O sea, para mí, la consigna "todo el poder a los Soviets" debería ser un fin estratégico y no una táctica para que un partido determinado tome el poder. Si es un partido el que gobierna, ejercerá una dictadura contra todos los que no sean del partido. Si el que gobierna es el pueblo trabajador, ejercerá su dictadura contra la burguesía y sus mercenarios.

En mi opinión hay que democratizar todas las decisiones hasta donde lo permita el grado de educación, experiencia y cultura del pueblo. Por ejemplo, yo creo que las madres pobres de hoy, que deben conseguir alimentos para 6 hijos en base a un plan de 150 pesos, manejan la economía de su hogar con una eficiencia mayor a la de muchas empresas. Lo hacen impulsadas por la necesidad, pero esa experiencia la tienen, y podrían decidir perfectamente que es lo que la comunidad necesita.

Después hay algo que es real. En nuestra sociedad existe algo llamado división del trabajo. Si hay que construír casas, no puede tenerse en cuenta de igual manera la opinión de un programador que de un arquitecto, albañil, ingeniero civil, plomero, electricista, etc. Yo no tengo ni debería tener el mismo poder de decisión sobre la elaboración de un medicamento que un doctor o un farmacéutico. Si hay que industrializar el país no toda la población posee los conocimientos necesarios para hacerlo. Por algún tiempo deben existir comisiones de especialistas para que las cosas no se apantanen. Gradualmente, cuando se eleve el nivel de vida y se pueda reducir la jornada laboral, las personas tendrán más tiempo para formarse y la división del trabajo se irá reduciendo, lo que a su vez ampliará la democratización de las decisiones.

El problema es que todo esto lo estoy diciendo en un plano ideal y no en un plano histórico. Pero para mí el problema es que vos no estás contra la idea de la dictadura del proletariado, porque vos no estás en contra de la dictadura del pueblo trabajador contra los explotadores. Vos estás en contra de que esa dictadura se convierta en una dictadura de partido único. Y vos ves que la teoría leninista del partido, el bolchevismo, lleva a esa dictadura del partido único. ¿Me equivoco?

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Mi respuesta a Ale
Por Mi respuesta a Ale - Tuesday, Nov. 30, 2004 at 2:14 PM

1-Decís “Creen que si no hay una "dirección" encarnada en un grupo de "científicos que dirijan la revolución y la 'dictadura del proletariado' ", entonces la revolución será "caótica" y "se desviara".”
y a la vez “las masas pueden elaborar una estrategia revolucionaria con el claro objeto de destruir el capitalismo, sin necesidad de "científicos" ni "dirigentes". Esto será resultado de la evolución de la lucha de clases hasta el enfrentamiento directo, donde las clases oprimidas elevaran su conciencia de clase hasta el punto de autoorganizar la destrucción del capital. Pero las masas no son estúpidas, y entienden la necesidad de coordinarse para enfrentar al enemigo. Por esta misma razón, los individuos mas concientes, organizados en colectivos y federaciones, deben impulsar, desde las asambleas de base y sin artilugios políticos, la elaboración de esta estrategia anticapitalista”
¿no ves ninguna contradicción? Los marxistas no somos tecnócratas, somos marxistas. Y tus argumentos ya han sido respondidos por Marx “Esto no significa que debamos confrontar al mundo con nuevos principios doctrinarios y proclamar: He aquí la verdad, de rodillas ante ella! Significa que debemos desarrollar nuevos principios a partir de los principios existentes del mundo. No debemos decirle: Abandona tus luchas, son mera locura, nosotros te daremos los verdaderos objetivos. En vez de ello, debemos simplemente mostrar al mundo por qué él está en lucha, y la conciencia de eso es lo que deber adquirir, quiéralo o no.”
y Trotsky “El marxismo se considera a sí mismo la expresión conciente de un proceso histórico inconsciente (...) un proceso que coincide con su expresión consciente sólo en sus puntos más altas, cuando las masas con su fuerza elemental destrozan las puertas de la rutina social y dan expresión victoriosa a las más profundas necesidades del desarrollo histórico. En estas circunstancias, la más alta conciencia teórica de una época se funde con la acción inmediata de las masas oprimidas más postergadas, que son las que están más alejadas de la teoría. La unión creativa de lo conciente y lo inconsciente es lo que habitualmente llamamos inspiración. La Revolución es la inspiración violenta de la historia”

No tengo miedo de “autoproclamarme” lo que soy (en todo caso lo medible es que diga la verdad al respecto), así como acudo al médico por que él es el que sabe.
Tú mismo dices que los anarquistas más concientes (es decir, tu dices los que tengan más conciencia de clase, sobreentendiéndose entonces que serían anarquistas) deben “impulsar” la estrategia. En todo caso lo que se discute es ti tu impulso es mejor que nuestro impulso.
Nosotros no decimos que si no la dirigen comunistas será caótica, no vivimos en una burbuja, puede ser caótica o no serlo con una relativa independencia de quien la dirija, ya que existe algo llamado el mundo real que nos condiciona.

La “autoorganización”
Los marxistas defendemos las asambleas, el problema es que para los anarquistas el método asambleario se ha convertido en un ritual formalista.
En primer lugar una asamblea es un instrumento de participación y de decisión y de lucha del que se ha dotado el movimiento obrero desde su existencia, no es por lo tanto un invento anarquista.
Pero la asamblea no está contrapuesta por lo tanto a la existencia de organizaciones políticas y sindicales, ni a la delegación de tareas, ni a la política, ni nada similar. En una asamblea se debaten las diferentes propuestas y luego se toman decisiones para luchar, o bien por un convenio, por reivindicaciones políticas o de solidaridad.
Sin esa dinámica, sin ese contenido, sin ese sentido la asamblea se desvirtúa.
no es lo mismo una asamblea en el sentido que hemos descrito a un simple grupo de discusión, como terminan muchas “asambleas” anarquistas.
Hay que fomentar las asambleas y no sólo eso, sino también que el contenido de las asambleas sea el que interese a los trabajadores y a la lucha.
Convertir las asambleas en algo contrapuesto a los partidos de izquierda, hasta el punto de defender su desaparición o que los miembros de estos partidos no se puedan expresar como tales en las asambleas, no puede ser más reaccionario y es un indicativo de hasta qué punto, mediante el ideario anarquista, se puede llegar a las formulaciones más autoritarias imaginables.
Los anarquistas, según ellos mismos, nunca son militantes de partidos. En realidad se organizan en torno a unas ideas, tienen una concepción de la sociedad, de los métodos de lucha, pero nunca crean partidos. Los partidos siempre son los otros. Ellos sólo son una suma de individuos.
Pero los individuos que defienden organizadamente otras ideas que no son anarquistas ya pierden el estatus, también sacrosanto, de individuo; automáticamente es un borrego, una mera "correa de transmisión".
Ahora bien, en el caso de que los anarquistas estén en minoría en una asamblea y ésta se decida por una acción o método de lucha determinado, contrario a los planteamientos anarquistas, entonces la asamblea "está manipulada", "no es auténtica", "ha sido organizada verticalmente" tal vez porque existía un moderador o porque la ha convocado un "partido". Las asambleas no se pueden convocar, hay que "autoconvocarlas" como hacen ellos (quien lo entienda que nos lo explique). En el caso de que todos los trucos anteriores les salgan mal —porque los métodos anarquistas son en el fondo trucos organizativos para encubrir su incapacidad de convencer con argumentos— siempre se puede actuar al margen de las decisiones de cualquier asamblea poco ortodoxa, según los parámetros anarquistas, apelando al principio de la libertad individual para hacer lo que a uno le de la gana.
Los marxistas sí creemos que las asambleas de fábrica, de facultad o de instituto son un aspecto clave de cualquier lucha. Es el mecanismo por el que se deciden todos los aspectos de la lucha. Somos los primeros en impulsarlas precisamente porque tenemos la confianza de que nuestras ideas son correctas. Podemos equivocarnos, podemos quedar en minoría y respetaremos sus decisiones.
¿cuál sería el modelo democrático de convocatoria de huelga general de trabajadores en un país determinado según la lógica anarquista? ¿Quizás deberían "autoconvocarse" asambleas en todas las empresas, facultades e institutos espontáneamente y simultáneamente? ¿Quizás habría que esperar que de todas las asambleas saliesen las mismas reivindicaciones fundamentales? ¿Quizás habría que esperar que todas las asambleas decidiesen un mismo día de huelga casualmente? ¿No está eso alejado de las tradiciones de lucha que el propio movimiento ya ha manifestado? ¿No es eso un planteamiento que si por alguna extraña razón fuera seguido por el movimiento obrero acabaría siendo su propio fin, su total dispersión? ¿No es por esa misma razón que el movimiento anarquista no puede dirigir un movimiento amplio de la clase obrera sin contradecir punto por punto sus modelos organizativos teóricos?
Las asambleas deben ser impulsadas, la participación debe ser fomentada, eso es un instrumento fundamental de cualquier lucha. Pero en esa misma afirmación reside la contradicción del planteamiento anarquista. Si se debe impulsar, alguien lo tiene que hacer. Los anarquistas se creen que el grupo que las impulse, llámese partido, sindicato, asociación, o lo que sea, va a dejar de serlo por hacer esa convocatoria desde el anonimato, con panfletos sin firmar, y otra serie de medidas de "autoconvocatoria".
¿a que llamás “artilugio político”?
Personalmente he vivido las asambleas de los anarquistas y no me queda otra que etiquetarlas de elitistas. Se junta allí la gente “que quiere venir” “que le interesa” “nadie es obligado”. Se discuten cosas como si estuviéramos en los cielos, y mientras se cagan en la tierra. Hacer un cuerpo de delegados, noooo, cómo vas a traer gente que sea delegada, nooo!! Así nosotros los hiperrevolucionarios sigamos con nuestra revolución.

Seguís con que “la revolución social española, (...)llevada a cabo por las masas, y siendo esta su propia dirección, no hubo "dirigentes" ni "partidos revolucionarios". Solo un sindicato, expresión organizada de las clases trabajadoras, la CNT-AIT.”
¡oh, con un sindicato pero no con un partido ni con dirigentes! además decís CNT-AIT en vez de CNT-FAI, no? que era la FAI pues...?
Simplemente no has estudiado la historia (que vendría a ser una ciencia y yo un científico, ouch).
¿Cómo acabar con el poder de la burguesía sin contraponer el poder de la clase trabajadora?
Históricamente, siempre que los anarquistas han tenido la oportunidad de poner en práctica sus teorías han actuado respecto al Estado, en dos sentidos: o bien como los mencionados reformistas, tan duramente criticados, o bien como marxistas aunque la mayor parte de las veces inconscientemente.
El 19 de julio de 1936, enterados del golpe de Estado fascista iniciado por Franco, los trabajadores —la mayoría de los trabajadores organizados estaban en la CNT— salen a la calle para asaltar los cuarteles, tomar las armas y organizar milicias. En Barcelona, la misma tarde del 19 de julio el general golpista Godet quedó detenido y las milicias anarquistas disponían de seis veces más efectivos que las fuerzas del Estado. Si eso no es "poder"... (deshaciéndose a toda prisa del principio anarquista de que "todo Poder es malo", que en terreno de la práctica revolucionaria resultaba una verdadera temeridad.)
En la historia oficial burguesa sobre la Revolución de Rusa de 1917, la acción de las masas es sustituida por una "conspiración bolchevique" según la cual Lenin se sacó de la manga unos soviets y dio un golpe de Estado a través del cual implantó una dictadura comunista.
Pero la verdadera historia fue diametralmente opuesta. La revolución rusa empezó en febrero de 1917 con el estallido de una huelga de trabajadoras del sector textil en Petrogrado. No era, ni de lejos, el sector más organizado de la clase obrera. Pero la huelga se generalizó y los intentos de reprimirla no hicieron más que transformarla en una insurrección, los mandos perdieron el control de la tropa y se formaron comités de soldados, de obreros y de campesinos: los soviets. Cuando las masas se pusieron en acción, actuaron instintivamente y recurrieron a la memoria de la revolución de 1905, cuando por primera vez se crearon estos órganos de poder. partiendo de una posición minoritaria en el movimiento, los bolcheviques arrebataron la mayoría a los reformistas de entonces y consiguieron romper con el aparato del Estado zarista
En Rusia estos elementos de poder obrero, que surgen en cualquier proceso revolucionario, acabaron transformándose en un Estado obrero con la destrucción total del viejo aparato del Estado burgués. Sin embargo, en el caso de la Revolución Española el proceso acabó con el triunfo de la contrarrevolución fascista. La explicación de tales diferencias tiene bastante que ver con la actitud de los dirigentes de la CNT, en un caso, y la dirección del Partido Bolchevique, en el otro, hacia la cuestión del poder y del Estado.
La orientación fundamental de los bolcheviques, desde abril de 1917 era "todo el poder para los soviets". Mientras tanto era necesario ayudar a que las masas comprendiesen la necesidad de poner en práctica esta idea sin otorgar ninguna confianza hacia la política del Gobierno Provisional, que continuaba con su programa burgués y proimperialista. Para Lenin esta tarea de "demolición" de la antigua "máquina" del Estado estaba realizada sólo parcialmente, los trabajadores y los campesinos habían comenzado a destruir el viejo aparato estatal pero era fundamental derribarlo del todo para garantizar las conquistas de la revolución y empezar a poner en marcha la organización socialista de la economía. Obviamente esto significaba en primer lugar la consolidación del poder obrero, de sus organismos de defensa y ejecutivos, la guardia roja y los soviets, para garantizar el fracaso de cualquier intentona contrarrevolucionaria. En la práctica se trataba de establecer un Estado de transición, el Estado obrero que desde el primer momento iría disolviéndose en la medida en que las bases materiales para la explotación de clase desaparecieran con la expropiación de la burguesía.
El anarquismo, por principio, está en contra de todo poder, sea cual sea su carácter de clase. Desde su teoría, el anarquismo considera posible la transformación social sin sustituir el viejo Estado burgués por ningún poder, pero como explicó Lenin en su obra El Estado y la Revolución, ¿qué es la organización armada de los trabajadores defendiendo la revolución sino un ejemplo de Estado obrero?
En Catalunya, donde la respuesta de las masas contra la intentona militar fue tan virulenta que toda la situación estaba controlada por las milicias de la CNT. El 21 de julio éstas habían acabado con todos los focos de reacción. El gobierno de la Generalitat, presidido por el burgués Lluís Companys quedó "suspendido en el aire". Esa misma mañana Companys, que se había destacado como represor de los anarquistas, tuvo que llamar a los dirigentes cenetistas: "Fuimos a la sede del Gobierno catalán" cuenta Abad de Santillán, "con las armas en la mano (...) Algunos de los miembros de la Generalitat temblaban, lívidos (...). El palacio de la Generalitat fue invadido por la escolta de los combatientes". Lluis Companys dijo: "Siempre habéis sido perseguidos duramente, y yo, con mucho dolor, pero forzado por las realidades políticas (...), me he visto forzado a enfrentarme y perseguiros. Hoy sois los dueños de la ciudad y de Cataluña, porque sólo vosotros habéis vencido a los militares fascistas (...) Habéis vencido y todo está en vuestro poder. Si no me necesitáis o no me queréis como presidente de Cataluña, decídmelo ahora". La respuesta de los dirigentes cenetistas fue concluyente, en palabras de Abad de Santillán: "Pudimos quedarnos solos, imponer nuestra voluntad absoluta, declarar caduca la Generalitat y colocar en su lugar el verdadero poder del pueblo, pero no creíamos en la dictadura cuando se ejercía contra nosotros, y no la deseábamos cuando podíamos ejercerla nosotros mismos a expensas de otros. La Generalitat habría de quedar en su lugar con el presidente Companys en la cabeza"*.
Renunciando a acabar con el poder de la Generalitat e inhibiéndose de instaurar el "poder del pueblo" lo que se estaba haciendo en realidad era dejar a la burguesía una preciosa ventaja para retomar la iniciativa y reconstruir su propio Estado.
Durruti, abiertamente, había pedido el voto al Frente Popular para liberar presos políticos del ‘Bienio Negro’.
Diego Abad de Santillán, en su libro Por qué perdimos la guerra*, explicó cómo desde las primeras elecciones "las derechas se acercaron con medio millón de pesetas para que realizásemos la propaganda antielectoral de siempre". Efectivamente, el abstencionismo político de la CNT, lejos de ser una posición "apolítica", se encuadraba perfectamente en los objetivos políticos de la burguesía en aquellos momentos.
Ya en agosto de 1936 la CNT participa con el PNV, un partido declaradamente burgués y de derechas, en la Junta de Defensa Vasca, sin que esa ruptura con la línea anterior mereciera una explicación en la prensa anarquista. Después participa en el gobierno de la Generalitat en Catalunya, con los partidos de la burguesía catalana y finalmente participa en el gobierno central con cuatro ministros, en un momento en que los líderes estalinistas deciden pasar a la ofensiva y liquidar los órganos de poder obrero que todavía subsistían desde la insurrección del 19 de julio.
"El gobierno en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa a la sociedad en clases. Y ambos dejarán aún más de oprimir al pueblo con la intervención en ellos de elementos de la CNT"*. Así se expresaba Solidaridad Obrera, principal órgano anarcosindicalista, para justificar una política que en muy poco se diferenció del estalinismo y del reformismo.
Con la conformidad de los ministros de la CNT se aprobaron decretos que estipulaban la disolución de los comités obreros formados en centenares de ciudades y pueblos sustituyéndolos por la vieja administración burguesa.
En las palabras de Abad de Santillán no querían ejercer el poder "a expensas de otros". ¿Qué otros? ¡Esos otros eran la burguesía!
en una situación revolucionaria —que es la verdadera prueba para cualquier ideología que se pretenda revolucionaria— proclamar la indiferencia u hostilidad hacia cualquier tipo de poder es, independientemente de las intenciones subjetivas, una idea tremendamente reaccionaria, porque deja la iniciativa a la clase que realmente tiene claro la necesidad de detentar el poder: la burguesía.
Incluso desde un punto de vista moral ¿cómo no va ser infinitamente más justo el poder de la mayoría de los oprimidos contra un puñado de privilegiados que el poder de ese mismo puñado contra la mayoría de la sociedad?
para el marxismo la teoría es la generalización de la experiencia real, no una inspiración del cielo, ni la revelación de principios morales de convivencia entre los hombres.
Concretamente, la teoría marxista del Estado, es producto del estudio de la Comuna de París, en la que, por primera vez en la historia, el proletariado, actuando de una forma independiente de la burguesía y contra la burguesía —en la época de las revoluciones burguesas el proletariado apoyaba a la burguesía contra el feudalismo— creó su propio embrión de Estado obrero. La lección más importante de la gesta heroica de la Comuna fue que la clase obrera, al luchar contra el régimen capitalista y enfrentarse al aparato represivo de la burguesía, creaba sus propios órganos de poder, y no le bastaba con utilizar el viejo aparato del Estado en su beneficio. Como Marx explicó, la Comuna reveló la necesidad de destrozar el viejo aparato estatal y reemplazarlo por los órganos del poder popular.
La teoría anarquista del Estado, a diferencia de la teoría marxista, enfoca la cuestión del poder desde un punto de vista moral y al margen de las tareas prácticas que la clase obrera se encuentra en su camino hacia la revolución. En general todos podemos estar de acuerdo al preferir la libertad a la imposición. No es necesario ni siquiera considerarse anarquista o comunista para simpatizar con esta idea, cualquier persona medianamente culta la hace suya.
Todos podemos estar de acuerdo en que el Estado, en general, implica violencia. Eso es evidente, el ejército, que está a la vista de todo el mundo, no existe como figura decorativa, como tampoco lo eran las milicias en los años 30 o los soviets. Pero la cuestión es imposición de quién contra quién, violencia de quién contra quién. El poder es una cuestión de clase.
Si al día siguiente de haber acabado con el régimen burgués, el Estado obrero embrionario se autodisolviese, automáticamente la burguesía, ansiosa por recuperar sus privilegios, volvería a reconstruir un aparato de represión para acabar con la revolución, con el apoyo de la burguesía de otros países.
La experiencia de la Revolución Rusa, así como la de la Comuna de París demostraron que el esquema anarquista ‘Revolución Social - Destrucción del Estado Burgués - Anarquía’ no se correspondía con la realidad, y no por ninguna conspiración bolchevique sino por las leyes de la propia revolución.

Lenin defendió que este Estado transitorio, para evitar caer en la burocratización, debía tener una serie de características:
1.- Los funcionarios debían ser elegibles y revocables en cualquier momento.
2.- El salario de los funcionarios no podía pasar del salario medio de un obrero cualificado.
3.- Rotatividad en las funciones administrativas: "si todos somos burócratas nadie es burócrata"
4.- Sustitución del ejército permanente por el pueblo en armas.
Durante un tiempo el Estado obrero nacido de la Revolución Rusa era un Estado bastante democrático aunque con alguna deformación que Lenin insistía en combatir.
Para los bolcheviques el internacionalismo no era una idea romántica, era una necesidad imperiosa.
Aunque durante un tiempo la inmensa mayoría de la población puede contrarrestar las presiones de la vida cotidiana, participar en huelgas, en las milicias obreras, en las tareas de gestión y de control de los soviets, en el partido, etc. eso acaba teniendo un límite si no cambian sustancialmente las condiciones de vida de la gente, especialmente en lo referente al tiempo libre, es decir a la reducción de la jornada de trabajo para disponer de tiempo y participar en la vida política, económica y cultural de la sociedad. En un país atrasado como Rusia, cercado por las potencias imperialistas y aislado tras el fracaso de la revolución europea, las condiciones objetivas para lograr estos fines eran las peores.
"La revolución es una gran devoradora de energías individuales y colectivas: los nervios no lo resisten, las conciencias se doblan, los caracteres se gastan. Los acontecimientos marchan con demasiada rapidez para que el flujo de fuerzas nuevas pueda compensar las pérdidas. El hambre, la desocupación, la pérdida de los cuadros de la revolución, la eliminación de las masas de los puestos dirigentes, habían provocado tal anemia física y moral en los arrabales que se necesitarán más de treinta años para que se rehagan.(...)
"El reflujo del ‘orgullo plebeyo’ tuvo por consecuencia un aflujo de arribismo y de pusilanimidad. Estas mareas llevaron al poder a una nueva capa de dirigentes"*.
Las condiciones extremas por las que tuvo pasar la revolución sentaron las bases para que el control de la clase obrera sobre las tareas administrativas del Estado fuera cada vez más débil. Un sector de los militares, que se reincorporaron masivamente a las tareas internas del Estado tras la guerra civil, y de los funcionarios se sintió cada vez más árbitro entre las presiones de la clase obrera y de los pequeños campesinos acomodados, cuya existencia se debía precisamente al carácter atrasado de Rusia. De esta manera fueron adquiriendo cada vez más independencia del control y de la participación de los trabajadores. Poco a poco este sector de funcionarios desligado de las masas empezó a adquirir conciencia de sus propios problemas, se da cuenta de que su posición le permite tener, al principio, pequeños privilegios y por tanto sus preocupaciones, su forma de actuar se conforma con el objetivo de preservarlos e incrementarlos.
Stalin no fue la "causa" del surgimiento de la burocracia, pero sí encarnó y centralizó los intereses de la burocracia actuando con saña para defenderlos contra cualquier oposición.
Ha sido la teoría marxista y no la anarquista la que previó, con muchísima anticipación, la caída del estalinismo y la posibilidad de que la burocracia intentara mantener sus privilegios volviendo al capitalismo y acabando con la economía planificada.

El Estado no es algo de ‘fuera’, arbitrario, que aparece y desaparece simplemente porque se imponga la voluntad de que desaparezca, por el convencimiento de que no sirve. Además de eso es necesario que sea posible en base a toda una serie de leyes históricas.
Si en Rusia tras la revolución, el Estado siguió manifestando una "vitalidad testaruda", en palabras de Trotsky, fue porque el desarrollo de las fuerzas productivas no fue lo suficientemente rápido —debido al atraso y al aislamiento— como para que el Estado empezara a "disolverse" en la sociedad. Antes de que el Estado empezara a extinguirse los funcionarios empezaron a ser conscientes de sí mismos como casta privilegiada y empezaron a actuar como tal, como un "factor autónomo".
Pero insistimos este no es el desarrollo necesario de cualquier proceso revolucionario. Sí decimos que cualquier proceso revolucionario que acabe aislándose puede conducir a un proceso de degeneración en un espacio de tiempo más o menos prolongado. Las causas de la degeneración burocrática, incluso después de un proceso revolucionario clásico, es decir caracterizado por la participación consciente y masiva de la clase obrera en todo el proceso, también tiene sus propias leyes y no hay que buscarlas en la esfera de la moral, planteando ideas tipo "la maldad humana aflora cuando se asocia al poder". Eso no es así.

¿Son necesarios los dirigentes?
El anarquismo afronta esto con dos aspectos contradictorios entre sí: primero en la teoría dicen que independientemente de la táctica, programa.... la actuación de cualquier grupo político (sea de derechas, de izquierdas, reformista o marxista) es negativo por definición, porque cualquier grupo político, por el hecho de serlo, manipula la voluntad de los individuos. En segundo lugar los propios anarquistas se organizan políticamente (aunque no reconocen esta fatal contradicción que seguidamente demostraremos) para defender otros métodos de lucha determinados.
Hasta qué punto el anarquismo mitifica la forma en detrimento del fondo e incluso es incapaz de comprender la forma que adquieren los procesos complejos en la realidad se ve claramente en esa diferencia entre lo que predican y lo que practican.
En su ataque contra los "partidos políticos" (sin ninguna distinción de clase), los anarquistas atacan sus manifestaciones, es decir su organización (que estrangula la espontaneidad) y sus líderes (que tiene como consecuencia, siempre según los anarquistas, la sumisión de los demás a los jefes).
Bakunin organizó una alianza secreta dentro de la I Internacional, la Alianza por la Democracia Socialista, por cierto, altamente centralizada y conspirativa.
Dentro de la CNT, por no hablar de la CNT misma, existía otra organización política, la FAI, independientemente de que se presentara o no a las elecciones.
Aparte de nuestras discrepancias con el programa de la FAI, el hecho es que ésta era una organización abiertamente política y enormemente autoritaria aplicando los propios parámetros anarquistas.
Veamos las apreciaciones que hacía César M. Lorenzo sobre la FAI: "Estructurada de manera muy poco estricta, a base de grupos autónomos compuestos por docenas de hombres por término medio, contaba con un Comité Peninsular... que hacía las veces de órgano de enlace... Su verdadera cohesión procedía de la intransigencia ideológica de sus miembros, enemigos feroces de la autoridad, de la jerarquía, de la política, del Estado, de la acción legal y de la contemporización. Los "faístas" emprendieron la conquista de la CNT, imponiendo su radicalismo, la violencia de su lenguaje, sus críticas incesantes, predicando cada día para el siguiente la revolución social... (...) Su verdadero epicentro se situó en Cataluña, cuna y hogar siempre ardiente del movimiento libertario. Y no iba a tardar en convertirse en un ‘Estado dentro del Estado’ en el seno de la CNT"*.
Como vemos toda una oda al espontaneísmo. Es de destacar que el hecho de que la FAI empezara como "grupos autónomos" no impidió que acabaran siendo un "Estado dentro del Estado". Pretender que la FAI, cuya cohesión se basaba en "la intransigencia ideológica de sus miembros", fuera un grupo apolítico, es poco menos que ridículo.
Finalmente, lo más significativo de todo eso es que, aparte de contradecirse con los postulados antiautoritarios que conforman los pilares del anarquismo, toda la "intransigencia contra el Estado y la contemporización" no impidió que en los momentos decisivos de la Revolución española los dirigentes de la CNT contribuyeran a la reconstrucción de Estado burgués y contemporizaran con los postulados del estalinismo y del reformismo.
El movimiento anarquista siempre ha tenido sus propios líderes. ¿No era un líder, por su autoridad moral y su capacidad de inspiración, Bakunin? ¿No era un líder Durruti? ¿No fue un individuo con la capacidad, la trayectoria y la experiencia suficientes para organizar a decenas de miles de milicianos en el frente de Aragón para hacer frente a los fascistas? Si eso no es un líder ¿qué es?

Muchas veces la informalidad, las organizaciones en las que nadie es responsable de nada, la inexistencia de un organismo al que se le pueda exigir responsabilidades, es el mejor caldo de cultivo para un control burocrático de hecho por parte de una pequeña minoría. Al final acaba decidiendo el que más experiencia tiene, el que más autoridad tiene, pero sin ningún tipo de mecanismo efectivo de participación y de control por parte de los demás.

algo más sobre Bakunin, de “Las pretendidas escisiones en la Internacional”:
A su vuelta de Siberia, predicó en el "Kólokol" de Herzen, como fruto de su larga experiencia, el paneslavismo y la guerra de razas [12]. Más tarde, durante su estancia en Suiza, fue designado para el Comité directivo de la Liga de la paz y de la libertad fundada en oposición a la Internacional [13]
[12] Se alude a la proclama de Bakunin "A todos los amigos eslavos, rusos y polacos", publicado en el suplemento de "Kólokol" núm. 122-123, del 15 de febrero de 1862.
"Kólokol", periódico demócrata-revolucionario ruso, publicado de 1857 a 1867 por A. Herzen y N. Ogariov en ruso y de 1868 a 1869 en francés con suplementos en ruso; salía hasta 1865 en Londres y, luego, en Ginebra.
[13] La Liga de la paz y de la libertad, era una organización pacifista burguesa, fundada en 1867, en Suiza, por republicanos burgueses y pequeñoburgueses y liberales.
"la igualación económica y social de las clases" [15].
[15] Trátase del intento de Bakunin de lograr en el Congreso de la Liga de la paz y de la libertad (véase la nota 211), celebrado en Berna en septiembre de 1868, que se adoptase un programa socialista confuso presentado por él ("igualación social y económica de las clases", supresión del Estado, del derecho de herencia, etc.). Rechazado su proyecto por mayoría de votos, Bakunin salió de la Liga de la paz y fundó la Alianza Internacional de la Democracia Socialista.
creó un instrumento especial: la "Alianza internacional de la democracia socialista" destinada a convertirse en una Internacional dentro de la Internacional.
"Alianza internacional de la democracia socialista", imponiéndose como "misión especial estudiar las cuestiones políticas y filosóficas sobre la base de ese gran principio que es la igualdad, etc.".
Según estos documentos, dicha Alianza "se funde enteramente en la Internacional", pero, al mismo tiempo, ha sido fundada enteramente al margen de la Internacional. A la par que el Consejo General de la Internacional, elegido por los Congresos sucesivos de Ginebra [16], Lausanne [17] y Bruselas, habrá en Ginebra, según el reglamento iniciador, otro Consejo General que se ha nombrado a sí mismo. A la par que los grupos locales de la Internacional, existirán los grupos locales de la Alianza que, por mediación de sus organismos nacionales -que funcionarán al margen de los organismos nacionales de la Internacional- "pedirán al Buró Central de la Alianza su admisión en la Internacional"; y así, el Comité Central de la Alianza se arroga el derecho a dar ingresos en nuestra Asociación. Por último, el Congreso General de la Asociación Internacional de los Trabajadores tendrá también su doble en el Congreso General de la Alianza, puesto que, como dice el reglamento iniciador, en el Congreso anual de los trabajadores, la delegación de la Alianza internacional de la democracia socialista, como rama de la Asociación Internaciona] de los Trabajadores, "tendrá sus sesiones públicas en un local aparte".
Considerando: (diciembre 1868)
que la existencia de un segundo organismo internacional que funcionase dentro y fuera de la Asociación Internacional de los Trabajadores sería el medio más infalible para desorganizarla;
que cualquier otro grupo de individuos residentes en cualquier localidad tendría derecho a imitar al Grupo iniciador de Ginebra y a introducir, bajo pretextos más o menos ostensibles, dentro de la Asociación Internacional de los Trabajadores, otras Asociaciones internacionales con otras misiones especiales;
que, de este modo, la Asociación Internacional de los Trabajadores se convertiría muy pronto en el juguete de los intrigantes de cualquier nacionalidad y de cualquier partido;
los Estatutos y reglamentos administrativos de la Asociación Internacional de los Trabajadores pueden ser revisados únicamente por el Congreso General, a condición de que por tal revisión opten las dos terceras partes de los delegados presentes (véase art. XIII de los reglamentos administrativos);
[16] El Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra se reunió del 3 al 8 de septiembre de 1866. Asistieron a él 60 delegados del Consejo General, las secciones y sociedades obreras de Inglaterra, Francia, Alemania y Suiza. Como informe oficial del Consejo General se dio lectura a la "Instrucción sobre diversos problemas a los delegados del Consejo Central Provisional" (véase el presente tomo, págs. 77-86), redactada por Marx. La mayor parte de sus puntos, a despecho de los proudhonistas que participaban en los trabajos del Congreso, fue aprobada como resoluciones del mismo. El Congreso de Ginebra aprobó también los Estatutos y el Reglamento de la Asociación Internacional de los Trabajadores.
[17] El Congreso de la Internacional celebrado en Lausanne se reunió del 2 al 8 de septiembre de 1867. Se escucharon en él el informe del Consejo General y los informes de los delegados, informes que probaban la consolidación de las organizaciones de la Internacional en los distintos países. A despecho del Consejo General, los proudhonistas le impusieron su orden del día: fueron discutidos por segunda vez los problemas de la cooperación, del trabajo femenino, de la educación, así como varios problemas particulares que apartaron la atención del Congreso de la discusión de problemas efectivamente candentes planteados por el Consejo General. Los proudhonistas consiguieron que se adoptaran varias resoluciones suyas. Sin embargo, no lograron apoderarse de la dirección de la Internacional. El Congreso reeligió al Consejo General en su composición anterior y conservó la sede de éste en Londres.
Hay una frase en vuestro programa que falla en este aspecto. En el artículo 2 se lee:
"Ella" (la Alianza) "quiere, ante todo, conseguir la igualación política, económica y social de las clases".
La igualación de las clases, interpretada literalmente, conduce a la armonía entre el capital y el trabajo, tan importunadamente predicada por los socialistas burgueses. Lo que constituye el gran objetivo de la Asociación Internacional de los Trabajadores no es la igualdad de las clases -contrasentido lógico de imposible realización- sino, por el contrario, la abolición de las clases, verdadero secreto del movimiento proletario.
Habiendo aceptado la Alianza estas condiciones, el Consejo General la admitió en la Internacional. Algunas firmas del programa de Bakunin indujeron a error al Consejo, el cual creyó que la Alianza estaba reconocida por el Comité federal de Ginebra (Comité de la Suiza francesa), cuando la verdad era que siempre lo había evitado. Desde este momento, la Alianza había conseguido su objetivo inmediato: tener representación en el Congreso de Basilea. A pesar de los procedimientos desleales que sus partidarios emplearon -procedimientos empleados en esta ocasión, y sólo en esta ocasión, en un congreso de la Internacional-, Bakunin sufrió una decepción en su intento de que el Congreso trasladase a Ginebra la sede del Consejo General y sancionase la antigualla saint-simoniana de la abolición inmediata del derecho de herencia, cosa de la que Bakunin había hecho el punto de partida práctico del socialismo. Este fue la señal de la guerra abierta e incesante que la Alianza hizo, no sólo al Consejo General, sino también a todas las secciones de la Internacional, que se negaron a aceptar el programa de esta camarilla sectaria y, sobre todo, la doctrina del abstencionismo político absoluto.
Ya antes del Congreso de Basilea, habiendo venido Necháev a Ginebra, Bakunin se puso en relación con él y fundó en Rusia una sociedad secreta en los medios estudiantiles. Escondiendo siempre su persona bajo el nombre de diferentes "comités revolucionarios", reivindicó poderes autocráticos, recurriendo a todos los ardides y mixtificaciones del tiempo de Cagliostro [*]. El gran medio de propaganda de esta sociedad consistía en comprometer ante la policía rusa a personas inocentes, dirigiéndoles desde Ginebra comunicaciones, en unos sobres amarillos que llevaban por fuera, en ruso, la estampilla del "Comité revolucionario secreto". Las informaciones públicas del proceso Necháev prueban que se ha abusado de un modo infame del nombre de la Internacional [*]* [18].
[18] El proceso Necháev, tramado contra jóvenes estudiantes acusados de actividad revolucionaria secreta, tuvo lugar en Petersborgo en julio-agosto de 1871. Ya en 1869, Necháev entró en contacto con Bakunin, desplegó la actividad para crear en varias ciudades de Rusia la organización conspirativa "Venganza del pueblo", en la que se preconizaban ideas anárquicas de "destrucción absoluta". Jóvenes estudiantes de orientación revolucionaria y elementos de la población de procedencia plebeya entraban en la organización de Necháev atraídos por la acerba crítica que se hacía del régimen zarista y los llamamientos a la lucha enérgica contra este último. Valiéndose de la credencial de representante de la "Unión Revolucionaria Europea" que le había dado Bakunin, Necháev intentó hacerse pasar por representante de la Internacional, engañando de este modo a los miembros de la organización creada por él. En 1871, la organización fue destruida, y en el proceso judicial se hicieron públicos los métodos aventureros empleados por Necháev para lograr sus objetivos.
La Conferencia de Londres encargó a Utin que redactase un breve informe sobre el proceso Necháev. En lugar del informe, Utin mandó a Marx, a fines de agosto de 1872, para el Congreso de La Haya, un extenso informe confidencial sobre la actitud de Bakunin y Necháev, hostil a la Asociación.
La circular del 1 de enero de 1870, como la del 22 de diciembre de 1868 y la del 9 de marzo de 1869, fueron aprobadas por todas las secciones de la Internacional.
Ni que decir tiene que ninguna de las condiciones aceptadas por la Alianza ha sido cumplida jamás. Sus pretendidas secciones siguieron siendo un misterio para el Consejo General. Bakunin trataba de conservar bajo su dirección personal algunos grupos diseminados por España y por Italia y la sección de Nápoles, que él había hecho salirse de la Internacional. En las otras ciudades de Italia se carteaba con pequeños núcleos, compuestos, no de obreros, sino de abogados, periodistas y otros burgueses doctrinarios
Aunque, según su propio recuento, los partidarios de la Alianza no representaban más que a una quinta parte de los miembros de la federación, consiguieron, merced a la repetición de las maniobras de Basilea, asegurarse una mayoría ficticia de uno o dos votos. ¡Mayoría que, según afirmaba su propio órgano (véase "Solidarité" [23] del 7 de mayo de 1870), no representaba más que a quince secciones, cuando, sólo en Ginebra, había treinta!
A su vuelta, los delegados de Ginebra convocaron a sus secciones a una asamblea general que, a pesar de la oposición de Bakunin y sus amigos, aprobó su actuación en el Congreso de La Chaux-de-Fonds. Al poco tiempo, Bakunin y sus acólitos más activos fueron expulsados de la antigua federación de la Suiza francesa.
Luis Bonaparte acababa de entregar su ejército en Sedán [25]. Por todas partes se alzaron las protestas de los internacionalistas contra la continuación de la guerra. El Consejo General, en el manifiesto que lanzó el 9 de septiembre [*] denunciando los proyectos de conquista que acariciaba Prusia, hacía ver el peligro que su triunfo representaba para la causa del proletariado y advertía a los obreros alemanes que ellos serían las primeras víctimas de esta victoria. Celebró en Inglaterra una serie de mítines, que sirvieron para contrarrestar las tendencias prusófilas de la Corte. En Alemania, los obreros internacionalistas organizaron manifestaciones reclamando el reconocimiento de la república y "una paz honrosa para Francia"...
Por su parte, la naturaleza belicosa del ardiente Guillaume (de Neuchâtel) le sugirió la idea luminosa de un manifiesto anónimo [26], publicado en un suplemento bajo la cubierta del periódico oficial "Solidarité", pidiendo la formación de unidades voluntarias suizas para ir a combatir a los prusianos; cosa que personalmente nunca pudo hacer a causa, sin duda, de sus convicciones abstencionistas.
Sobrevino la insurrección de Lyon [27]. Bakunin voló hacia allá y, apoyándose en Albert Richard, Gaspard Blanc y Bastelica, se instaló el 28 de septiembre en el Ayuntamiento, cuyos accesos se abstuvo de guardar, considerando, al parecer, que esto hubiera sido un acto político. Unos cuantos guardias nacionales lo echaron a la calle lastimosamente, en el momento en que, tras un parto laborioso, acababa de dar a luz su decreto sobre la abolición del Estado.
[25] 106. El 2 de setiembre de 1870, el ejército francés fue derrotado en Sedán, quedando prisioneras las tropas, con el mismo emperador. Del 5 de setiembre de 1870 al 19 de marzo de 1871, Napoleón III y el mando se hallaban en Wilhelmshöle (cerca de Kassel), castillo de los reyes de Prusia. La catástrofe de Sedán precipitó la caída del Segundo Imperio y desembocó el 4 de setiembre de 1870 en la proclamación de la república en Francia. Se formó un Gobierno nuevo, el llamado "Gobierno de la Defensa Nacional".- 175, 192, 206, 216, 273
[26] 222. Trátase del llamamiento "A las secciones de la Internacional" del 5 de septiembre de 1870 redactado por los bakuninistas J. Guillaume y G. Blanc y publicado en Neuchâtel como suplemento al núm. 22 del periódico "La Solidarité".- 273.
[27] 223. La Insurrección de Lyon comenzó el 4 de septiembre de 1870 al tenerse noticia de la derrota en Sedán (véase la nota 106). Al llegar a Lyon el 15 de septiembre, Bakunin quiso tomar en sus manos la dirección del movimiento y poner en práctica su programa anarquista. El 28 de septiembre, los anarquistas hicieron un intento de golpe de Estado, fracasando debido a la ausencia de un plan concreto de acción y de contacto de Bakunin y los anarquistas con los obreros.
El 10 de agosto, la Alianza, poco deseosa de ver su actuación juzgada por una conferencia, declaró que estaba disuelta desde el 6 del mismo mes. Pero el 15 de septiembre reaparece y pide al Consejo su ingreso bajo el nombre de "Sección de los ateos socialistas". Según la resolución administrativa, número V, del Congreso de Basilea, el Consejo no hubiera podido admitir a esta sección sin previa consulta al Comité federal de Ginebra, cansado ya de luchar durante dos años contra las secciones sectarias.
Los hombres de la Alianza escondidos tras el Comité federal de Neuchâtel quisieron hacer un nuevo esfuerzo, en un plano más amplio, para desorganizar la Internacional y convocaron un Congreso de sus secciones en Sonvillier para el 12 de noviembre de 1871. Ya en julio, dos cartas del maître Guillaume a su amigo Robin amenazaban al Consejo General con una campaña de este tipo si no accedía a darles la razón "contra los facinerosos de Ginebra".
El Congreso de Sanvillier se componía de dieciséis delegados, que pretendían representar en conjunto a nueve secciones, entre ellas a la nueva "Sección de propaganda y agitación socialista" de Ginebra.
el informe del Consejo del Jura sometido al Congreso de los Dieciséis.
"Para convertir a la clase obrera en el verdadero representante de los intereses nuevos de la humanidad", es preciso que su organización "esté guiada por la idea que debe triunfar. Deducir esta idea de las necesidades de nuestra época, de las tendencias íntimas de la humanidad mediante un estudio continuado de los fenómenos de la vida social, inculcar después esta idea a nuestras organizaciones obreras: tal debe ser el objetivo, etc.". En resumen, hay que formar, "en el seno de nuestra población obrera, una verdadera escuela socialista revolucionaria".
Así, las secciones autónomas de obreros se convierten de golpe en escuelas, cuyos maestros serán estos señores de la Alianza. Ellos deducen la idea, "mediante estudios continuados", que no dejan el menor rastro; "se inculca después a nuestras organizaciones obreras". Para ellos, la clase obrera es un material en bruto, un caos que, para tomar forma, necesita el soplo de su Espíritu Santo.
Todo esto no es más que una paráfrasis del antiguo programa de la Alianza, que empezaba con estas palabras:
"La minoría socialista de la Liga de la paz y de la libertad, habiéndose separado de esta Liga", se propone fundar "una nueva Alianza de la Democracia Socialista... que se impone como misión especial, estudiar los problemas políticos y filosóficos..."
¡Ya está aquí la idea "deducida"!
"Una empresa tal... dará a los demócratas socialistas sinceros de Europa y América el medio de entenderse y de afirmar sus ideas" [*].}
"La sociedad futura" -dice la circular de los Dieciséis- "no debe ser sino la universalización de la organización que la Internacional se haya dado. Debemos, pues, cuidar de que esta organización se aproxime lo más posible a nuestro ideal".
"¿Puede concebirse que una sociedad igualitaria y libre salga de una organización autoritaria? Esto es imposible. La Internacional, embrión de la futura sociedad humana, tiene que ser, desde ahora, imagen fiel de nuestros principios de libertad y de federación".
¡Los confederados de París no hubieran sucumbido si, comprendiendo que la Comuna era el "embrión de la futura sociedad humana", hubieran arrojado lejos de sí la disciplina y las armas, cosas ambas que deben desaparecer, pero sólo cuando se hayan acabado las guerras!
[*] Los hombres de la Alianza, que no cesan de reprochar al Consejo General la convocatoria de una conferencia reservada, en un momento en que la reunión de un congreso público hubiera sido el colmo de la traición o de la estupidez; esos partidarios cerrados del alboroto y de hacer las cosas a la luz del día, han organizado, desdeñando nuestros Estatutos, una verdadera sociedad secreta en el seno de la Internacional, sociedad dirigida contra la Internacional y que aspira a colocar a sus secciones bajo su férula, bajo la dirección sacerdotal de Bakunin.
Algunas semanas después de la Conferencia, llegaron a Londres los caballeros Albert Richard y Gaspard Blanc, los miembros más influyentes y más ardientes de la Alianza, encargados de reclutar, entre los refugiados franceses, auxiliares dispuestos a trabajar por la restauración del Imperio, único medio, según ellos, de desembarazarse de Thiers y de llenar el estómago. El Consejo General previno contra sus manejos bonapartistas a los interesados, entre otros, al Consejo federal de Bruselas.
En enero de 1872 se quitaron la careta, publicando el folleto "El Imperio y la nueva Francia. Llamamiento del pueblo y de la juventud a la conciencia francesa", por Albert Richard y Gaspard Blanc. Bruselas, 1872.
Con la acostumbrada modestia de los charlatanes de la Alianza, espetan el reclamo siguiente:
"Nosotros, que habíamos formado el gran ejército del proletariado francés... nosotros, los jefes más influyentes de la Internacional en Francia [*], afortunadamente no hemos sido fusilados, y aquí estamos para enarbolar frente a ellos (los parlamentarios ambiciosos, los republicanos bien cebados, los sedicentes demócratas de toda especie), la bandera bajo cuyos pliegues combatimos y para lanzar a la Europa atónita, a pesar de las calumnias, a pesar de las amenazas, a pesar de los ataques de toda índole que nos esperan, este grito que emerge del fondo de nuestra conciencia y que resonará muy pronto en el corazón de todos los franceses: "¡Viva el emperador!"
"A Napoleón III, difamado y escarnecido, hay que rehabilitarlo con todo esplendor".
Y los señores Albert Richard y Gaspard Blanc, pagados con cargo a los fondos secretos de Invasión III, tienen el encargo especial de obtener esta rehabilitación.
Por lo demás, confiesan:
"El desarrollo normal de nuestras ideas nos ha hecho imperialistas".
En cuanto a la constitución del proletariado en partido político, recomendada por la Conferencia de Londres, "después de la restauración del Imperio, nosotros" (Richard y Blanc)
"acabaremos pronto, no sólo con las teorías socialistas, sino con ese comienzo de realización de ellas que se manifiesta en la organización revolucionaria de las masas". En una palabra, explotando el gran "principio de la autonomía de las secciones", que "constituye la verdadera fuerza de la Internacional... sobre todo en los países de raza latina"... ("Révolution Sociale" del 4 de enero),
Todos los socialistas-marxistas- entienden por anarquía lo siguiente: una vez conseguido el objetivo de la clase obrera -la abolición de las clases-, el poder del Estado, que sirve para mantener a la gran mayoría productora bajo el yugo de una minoría explotadora poco numerosa, desaparece y las funciones de gobierno se transforman en simples funciones administrativas. La Alianza toma el rábano por las hojas. Proclama que la anarquía en las filas proletarias es el medio más infalible para romper la potente concentración de fuerzas sociales y políticas que los explotadores tienen en sus manos. Con este pretexto, pide a la Internacional, en el momento en que el viejo mundo trata de aplastarla, que substituya su organización por la anarquía. La policía internacional no pide otra cosa para eternizar la república de Thiers, cubriéndola con el manto imperial [*].
[*] En el informe sobre la ley Dufaure, el rural Sacase apunta, sobre todo, contra la "organización" de la Internacional. Esta organización es su pesadilla. Después de haber constatado "el ascenso de esta formidable Asociación", añade: "Esta Asociación rechaza las prácticas tenebrosas de las sectas que le han antecedido. Su organización se ha hecho y se ha modificado a la luz del día. Gracias a la potencia de esta organización... ha acrecentado progresivamente su esfera de acción y de influencia. Se abren las puertas de todos los territorios". Después describe "sumariamente" la organización y concluye: "Tal es, en su sabia unidad... el plan de esta amplia organización. Su fuerza reside en su concepción misma. Reside también en la masa de sus afiliados, ligados a una acción simultánea, y reside, por último, en el impulso invencible que puede ponerlos en movimiento".


2- (aunque mezclé ya bastante)
Los marxistas no confundimos la dictadura del proletariado con la dictadura del partido, lo estás haciendo vos (y obvio los stalinos). Nosotros ni siquiera tenemos “Secretario General” adentro de nuestro propio partido, hay libertad de tendencias, etc., pero unidad en la acción. Lo que sucedió en Rusia sucedió como sucedió por miles de cosas (pedíme si querés ahondar en la prohibición temporaria de fracciones, lo de Krondstat, etc.), yo personalmente –y sé que no soy el único- creo que sería factible una revolución entre varios partidos... pero eso lo decidirá la historia.

Una cosa es lo que es la “democracia representativa” (burguesa), y otra la representación en sí misma. Y ya que hablás de inventos burgueses, luego de diciembre de 2001 fue un invento burgués-una política burguesa que el problema era una denominada “““crisis de representatividad”””, feroz artilugio para esconder (no solo lingüísticamente sino con toda la política que desarrollaron después) que lo que pasaba era una crisis económico-social y lo que se criticaba era el capitalismo. Ahora desde el marxismo, representar no es otra cosa que delegar, y para eso las propuestas antedichas de revocabilidad, que todos seamos burócratas, etc. Si vos en particular no podés ser delegado o representado por otro es porque no piensan lo mismo (en general digo, no me acuses de boludeces). Si vos estás en una organización anarka y quieren ir a un encuentro en Japón y no tienen plata para ir todos, te representarían... ¡sino como convivirían en una misma organización pensando muuuy distinto!!

3- Las distinciones que hacés entre proletariado y clase asalariada no son tales. Si vos considerás a los obreros ocupados como el proletariado, porque carajo mi partido organizada a los desocupados??!! Por otra parte te invito a leer la obra de Marx a ver que encontrás sobre el rol del proletariado y los otros “asalariados pero no proletarios”. Por ej. los directores o gerentes, personas que cobran salarios, entran dentro de los aliados de la burguesía... en fin, demostrás una postura economicista con respecto a la distinción en clases sociales.

4- ¿Stalin es la consecuencia de ideas marxistas??!! claro, y si yo quiero una hamburguesa, aparece una hamburguesa.
¿”Si los soviets hubieran tenido realmente todo el poder (como el mismo Lenin predicaba, pero no llevaba a la practica)
la burocratización hubiese sido imposible”? para empezar, una distinción, aunque ociosa: eran las ideas marxistas o en todo caso acusas a Lenin de antimarxista...? para seguir, dejemos un poco de lado el idealismo, estudiemos un cachito y veamos como era la situación concreta. Sinceramente no tengo ganas de ponerme a hacer las miles de elucubraciones posibles de los miles de destinos posibles si cambiabas tal o cual cosa... y si eso era posible en la realidad, más allá de en tu cabeza.

“las masas no necesitan una dirección, lo único que necesitan es una estrategia, que debe salir de ellas mismas” ...las direcciones deben salir de ellas mismas... “nunca poniéndose por encima de las masas.”. (iba ya a cerrar con ese punto pero uhh, que entenderán por “encima”, por favor!!!)

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Respuesta a Javier
Por Luchador Anarquista - Tuesday, Nov. 30, 2004 at 2:26 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

Javier: Decís en tu mensaje: “¿No te parece acaso que la organización en comunas, tal como pasó en la comuna de París o los soviets o las colectividades campesinas en España, eran una forma de dictadura de los obreros y campesinos? ¿No fueron, acaso, una forma de gobierno, una forma de Estado?” Así planteado, parece que fuera lo mismo, pero no lo es.

Es cierto, los anarquistas creemos que la sociedad y la organización de la misma es algo natural en los seres humanos. Como es sabido, también creemos en la organización en comunas y en las asambleas. Visto así, esto parecería una forma de gobierno o de Estado y no otra organización, totalmente distinta. Pero falta aquí un dato, lo que nos hace una ideología que niega la necesidad de un Estado y que incluso lo rechaza.

Los anarquistas creemos en las asociaciones libres, por afinidad, y en el derecho de desasociación, cuando esa afinidad ya no existe. Por eso nos oponemos a la idea de un pacto social tácito e impuesto, creemos en la voluntad de cada uno por asociarse y desasociarse. Nosotros creemos en una organización cambiante, en movimiento, no estática o “petrificada”, como diría Bakunin. La organización natural, inmanente, es cambiante como la subjetividad de los individuos que la componen, en cambio, el Estado es una organización que trasciende a los individuos, que no cambia según sus subjetividades, sino que impone a los individuos una única subjetividad, mutilando así las facultades de los hombres.

Estas asociaciones libres, según el anarquismo, deben ser la base de la nueva sociedad. Éstas se pueden coordinar, se pueden federar, pero respetando la autonomía de cada una. En las colectividades libertarias que funcionaron en la Guerra Civil Española, existían éstas asociaciones libres. Se le asignaba a cada una un pedazo de tierra del que era responsable. Los delegados debían llevar la opinión de cada asociación. Entonces, las asociaciones libres eran la base de toda la organización. Y no es la simple reunión en asambleas, soviets o como se las quiera llamar, donde se toman decisiones impuestas a todos que, por más que hay participación directa de la gente, termina siendo una organización similar al Estado. Al haber autonomía en las asociaciones libres, y al existir la posibilidad de desasociarse, la organización no es estática y trascendente, sino que es natural e inmanente.

Este texto explica mejor como se organizaban las colectividades en España:

“(...) LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA Y DE PODER EN LAS COLECTIVIDADES
La unidad más pequeña en la colectividad era el grupo de trabajo, frecuentemente de entre cinco y diez miembros, pero algunas veces de más. Todos en la colectividad estaban obligados a trabajar, siempre que les fuese posible hacerlo.
"La colectividad era la comunidad de trabajo libre de los pueblerinos.... el grupo podía consistir de amigos, o de vecinos de una determinada calle, o de un grupo de pequeños campesinos, inquilinos, o jornaleros ".
A cada grupo, le era asignada tierra por la colectividad, y luego eran responsables del cultivo de esta tierra. En cada grupo, era elegido un delegado el que, a la vez que trabajaba junto a sus compañeros la mayor parte del tiempo, también representaba la opinión de su grupo en las asambleas de la colectividad. En algunas colectividades existió una Comisión Administrativa que se reunía con los delegados de cada grupo de trabajo y trazaba el plan de trabajo para el día siguiente.
La comisión administrativa o comité de gestión, era responsable del funcionar cotidiano de la colectividad. "Cuidaban de la obtención de materiales, del intercambio con otras áreas, de la distribución de la producción y de los trabajos públicos necesarios, tales como la construcción de escuelas ". Los miembros del comité de gestión eran elegidos en asambleas generales de todos los participantes de la colectividad. La asamblea general de colectivistas era soberana a la hora de la toma de decisiones importantes.
También fueron creadas federaciones de colectividades. En Aragón, donde existían unas 450 colectividades que abarcaban medio millón de personas, existió la más exitosa de las federaciones. Aquí se establecieron federaciones por distrito y regionales. Las colectividades de una misma área se unían para formar federaciones por distrito, compuestas por delegados elegidos en cada una de las colectividades. Las federaciones por distrito mantenían las bodegas para almacenar la producción agrícola de las colectividades. También eran responsables de la comunicación y del transporte entre villas federadas, y apoyaba el progreso cultural en el área.
Las federaciones regionales, tales como la Federación Regional de Colectividades Aragonesas y la Federación Regional de Campesinos, también eran compuestas de delegados de las colectividades. Estas federaciones se creaban para varios propósitos. Establecían equipos técnicos para mejorar la producción agrícola y ganadera; para capacitar a los más jóvenes; para llevar las estadísticas de producción; para crear reservas regionales; y para ofrecer créditos y ayuda, sin interés, a las colectividades(...)” (http://www.alasbarricadas.org/ateneo/modules/wikimod/index.php?page=El%20triunfo%20de%20la%20libertad)
Para comprender mejor la idea del anarquismo respecto de la sociedad y el Estado, te recomiendo este fragmento del libro “La Ideología Anarquista”, de Ángel J. Cappelletti (que además utiliza el mismo ejemplo que vos diste):
“«Anarquismo» no significa en modo alguno ausencia de orden o de organización. Los pensadores anarquistas, desde Proudhon, opusieron el orden inmanente, surgido de la vida misma de la sociedad, de la actividad humana y del trabajo, al orden trascendente, externo, impuesto desde afuera por la fuerza física, económica o intelectual. El primero, que es no sólo el único auténtico sino también el único sólido y duradero, supone la supresión del segundo, falaz y esencialmente inestable. En esta oposición se basa la aparente paradoja proudhoniana: La libertad no es la hija del orden sino su madre.(...)
“Anarquismo” no quiere decir, tampoco, negación de todo poder y de toda autoridad: quiere decir únicamente negación del poder permanente y de la autoridad instituida o, en otras palabras, negación del Estado.
Los anarquistas pueden admitir perfectamente la intrínseca autoridad del médico en lo que se refiere a la enfermedad y a la salud pública en general o del agrónomo en lo que toca al cultivo del campo: no pueden aceptar, en cambio, que el médico o el agrónomo, por el hecho de haber sido elegidos por el sufragio popular o impuestos por la fuerza del dinero o de las armas, decidan permanentemente sobre cualquier cosa, sustituyan a la voluntad de cada uno, determinen el destino y la vida de todos.
Del mismo modo que las sociedades llamadas primitivas no desconocen el poder (y aun, como quiere Clastres, el poder político), pero se caracterizan esencialmente frente a los pueblos civilizados por ignorar el Estado, esto es, el poder político permanente e instituido, los anarquistas aspiran a una sociedad no dividida entre gobernantes y gobernados, a una sociedad sin autoridad fija y predeterminada, a una sociedad donde el poder no sea trascendente al saber y a la capacidad moral e intelectual de cada individuo.
En una palabra, los anarquistas no niegan el poder sino ese coágulo del poder que se denomina Estado. Tratan de que el gobierno, como poder político trascendente, se haga inmanente, disolviéndose en la sociedad.
La Sociedad, que todos los pensadores anarquistas distinguen cuidadosamente del Estado, es para ellos una realidad natural, tan natural por lo menos como el lenguaje. No es el fruto de un pacto o de un contrato. No es, por consiguiente, algo contingente, accidental, fortuito.
El Estado, por el contrario, representa una degradación de esa realidad natural y originaria. Se lo puede definir como la organización jerárquica y coactiva de la sociedad. Supone siempre una división permanente y rígida entre gobernantes y gobernados (...)”.


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El mito del partido (2da parte)
Por Grupo Orobon Fernandez - Tuesday, Nov. 30, 2004 at 6:59 PM

Extractos del folleto "EL MITO DEL PARTIDO, Simbolo de la Esclavitud Moderna" del Grupo Orobon Fernandez (España), 1973.

Secunda parte

Es un hecho y un claro desafió a la inteligencia de las gentes : diez o doce partidos de estirpe marxista-leninista o simplemente marxista, se disputan el titulo de partido de la clase obrera. En realidad no puede haber diez o doce partidos o partidillos de la clase obrera. Es como en religión : no puede haber diversos dioses verdaderos. Tal hecho lo descalifica globalmente y el simple observador del fenómeno concluye muy cuerdamente la falsedad de todos ellos. La pluralidad de partidos que es auto atribuyen el titulo de “partidos de la clase obrera”, no hace sino demostrar por la simple prueba del sentido común que no hay ningún partido de la clase obrera. Esta es para tales grupos la coartada ideológica, pero en realidad, todos los partidos carismáticos desconfían profundamente de la clase obrera. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de esos partidos fueron fundados por burgueses, o por individuos que vivían o pensaban como tales y por tanto despreciaban a la clase obrera. Lenin y Trotsky, entre otros, reían sarcásticos cuando los anarquistas o consejitas querían confiar la gestión económica y el autogobierno político a las organizaciones naturales de la clase obrera : los sindicatos y consejos. ¿ Como pueden ser revolucionarios y obreros los partidos que en nombre de la clase obrera estatifican la economía y marginan radicalmente a las masas obreras de su organización y control y le asignan el mero rol de fuerza del trabajo? Es asombroso considerar como los partidos “revolucionarios” de la clase obrera, lo primero que hacen al llegar al poder es separar a la clase obrera de la tarea auténticamente revolucionaria. La clase obrera ha de ser dirigida y por tanto la función del dirigente es el atributo primero de esos partidos. Por ello permite afirmar a la critica libertaria no solo el carácter burgués de esos grupos, sino la concepción radicalmente primitiva de su filosofía política, basada en el autoritarismo. No olvidemos que la autoridad es vieja como el mundo, mientras el socialismo es una realidad comunitaria basada en la responsabilidad compartida.

De lo dicho se colige el carácter excluyente de todo partido :la lucha por el poder hace que se excluyan unos a otros, puesto que siendo cada uno de ellos el “partido” por antonomasia, solo a cada uno de ellos corresponde el control de aquel. De ahí la dictadura y el totalitarismo sobre los grupos descartados del poder y sobre la clase trabajadora.

(...)

La superioridad ideológica del anarquismo y del sindicalismo revolucionario es que no aspira al poder, sino a la liquidación del poder tal como lo conciben los demás partidos. Por tanto, no entra en la lucha hegemónica excluyente. El sindicalismo revolucionario, por ejemplo, ofrece a todos la posibilidad de una participación abierta, es en si mismo esta participación abierta a todos. El sindicalismo revolucionario no pide a los demás que abdiquen ante su poder, sino que contemplen la posibilidad de una reestructuración social de la base comunitaria, al margen del poder tradicional. Este poder es el gran factor excluyente, el que mediatiza y alienta a las masas. Este poder del punto omega, este poder antidemocrático, antirrevolucionario y antisocialista del vértice, debe ser sustituido por el poder de participación generalizada en la base social. Debe partir de esta ; el poder de decisión y participación debe estar diluido, generalizado, debe ejercerse en todos y cada uno de los sectores de la actividad económica y política. Este poder decisorio de base diluido en la fabrica, en la industria y en la federación de comunas, arranca de la periferia social, donde nacen todos los fenómenos esenciales de la vida comunitaria y se articula hacia arriba en nexos que muy bien pueden ser federativos. Pero el poder reside en la base, que puede revocarlo en cualquier momento. Frente al primitivismo de la filosofía política de los “partidos de la clase obrera”, afincados todavía en el ancestral principio de autoridad, la responsabilidad compartida en la base. Esta es la filosofía política, clara y directa, que corresponde al fenómeno comunitario del socialismo, el cual se basa en la solidaridad y la mutua correspondencia. El socialismo de dirigentes y dirigidos no es socialismo, sino autoritarismo y empieza por la discriminación política y termina en el nacimiento de nuevas clases privilegiadas, como muestra la experiencia. (...)

primera parte :
http://argentina.indymedia.org/print.php?id=239645


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para Luchador Anarquista
Por Javier - Wednesday, Dec. 01, 2004 at 12:30 AM

Yo creo que a veces el problema es el contenido que se le da a las palabras y no diferencias reales de principio.

Para vos el Estado es y sólo puede ser una máquina que concentra y centraliza el poder de represión. Por eso decís que las colectividades campesinas en España no eran una forma de Estado.

En fin, lo cierto es que queremos lo mismo: remplazar la democracia patronal por una democracia obrera y campesina, basada en asambleas, soviets, colectividades, o cualquier otro organismo de base. Que los especialistas tengan el grado de autoridad sobre la materia que les compete, pero que eso tienda a desaparecer y las decisiones se democraticen. Que desaparezca cualquier ejército permanente para ser remplazado por el pueblo en armas. Esto vos lo llamás anarquía, yo lo llamo dictadura del proletariado o Estado obrero.

Creo -insisto- que tu principal desacuerdo con el marxismo-leninismo es que ves que la estrategia de un partido revolucionario que conduzca la revolución lleva a una dictadura de partido único.

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Respuesta a "Luchador anarquista"
Por Leonardo Mir - Friday, Dec. 03, 2004 at 11:33 AM
leonardomir@msn.com

1) “Luchador anarquista” dice que está cuestionando la idea de dictadura del proletariado, no los experimentos que se han hecho de ésta.

Pareciera  no querer darte cuenta de que persiste en amalgamar el concepto de “dictadura del proletariado” con “estalinismo”. Es que hubo un solo intento, ¡uno!, uno solo, de “dictadura del proletariado”, los demás no fueron intentos de “dictadura del proletariado” sino que fueron “dictaduras burocráticas” y no “intentos” sino dictaduras hechas y derechas, concretas y reales. En cambio hubo un solo INTENTO de dictadura del proletariado QUE FUE DERROTADA y nunca más pudo volver a intentarse una dictadura del proletariado.

La diferencia fundamental entre una dictadura del proletariado y una dictadura burocrática es la misma que hay entre una dictadura del proletariado y una dictadura burguesa. Son dictaduras que responden a distintas clases, dictaduras que defienden el derecho de una clase en particular en perjuicio de las otras clases.

La dictadura burguesa –por ejemplo ésta que tenemos acá en Argentina en este momento, o la que hay en Venezuela o la que hay en China, o la que hay en EE.UU- defiende los intereses de la clase burguesa, es decir de los poseedores de los medios de producción.

La dictadura burocrática también defiende los intereses de una clase, de la clase burocrática que detenta el poder del estado y a través de este domina los medios de producción y se sirve de ellos explotando al proletariado.

 

Es decir que la dictadura burguesa y la dictadura burocrática explotan a la clase proletaria. Son dos dictaduras de explotación del hombre por el hombre.

 

La dictadura proletaria, en cambio, es una dictadura, no de explotación, sino de defensa contra la explotación. Por eso, una vez que ya no haya necesidad alguna de defenderse de ninguna clase explotadora la dictadura proletaria al no tener razón de ser, desaparece, se disuelve, pierde sentido, deja de tener función alguna que cumplir.

 

Los sistemas sociales crecieron junto al ser humano. Cuando el humano se diferenció del resto de las especies fue porque comenzó a desarrollar su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza y también comenzó a desarrollarse el dominio de unos hombres por otros. Por eso la historia, no la prehistoria, sino la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. Y a la vez es la historia del dominio del hombre, de la especie humana, sobre las fuerzas de la naturaleza.

 

A cada desarrollo de las fuerzas productivas, o sea, dominio del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza, corresponde un determinado tipo de sociedad.

Todas las sociedades de explotación del hombre por el hombre son sociedades que corresponden a la era del dominio incompleto sobre las fuerzas de la naturaleza, es la era en que el ser humano aun comparte con el resto de las especies animales la lucha por la supervivencia. Una vez que el dominio del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza le permite servirse de ella sin necesidad de luchar por sobrevivir, sin necesidad de que unos hombres exploten a otros hombres, entonces ya el estado, órgano de explotación de unas clases por otras, no tiene más función que cumplir y por lo tanto desaparece.

Por supuesto que todo esto no es algo que se da sin tropiezos ni idas y vueltas e inconvenientes, y ocurre a través de todo un periodo de cientos de años. No está escrito en ningún lado el día y la hora en que esto sucederá. Pero a grandes rasgos eso es lo que ha de suceder de acuerdo al estudio científico de la realidad social humana alcanzado hasta el presente.

Tal vez la revolución rusa haya sido un intento –si cabe expresarlo así- “adelantado” en el tiempo. Pero eso no es así en modo estricto, porque pretender un supuesto “adelanto” sería lo mismo que creer que los cambios sociales  ocurren de forma concertada y sin los “dolores del parto” que todo cambio social trae aparejados. Así lo demuestra la historia, único “laboratorio” en el que se ponen a prueba todas las teorías sociales. Por ello, toda discusión social no puede serlo absolutamente “teórica” sino que debe ceñirse a los hechos de la realidad.

Para discutir teóricamente acerca de la dictadura del proletariado debe uno referirse obligadamente a la revolución rusa y a los acontecimientos históricos. Pero no puede uno confundir dictadura del proletariado con dictaduras burocráticas como si todos ellos fueran “intentos” de dictadura del proletariado. Es lo mismo que confundir en el laboratorio una sustancia ácida con una alcalina, son cosas opuestas. Son sustancias distintas y opuestas. Lo mismo ocurre con las dictaduras. Tampoco podemos confundir “anarquismo” con “militarismo” o con “proceso eleccionario” o con “arribismo”, “amiguismo”, “sectarismo” u “oportunismo”. Si vamos a hablar de anarquismo sería oportuno referirse a la revolución española, por ejemplo. Si polemizáramos en torno al sectarismo y al oportunismo, podríamos recurrir al ejemplo de las corrientes pseudo trotsquistas, si habláramos de “democracia burguesa”, sobran los ejemplos, y así para cada cosa que queramos analizar deberemos recurrir a ejemplos idóneos y utilizar un tipo de clasificación que nos sea útil para distinguir lo que sea preciso distinguir en base a sus propias características y aspectos esenciales y para agrupar lo que contenga elementos de identidad.

En cuanto a las dictaduras, volviendo sobre el tema, yo creo que la dictadura proletaria no tiene nada que ver con la dictadura burocrática. Esta última no se deriva de aquella, simplemente ocurrió después, pero no existe una unidad de identidad entre ambas. Son opuestas. Sí existe un principio de identidad entre la dictadura burocrática y la dictadura burguesa, por más que la burocracia haya eliminado a la burguesía luego de servirse de ella. Si bien a nivel mundial, ambas, burocracia y burguesía coexistieron pacíficamente durante décadas.

Por supuesto que sí existen relaciones entre ambas dictaduras, mas no son relaciones de identidad sino de oposición. La dictadura burocrática es un fenómeno surgido al calor de la lucha de clases como resultado de la violencia de la burguesía mundial ante el primer intento de dictadura proletaria. Es hija de la burguesía, no del proletariado ni de la ciencia social revolucionaria.

 

2) “Luchador anarquista” dice que: “Esto es lo que cuestiono al marxismo: El Estado nunca va a caer por su propio peso, porque el Estado genera una nueva división de clases, genera privilegios, y los privilegiados van a intentar conservar lo que tienen, por eso olvidarán los fines revolucionarios de ese Estado y se volverán conservadores.”

La historia –el laboratorio social- no demuestra eso. Lo que demuestra la historia es que los estados de los sistemas de explotación reproducen y generan privilegios. La historia demuestra también que existe una concordancia entre desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones de producción, es decir entre grado del dominio del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza y las relaciones que los hombre tienen entre sí. Cada vez es más probable y cada vez está más cercana la posibilidad de que las relaciones entre los hombres dejen de ser de explotación. Claro que al mismo tiempo las relaciones de producción se constituyen, mientras tanto, en un freno al desarrollo de las fuerzas productivas y las clases poseedoras y explotadoras se niegan a abandonar la escena sin presentar batalla. El sistema no caerá por su propio peso. De ahí la necesidad de la dictadura del proletariado.

3) Dice “Luchador anarquista”: “siempre que haya gobierno, va a haber corrupción, va a haber dominación y los gobernantes le van a dar mayor importancia a sus intereses que a los del pueblo. Porque la mayoría de los hombres son así y salvo que el gobierno esté en manos de computadoras, siempre van a existir estos problemas. Por eso yo creo que hay que eliminar eso, hay que dar todo el poder al pueblo, pero no a los representantes del pueblo, como en la democracia burguesa, ni a la “vanguardia del pueblo”, ya que todos éstos son corrompibles, sino dar el poder al pueblo de verdad, que éste se autogobierne, mediante mecanismos directos como las asambleas populares. En un sistema se depende de la buena voluntad de los gobernantes, en el otro se depende de la voluntad del pueblo, yo confío más en el segundo.”

Lo que vos describís no es la naturaleza del hombre, sino los peores costados del hombre que se han desarrollado desde la “animalidad” de la prehistoria hasta la reciente y actual historia de algunos miles de años de los sistemas de explotación.

Pero al ser el humano un ser eminentemente social, sus cualidades varían y se moldean al calor de la vida en sociedad. Es innegable que aun durante un largo periodo habrá que luchar contra estas tendencias que vos mencionaste. Pero si confías en el pueblo es porque sabés que el ser humano tiene tanto defectos como virtudes, y que en la sociedad del futuro los defectos irán desapareciendo a medida que resulten disfuncionales.

Es evidente que los pro-revolucionarios debemos preocuparnos por encontrar las formas adecuadas que posibiliten realizar la revolución social en el menor tiempo posible y al menor costo. Pero debemos cuidarnos de caer en posiciones “idealistas” que por más buenas intenciones que se tengan pueden hacer demorar por décadas el proceso de cambio social. Entiendo también que la frase anterior me cabe tanto a mí como a ti. Por eso creo que tal vez, no hoy ni aquí, pero quizás en un tiempo no muy lejano, los que hoy nos reconocemos como marxistas confluiremos con muchos de los que hoy se reconocen como anarquistas, en torno a la ciencia social revolucionaria. Insisto una vez más, vuestra crítica puede ser muy útil, pero debe partir de la realidad, no del idealismo y mucho menos que menos de la confusión conceptual.


4) Dice “Luchador anarquista”: “Yo en mi anterior mensaje hice expresa mi intención de no desviar la discusión en lo anecdótico de la Revolución Rusa, sino en la teoría marxista. Por eso, esa pretensión tuya de rebatir lo que digo argumentando que yo cuestiono a esa ideología porque confundo al estalinismo con el marxismo es falsa. Yo tomo muchas de las críticas que Bakunin hacía. Y cuando él realizaba estos cuestionamientos contra el marxismo, Stalin ni siquiera había nacido y la Revolución Rusa todavía no había ocurrido. Por lo tanto, esa pretensión de utilizar a Stalin como chivo expiatorio de los errores dentro de la ideología marxista no es muy sustentable.”

Stalin no es el “chivo expiatorio” del marxismo y de la “dictadura del proletariado” como no lo son tampoco los 14 ejércitos invasores.

Al sostener razonamientos del tipo “Stalin es” o “Stalin no es” el chivo expiatorio de las ideas marxistas, estás faltando a la verdad, estás estableciendo una identidad donde existe una oposición. Stalin solo podría ser un chivo expiatorio si hubiese sido un auténtico revolucionario que se hubiese visto superado por los acontecimientos en vez de ser como lo fue el sepulturero de la revolución. Chivo expiatorio podría ser aquel que por debilidad táctica y estratégica o por flaqueza teórica, posibilitó el fracaso de una experiencia. No es chivo expiatorio aquel que combatió sibilinamente contra la revolución proletaria.

 

 

 5) “Luchador anarquista”, dice: “Mis cuestionamientos son, fundamentalmente, los que expongo en el punto 4) y si los lees detenidamente, es un análisis respecto de la dictadura del proletariado, como idea, no como experimento. En ningún momento nombro a la Revolución Rusa, pero intento demostrar que la dictadura del proletariado no sirve en ningún caso.”

Yo en cambio creo que el análisis de los hechos concretos sigue demostrando la vigencia de la idea “dictadura del proletariado” y podría demostrar también que los bolcheviques habrían cometido errores atribuibles en gran medida a la propia dinámica de los acontecimientos. Me refiero especialmente al problema agrario y a la cancelación de la democracia dentro de las filas proletarias.

Estos errores –si lo fueron en verdad- no constituyen piedras inamovibles dentro del cuerpo de ideas marxista, es decir, dentro de la ciencia social revolucionaria. Pero no veo como resolver la cuestión del enfrentamiento a la burguesía si no es por medio de la dictadura del proletariado.

 

6) Sobre el concepto de “trabajadores”. Existen trabajadores proletarios y también existen trabajadores pequeñoburgueses. También puede ser “trabajador” un empresario. Solo que esa categoría, la de “trabajador”, como “categoría” creo que es incorrecto atribuírsela a un empresario. Pero yo lo que decía es que los administradores también son “trabajadores” en un sentido práctico, funcional. Por ejemplo, los empleados de un ministerio, los empleados de la administración de justicia, también “trabajan”, que quiero significar es que no son solamente trabajadores los obreros fabriles sino que el concepto de trabajadores puede hacerse extensivo a todos aquellos que obtienen sus medios de vida de la venta de su fuerza de trabajo –los proletarios- pero también aquellos que, sin vender su fuerza de trabajo, trabajan por cuenta propia, son “cuenta-propistas”, y también los pequeñoburgueses que no se han liberado del trabajo aunque sean a su vez pequeños explotadores.  Un miembro de la clase burocrática –no los mandamases- sino ese 5 o 10% que conformaban ese sector social, eran también trabajadores aunque no fueran explotados como el proletariado, trabajan a la vez que explotan.

No es una cuestión de que estas ideas sean “propias o no de quien se dice socialista” sino que es una caracterización de tipo entre funcional y sociológico.

 

7) El tema de la moral y del “puño de hierro”.

Vos decís que “tal vez yo tenga razón” cuando dije que “creo que la moral es relativa. Que existan riesgos que es necesario atender no implica que no se deba tomar ese riesgo cayendo en una abstención que, atendiendo a una moral abstracta, pondría en peligro a la sociedad de ser reconquistada por los explotadores” Quizás tengas razón –me dice “Luchador anarquista”-, pero el problema es que estás recortando lo que yo dije verdaderamente. No dije que era repudiable el “puño de hierro” solamente por cuestiones morales, sino que dije que además ESO PODÍA LLEVAR AL FRACASO DE LA REVOLUCIÓN, o sea que es inaceptable desde un punto de vista moral, como también es inaceptable desde un punto de vista maquiavélico como el que me planteás. Mi mensaje continuaba –seguía diciendo “Luchador anarquista”-: “No solo [es repudiable] desde el punto de vista humanitario o desde la filantropía, sino que es peligroso, porque cabe la posibilidad de que se mienta sobre esto, de que se acuse de ‘enemigo de la Revolución’ a quien no lo es, de que alguien mienta en función de sus intereses personales”. Luego dije –prosigue- que es posible que ese alguien incluso torture y obligue por este medio a declararse traidores a los opositores, para justificar su posterior asesinato en nombre de la Revolución (como ocurrió muchas veces). Y concluí: “Esto puede funcionar como elemento revolucionario, como también puede ser contrarrevolucionario. Se depende, entonces, de la buena voluntad de quienes detentan el poder, lo cual no es muy confiable.” Y aquí volvemos al punto 4).”

 

Claro que es peligroso y que es posible todo lo que decís. Pero eso ocurre en muchísimos casos en la vida cotidiana. Que sea peligroso o que pueda utilizarse en diversos sentidos no quiere decir que no pueda utilizarse o que pueda prescindirse de ello. Por ejemplo, el bisturí que utiliza el cirujano puede a la vez emplearlo para cortarle la yugular al anestesista. Sin embargo, hoy por hoy, el bisturí es irremplazable todavía en la mayoría de los casos. En ciertas operaciones se utilizan ahora “bisturís electrónicos” que no son como los viejos bisturís, son rayos láseres con el poder de corte de un bisturí que son manejados con instrumentos de alta precisión. Se ha acotado la posibilidad de que el bisturí dañe en vez de curar. Pero el bisturí sigue siendo necesario. Yo no creo que pueda prescindirse de la violencia contra la burguesía que no va a ceder el poder sin recurrir a toda la violencia que esté a su alcance.

 


8) “Luchador anarquista” dice: “Me decís en este punto: “¡Es que los marxistas no proponemos que el poder se concentre en pocas manos!” ¿En qué quedamos? ¿No me dijiste antes que “siempre existirá –al menos por algún largo tiempo- la necesidad de que alguien se ocupe de tareas organizativas en la sociedad?”

Es que yo no asocio administración con poder del modo que vos lo hacés. Pensá que siempre que subsista la necesidad de administrar, alguien –de entre todos- deberá hacerlo. Por mínimas que sean las cantidades de individuos necesarios, algunos, aunque pocos, deberán administrar mientras esa necesidad subsista. Si esto es así, de acuerdo a tu criterio, no hay escapatoria, porque pareciera que inexorablemente administración fuera sinónimo de poder y de diferenciación social. No hay modo de escapar de la “delegación” de tareas aunque las formas que adquiera esta delegación deberán ser muy distintas de las formas correspondientes a los sistemas de explotación que utilizan un barniz democrático para ejercer sus dictaduras de clase.

 

9) “Luchador anarquista”: “¿cómo pretenden los marxistas, al proponer que EXISTA LA NECESIDAD DE QUE ALGUIEN SE OCUPE DE TAREAS ORGANIZATIVAS EN LA SOCIEDAD y al admitir el “puño de hierro”, que se puede evitar que entre ESOS QUE ORGANIZAN LA SOCIEDAD no se encuentre un individuo de las antedichas características y que éste utilice el “puño de hierro” contra la Revolución?

Al ser hoy el proletariado  la clase mayoritaria de la población y la clase que maneja todos los resortes de la producción no existe el déficit crucial que tuvieron que afrontar los bolcheviques, un proletariado que apenas alcanzaba al 10 por ciento de la población y que era superado culturalmente en muchos aspectos por las clases poseedoras.

Se trata de poner en práctica la mayor democracia posible. Que los administradores perciban el mismo pago que cualquier otro trabajador. Que los cargos sean rotativos o que exista la posibilidad de revocación de los mandatos. Se trata de lograr la mayor participación de la población en las tareas de administración. Se trata de elevar más y más el nivel cultural de las grandes masas. Se trata de impedir que crezcan y se desarrollen los burócratas.

Y todo esto mientras se resiste los intentos burgueses por retomar el poder. La tarea no será para nada sencilla ni estará exenta de peligros. Esa es la verdad.

 

 


11) “Luchador anarquista” afirmaba: “No eran los anarquistas los únicos que combatían en Ucrania. Por un lado, había un gobierno títere impuesto por los austro-alemanes (el de Skoropadsky), por otro, estaban los nacionalistas burgueses, y para colmo, la contraofensiva de los zaristas.
Los anarquistas se organizaron contra eso, contra los enemigos de la Revolución que comenzaba en Ucrania. Y no podían dejar de apuntar al gobierno de Lenin entre los enemigos, ya que él entregó a Ucrania a los austro alemanes, tirando por la borda todo el esfuerzo revolucionario que se puso y no se equivocaban demasiado en este análisis, si uno ve lo que ocurrió después, hasta podríamos decir que se confiaron demasiado en la honestidad de Lenin y los bolcheviques. Y tu ejemplo no se aplica, porque decís: “El sentimiento de abandono y desilusión sería por entero esperable en las grandes masas. No así en camaradas que se consideren revolucionarios quienes deberían aceptar ese resultado, de alguna manera como el compañero que caído en desgracia y llevado a la cámara de tortura...” . La situación no es la misma, porque en tu ejemplo, el compañero “cae en desgracia”, pero en este caso, el ejemplo adecuado sería decir que el compañero es entregado al enemigo, que lo traicionan y lo entregan sus supuestos camaradas. Y allí tiene todo el derecho de odiar a sus supuestos compañeros, porque ellos lo traicionaron.”

 

Kronstadt y Brest Litovsk constituyen dos casos difíciles de aceptar para anarquistas y para aquellos influidos por las confusiones que propagandizó el estalinismo. No voy a desarrollar acá esas dos cuestiones,  pero sí he de decir que con todo lo que tuvieron esos hechos de trágicos y dolorosos, el papel que jugaron los bolcheviques lo considero correcto. (Para una visión marxista, recomiendo http://www.nodo50.org/gpm/revpermanente/todo.pdf y http://www.nodo50.org/gpm/revpermanente/10.htm

Indudablemente que muchos camaradas y muchos pobladores de esas regiones llevaron la peor parte pero no se puede interpretar estas cuestiones en forma aislada, sin ver las enormes consecuencias que hubiera tenido para el conjunto del territorio de haber actuado los bolcheviques de otra manera. La entrega del territorio a los alemanes fue una imposición de la guerra que los alemanes llevaban adelante, no fue parte de la estrategia sino de la táctica de los bolcheviques. A veces dar un paso atrás puede salvarnos la vida, aunque el paso en sí signifique un retroceso. Pero insisto, no debería analizarse esto solo desde el punto de vista de los ucranianos. ¿Qué hubiera pasado con los ucranianos si no se hubieran entregado los territorios? Los bolcheviques pensaban que la guerra no podía sostenerse a riesgo de perderlo todo. ¿Estarían equivocados? El razonamiento que utilizaron los bolcheviques fue profundamente moral, moral desde el punto de vista del proletariado y de los trabajadores. Si se hubiesen equivocaron sería por error de cálculo, no por falta de moral o por apoyarse en una teoría equivocada.

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Respuesta a Ale
Por Leonardo Mir - Friday, Dec. 03, 2004 at 12:10 PM
leonardomir@msn.com

Respuesta a “Mi opinión” de Ale.
 
1- Dice Ale que “los marxistas tienden a confundir la idea de una "estrategia revolucionaria" que lleve a la destruccion del capitalismo (que en concreto, es la colectivizacion de la economia mediante la expropiacion de los medios de produccion y el capital acumulado; junto a la abolicion del estado capitalista) con su "direccion politica".

 

He enfatizado lo que creo que es un error si se lo considera como el “objetivo” de los comunistas. Ya fue visto –la historia se ha encargado de demostrarlo- que la colectivización de la economía y la destrucción del estado burgués, no son de por sí nuestros objetivos. Al proletariado no le basta con ello, sino que lo que necesitamos es la abolición de TODA FORMA DE EXPLOTACIÓN y no la mera destrucción de un estado burgués que pueda ser intercambiado con en estado burocrático. La sola colectivización de la economía se ha revelado como un mito pseudo revolucionario.

 

Pero hay otra cosa del primer punto de Ale con el que tampoco estoy de acuerdo. Ale dice que

“…las masas no son estúpidas, y entienden la necesidad de coordinarse para enfrentar al enemigo. Por esta misma razón, los individuos más concientes, organizados en colectivos y federaciones, deben impulsar, desde las asambleas de base y sin artilugios políticos, la elaboración de esta estrategia anticapitalista, que surja "de abajo arriba" (…) esta revolución, llevada a cabo por las masas, y siendo esta su propia dirección, no hubo "dirigentes" ni "partidos revolucionarios".

 

Ale expresa esta concepción anarquista de que los partidos son “artilugios” con lo cual pretende quitarles valor y sustenta también la idea de que las masas se auto-dirigen.

Para mí esa concepción es falsa porque la historia así lo demuestra sin excepciones, ni siquiera en los casos en que las ideas anarquistas ganaron a una gran parte de las masas, estas dejaron de tener dirigentes ni dejaron de existir los “partidos” anarquistas, aunque no utilicen ese vocablo.

 

 


2-Los marxistas confunden tambien la "dictadura del proletariado" con la dictadura del partido.

 

Es cierto que muchos “marxistas” o pseudo marxistas han incurrido en este error. Pero atribuirle ese error al marxismo es como echarle la culpa de la existencia de pseudo ciencias como la “homeopatía” a la ciencia médica.

 

En este punto, Ale insiste en embestir contra la idea de “representación” aunque lo matiza con un “como mucho se puede "delegar" un mandato concreto”.

Ese “delegamiento” que Ale acepta “como mucho” es en concreto la “representación” de la que no se puede evadir. Y quienes representan son a su vez, los dirigentes, ya que no son marionetas de la base, sino los mejores exponentes de un conjunto, de una parte ( o partido) que tienen sus propias cabezas e ideas y que con ideas y sus acciones se convierten en “delegados” y “dirigentes”.

 

 

3- Dice Ale: “Los marxistas ignoran que el proletariado, hoy en día, no es la totalidad de la clase asalariada. En la epoca de Marx sin duda era así…”

 

 

Acá el desacuerdo es mayúsculo. En época de Marx el proletariado era una clase incipiente. Durante la revolución rusa el proletariado no superaba al 10% de la población.

Recién en años recientes durante este siglo XXI el proletariado ha superado numéricamente al campesinado transformándose en la clase mayoritaria.

 

 

4- Stalin no era marxista, pero Stalin es la consecuencia de la aplicacion de las ideas marxistas.

 

Sobre este punto me he extendido en la respuesta a “Luchador anarquista”.

 

Dice Ale: “La ultra centralización que llevó adelante Lenin pavimentó el camino para que la burocracia contrarrevolucionaria ocupara su lugar. Si los sóviets hubieran tenido realmente todo el poder (como el mismo Lenin predicaba, pero no llevaba a la práctica)
la burocratización hubiese sido imposible. Cabe destacar también que la idea de los soviets es mas anarquista que marxista, ya que son un resultado de la autoorganización de las masas.”

 

Yo creo que esta crítica es muy importante. Aunque no como una manera de desprestigiar al marxismo –que es como muchas veces se la utiliza- sino como un aporte a la ciencia revolucionaria. Aún cuando los errores de Lenin no se dieron en el aire, sino al calor de la guerra civil y las enormes dificultades del periodo, es vital para la revolución tener en cuenta estas cuestiones, sus consecuencias y la forma de evitar repetir hechos que la historia demostró equivocadas.

 

Salud y revolución social.

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Para Leonardo Mir
Por Luchador Anarquista - Tuesday, Dec. 07, 2004 at 1:03 PM
luchadoranarquista@hotmail.com

1) Yo creo que la clara deformación que hizo Stalin de lo que fue originalmente una revolución socialista es consecuencia lógica de llevar a la práctica el marxismo.
Y saliendo del ejemplo de la Revolución Rusa, podemos ver que en la Revolución Francesa ocurre lo mismo. Como explica Bakunin en su Proposición razonada al Comité Central de la “Liga de la paz y de la libertad”: <<Estamos, pues, convencidos que si en diversas ocasiones ha perdido Francia su libertad y ha visto transformarse su República democrática en dictadura, y en dictadura militar, la culpa no es del carácter de su pueblo, sino de su centralización política que, preparada desde hace mucho tiempo por sus reyes y sus estadistas, (...) habría perecido ciertamente en el lodo si la revolución no la hubiese levantado con sus manos poderosas. Sí, cosa extraña, esa gran revolución que por primera vez en la historia había proclamado la libertad, no para el ciudadano solamente, sino para el hombre, haciéndose heredera de la monarquía que mataba, resucitó al mismo tiempo esta negación de toda libertad: la centralización y la omnipotencia del Estado.
>>Reconstruida de nuevo por la Constituyente, combatida, es verdad, pero con poco éxito, por los girondinos, esa centralización fue concretada por la Convención Nacional. Robespierre y Saint Just fueron los principales restauradores: nada faltó a la nueva máquina gubernamental, ni el Ser Supremo con el culto del Estado. No esperaba más que un hábil maquinista para mostrar al mundo asombrado, todos los poderes de opresión de que había sido provista por sus imprudentes constructores ... y apareció Napoleón I. Por consiguiente esa revolución, a quien primeramente sólo inspiraba el amor a la libertad y a la humanidad, por el solo hecho de creer que podía conciliar ese amor con la centralización del Estado, se suicidó, lo mató, no creando en su lugar más que la dictadura militar, el cesarismo>>
¡Cuánta razón tenía! Creo que allí hay un gran problema planteado, el cual no han podido resolver. Buscan, según proponen los marxistas, una máquina gubernamental que sea autoritaria con los enemigos de la Revolución, que sea poderosa, pues en ese poder está la garantía del triunfo del pueblo, pero todo esto es muy peligroso. Al dotar de tales poderes al aparato gubernamental, no sería extraño, es más, sería esperable que algún individuo aproveche esto en función de sus intereses personales. La facultad de reprimir al considerado “contrarrevolucionario”, también puede ser un arma que utilice algún interesado para poder eliminar a sus adversarios políticos y quedarse con todo el poder. Eso es lo que pasó con Stalin, él pudo eliminar a quien se le oponía e intimidar a los que dudaran sin demasiados problemas y sin salirse de las justificaciones que Lenin y Trotsky tenían para masacrar a los ucranianos. La tarea aparentemente noble de reprimir a los “enemigos del pueblo” puede transformarse en la excusa perfecta para los peores crímenes. E incluso puede ser la excusa perfecta para destruir todos los mecanismos de control de la burocracia (salarios equivalentes a los de los obreros, alternancia en el cargo, etc.), apoyándose en la censura contra la opinión disidente y en la excusa de la lucha contra la contrarrevolución .

3) Sobre este punto, yo considero que el hombre es, en su estado natural, un ser sociable y solidario. El anarquismo defiende ese estado natural del hombre. Según Bakunin, el hombre lucha naturalmente por la Libertad y según Kropotkin se asocia naturalmente y en esas asociaciones impera la Ayuda Mutua, lo mismo que en las demás especies. Esa es la Anarquía, “[i]el orden de la vida[/i]”.
Pero como decía Bakunin, “Ejercer el poder corrompe; someterse al poder degrada”. La jerarquía estática e instituida como forma de organización de la sociedad hace que el hombre sea corrupto. Por otro lado, si a esto se le suma que en el capitalismo las relaciones entre los seres humanos son o de sumisión (obreros-patrones) o de competencia (entre capitalistas), terminan por hacer del ser humano, en vez de un ser libre y solidario, una especie de monstruo engendrado por este sistema, al cual sólo le interesa destruir al prójimo para poder someterlo e incrementar así su poder y sus riquezas.
Yo confío en el ser humano, no creo como pensaba Hobbes que “el hombre es un lobo para el hombre”, porque creo que el ser humano no es así por naturaleza, sino que está corrompido. Vos me decís: “Es innegable que aun durante un largo periodo habrá que luchar contra estas tendencias que vos mencionaste. Pero si confías en el pueblo es porque sabés que el ser humano tiene tanto defectos como virtudes, y que en la sociedad del futuro los defectos irán desapareciendo a medida que resulten disfuncionales” Yo lo que creo es que esos defectos no van a desaparecer mientras continúen existiendo las instituciones que los provocan. Y más aun, si se fortalece al Estado (aunque sea con el argumento de la lucha contra la burguesía) esos defectos se potenciarán, y con esto quiero citar nuevamente a Bakunin, “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Por eso creo en la autogestión del pueblo, porque apela a volver a ese hombre en su estado natural, apela a reconstruir la Ayuda Mutua y la Libertad.

4) Lo que quise decir con [b]“chivo expiatorio”[/b], es que notaba en vos una tendencia a echarle la culpa a Stalin de todos los errores que el marxismo ha tenido y que a lo sumo podés llegar a aceptar que Lenin no obró del todo bien, mientras que no pensás que la dictadura burocrática es la consecuencia lógica de llevar a la práctica las ideas marxistas. Mi planteo es claro, se apoya en la historia y apunta a la idea misma de dictadura del proletariado. Pero vos suponés que ello es algo menor, algo superable. Quizás es un buen paso lograr que aceptes que el problema existe, pero creo que ese problema, que Bakunin expresaba respecto a la Revolución Francesa y que pronosticaba para las revoluciones encabezadas por el marxismo, merece ser tomado en cuenta con mayor preocupación.

6) Por más que los empleados de Estado hacen un trabajo intelectual, yo creo que la gente que detenta el poder y que al mismo tiempo detenta los medios de producción (ya que la propiedad es estatal), no vive de su trabajo, sino que vive del trabajo de los obreros. Lo que aporta en la producción es el capital y quizás la gestión, pero su ganancia es muy superior a la de los que verdaderamente trabajan y producen. La plusvalía, que es producida por los trabajadores, es arrebatada por otra clase explotadora, una nueva clase ociosa que le roba a la productora, que le chupa la sangre. Esto se opone a toda justicia y se opone al socialismo. Es reconstruir uno de los peores males del capitalismo.

7) Estoy totalmente de acuerdo con que la burguesía no va a ceder sus privilegios pacíficamente y que la violencia es necesaria. Pero una cosa es la violencia que nace del pueblo, evaluando la situación y llevándola a cabo frontalmente, y otra cosa muy distinta es la violencia del Estado, la cual es siempre represiva. Creo yo que las leyes son susceptibles a todas las trampas del poder y de la sofística, no así el sentido común. Lo mismo creo que la policía o el ejército, en tanto institución absolutamente verticalista y subordinada a la autoridad pueden ser manipuladas con mayor facilidad por los traidores, por los corrompidos por el poder y por aquellos que, por más que no traicionan sus ideas y se mantienen firmes en sus convicciones revolucionarias, pretenden –creyendo que así defienden al proletariado- defender el poder del Estado a todo precio, aun cuando ese precio sea el volver a cometer todos los crímenes que se pretendía eliminar con la Revolución. Por eso, la lucha contra el enemigo no debe estar determinada por las leyes represivas del Estado, ni llevada a cabo por el aparato represivo del Estado. A la violencia en manos del pueblo es muy difícil manipularla, pero a las leyes represivas y a la violencia centralizada en el Estado es muy fácil ponerla en función de los intereses personales de un individuo.
A toda mi fundamentación sobre el peligro de dar facultades tan peligrosas al Estado me has respondido que eso es algo sin importancia. Comparás la situación con la del bisturí. Y siguiendo tu ejemplo, es cierto, es posible que el bisturí puede ser utilizado para “para cortarle la yugular al anestesista”, y también es cierto que éste no es motivo suficiente para no usar dicho elemento. Pero supongamos que en vez de un cirujano tenemos a un asesino serial que tiene poderosos deseos de asesinar al anestesista, pero ha sido desarmado. Si el anestesista entregara en mano el bisturí al asesino, cualquiera diría que o es un suicida o es un ingenuo. De la misma forma, el orden actual ha corrompido a los seres humanos y de estos seres corruptos se dispone para emprender la Revolución Social. Creo yo que la ingenuidad del anestesista es del todo comparable con el marxismo. Bajo el sistema capitalista y bajo el Estado tiene razón Hobbes cuando dice que el hombre es un lobo para el hombre y crear un aparato centralizado y represivo en manos del hombre actual es un suicidio. Es cierto, el hombre no es así por naturaleza, pero para volver a ese hombre solidario es preciso acabar de una vez con este sistema, no centralizar más el poder y admitir nuevamente la represión, porque eso sólo puede sacar afuera todos los defectos del hombre, puede obtener lo peor de él.

8) Yo creo que estructurando la sociedad sobre la base de las asociaciones libres, la delegación no será sinónimo de gobierno. Bakunin pensaba a la organización de la sociedad en un futuro “como la organización libre de las vidas de las personas conforme a sus necesidades -no desde la cima hacia abajo, como lo tenemos en el Estado, sino de abajo a arriba, una organización formada por el pueblo mismo, independiente de gobiernos y parlamentos, una unión libre en asociaciones de trabajadores agrícolas y de fábrica, en comunas, regiones, y naciones, y finalmente, en el futuro más remoto; la hermandad humana universal, que triunfa por sobre las ruinas de todos los Estados. (...) Fuera del sistema Mazziniano que es el sistema de la república en forma de un Estado, no hay ningún otro sistema sino el de la república como una comuna, la república como una federación, una república genuinamente socialista y popular -el sistema del Anarquismo. Esta es la política de la Revolución Social, que apunta a la abolición del Estado, y la económica, que libera totalmente las organizaciones de la gente, una organización de abajo hacia arriba, mediante una federación... No habrá ninguna posibilidad de la existencia de un gobierno político, ya que este gobierno será transformado en una administración simple de asuntos comunes”
Las cuestiones más importantes (las nociones comunes en el proceso productivo, la forma de distribuir la producción, y muchísimas más) deben ser reservadas a las asociaciones libres, donde todos participan, donde el que no está de acuerdo con las normas se puede desasociar y donde pueden decidir libremente el federarse y enviar un delegado, que se rija por el mandato imperativo (la delegación imperativa es cuando el elegido por el voto mayoritario sólo debe llevar la opinión de sus representados, con un mandato ya escrito y ya aprobado y en el caso de tener que votar una decisión, está obligado a votar lo que sus representados votaron, mientras que la delegación representativa es cuando el elegido por el voto mayoritario puede votar lo que él quiera y opinar lo que el quiera, sin ninguna dependencia respecto a sus representados –lo que sería el caso de los miembros del parlamento en la democracia burguesa).

11) Sobre lo ocurrido en Ucrania, creo que la decisión de entregar el territorio a los alemanes no era absolutamente necesaria. Como demostró la historia, los campesinos ucranianos tenían un organización poderosa y eran capaces de derrotar a los alemanes. Pero Lenin no era estúpido. Era muy astuto y sabía que si delegaba ese poder a los ucranianos, habría habido un ejemplo claro de que podía hacerse una Revolución en la que convivieran el socialismo y la libertad, lo cual haría peligrar su poder y sus intenciones. Por otro lado, él sabía que tarde o temprano Ucrania sería parte de la URSS, pero no quería que esa liberación quedara en manos de anarquistas, quería que los bolcheviques fueran los libertadores y la autoridad máxima en todo el territorio. De haber continuado la Revolución Makhnovista, los anarquistas de toda Rusia verían en esto una gran inspiración y podrían disputar la influencia en el pueblo al marxismo. Por eso Lenin quería deshacerse rápidamente de los anarquistas ucranianos. Y cuando vio que ni los alemanes, ni los monárquicos podían derrotarlos, decidió acabarlos él mismo.

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Para el que me respondio antes de Leonardo
Por Ale - Tuesday, Dec. 07, 2004 at 10:07 PM

Me parece que no entendiste algunas de las cosas que dije.
Digo CNT/AIT porque la AIT era la internacional en la que estaba, mientras la FAI era lo que se diria una "organizacion especifica anarquista" o, si te gusta mas, un "partido anarquista". No reniego de ninguna manera de los "partidos anarquistas", pero no son partidos por una simple razon: el objetivo de todo partido es la toma de poder, y el objetivo de una "especifica anarquista" es QUE PUEBLO TOME EL PODER.
Esta diferencia es fundamental, y vos presupones erronamente que yo estoy en contra de un monton de cosas, como justamente son estas "organizaciones especificas", cuando yo las defiendo.
Y vos decis que cuando una especifica anarquista organiza a la clase trabajadora esta ACTUANDO COMO MARXISTA, suponiendo que el anarquismo reniega de las milicias populares: al contrario, el anarquismo toma las milicias populares como la herramienta fundamental para destruir el Estado Burgues.
Es falso afirmar que el anarquismo esta en contra de todo poder: el anarquismo esta en contra de todo poder QUE NO ESTE EJERCIDO DIRECTAMENTE DESDE EL PUEBLO, MEDIANTE SUS ORGANISMOS DE DEMOCRACIA DIRECTA.
Y si, las asambleas "son un rito formal", pero son necesarias para no caer en el verticalismo.
No niego tampoco a los lideres naturales, a las personas que tengan, por cuestiones personales o de capacitacion, mayor influencia que otras (como fue Durruti en la guerra civil española), pero si niego que estos lideres se pongan en un nivel superior a las masas. De hecho Durruti siempre se puso al mismo nivel que sus compañeros, y por eso fue un gran militante revolucionario. Cuando no lo hacen, como los burocratas que se apropiaron de la CNT, ocurre justamente eso: aumenta el verticalismo y la represion.
Otra cuestion es que cuando digo "conciencia", no me refiero exlcusivamente a la conciencia de clase, si no a la capacitacion politica, es decir, cuánto conocimiento tiene una persona sobre la situacion social en la que vive.
Yo creo que el que posee "conciencia de clase" simplemente sera de izquierda,tal vez marxista, tal vez anarquista, tal vez incluso social democrata.
Salud y revolucion.

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Kronstadt: ¡Trotsky tenía razón!
Por yo - Wednesday, Dec. 08, 2004 at 1:57 PM

El nuevo material de los archivos soviéticos confirman la postura de los bolcheviques
Kronstadt: ¡Trotsky tenía razón!
Autor : A. Kramer
Fecha : ( 27-Enero-2004 )

Durante muchos años la prensa capitalista, profesores eruditos y analistas burgueses han estado analizando los “archivos secretos soviéticos” y se ha especulado mucho sobre los “terribles secretos del régimen comunista” que finalmente confirmarían el “carácter demoníaco” del comunismo.
Después de los acontecimientos que tuvieron lugar a finales de los años ochenta y principios de los noventa, los historiadores finalmente pudieron acceder a los archivos soviéticos. Esperaban una afluencia de datos acusatorios terribles. Por supuesto que han encontrado una gran cantidad de pruebas nuevas que confirman los horribles crímenes del estalinismo. Nosotros tampoco hemos tenido nunca duda de esto. Trotsky y sus seguidores condenaron estos crímenes mucho antes de que se abriera cualquier archivo. Los seguidores de Trotsky en la Rusia soviética durante la década de los años veinte y treinta, pudieron conocer de primera mano estos crímenes porque se encontraban entre los primeros que sufrieron las consecuencias de la degeneración estalinista. Miles de ellos murieron a manos de los secuaces de Stalin.
Los historiadores burgueses esperaban encontrar muchas evidencias que pudieran ser utilizadas para demostrar que no había diferencia entre el estalinismo y el régimen sano de Lenin y Trotsky que vino inmediatamente después de la revolución. Pero se han encontrado con problemas para encontrar documentos que puedan ser utilizados para desacreditar a los dirigentes de la Revolución Rusa: Lenin y Trotsky. En el pasado los documentos más difíciles de conseguir eran los relacionados con los dirigentes de la Oposición de Izquierdas, ahora cualquier historiador tiene claro porqué ocurría esto. Los archivos demuestran que estos dirigentes jugaron un papel clave en la revolución de 1917 y en el establecimiento del estado soviético.
Durante los últimos diez años se han publicado nuevos datos y muy interesantes sobre algunos de los momentos críticos de la Revolución Rusa. Entre estas nuevas fuentes tenemos dos libros sobre uno de los acontecimientos más trágicos de la Revolución Rusa: la llamada rebelión de Kronstadt.
No es necesario describir aquí todos los aspectos de este acontecimiento tan conocido. A principios de marzo de 1921, en uno de los períodos más críticos de la existencia de la república soviética, en la base naval de Kronstadt, cerca de Petrogrado, hubo un intento de golpe militar contra el gobierno soviético. La Unión Soviética estaba pasando en ese momento por una situación muy crítica y eso obligaba a Lenin y a Trotsky a ocuparse muy rápidamente de los rebeldes. Después de rechazar el ultimátum lanzado por el gobierno para que capitularan, Kronstadt fue tomado y capturado en el segundo ataque. Los dirigentes rebeldes huyeron a Finlandia.
A finales de los años treinta un grupo de antiguos trotskistas, incluido Víctor Serge, Max Eastman, Souvarine y algunos otros, atacaron a Trotsky por su comportamiento durante la rebelión. (Al hacer esto Víctor Serge contradijo sus ideas anteriores expresadas en el momento de la rebelión). Describieron los acontecimientos de Kronstadt como una rebelión de trabajadores y marineros contra la “dictadura bolchevique” y consideraban el aplastamiento de los rebeldes como un “primer paso hacia el estalinismo”. Más tarde, otros ideólogos y propagandistas anticomunistas adoptaron esta misma crítica. Trotsky respondió en 1938 a estas personas en su artículo Alarma por Kronstadt donde analizaba la naturaliza pequeño burguesa de este golpe.
No hay necesidad de repetir aquí los argumentos de Trotsky, aquel que lo desee puede leer el artículo. Aquel que quiera conocer la verdad puede leer a Trotsky. Lo que aquí pretendemos es dar algo de la nueva información publicada en estos documentos recientes: una colección de material sobre Kronstadt.
El primer libro publicado lleva el extraño título de: El Trotsky desconocido: el Bonaparte rojo (Krasnov V. G. Moscú. 2000). Este intenta describir el papel de Trotsky durante la guerra civil rusa. El segundo libro: Kronstadt 1921 (Moscú. 2001), es una colección de documentos sobre la rebelión de Kronstadt. Es importante insistir en que ninguno de los dos libros ha sido escrito por simpatizantes bolcheviques.
La crítica anti-bolchevique intenta presentar una imagen popular de Kronstadt donde la simpatía popular de los soldados del Ejército Rojo estaba del lado de los rebeldes. Se ha especulado mucho sobre una masa de soldados negándose a tomar parte en el ataque por razones políticas y también historias sobre deserciones en masa entre los soldados del Ejército Rojo, y que muchos de ellos se pasaron al lado de los rebeldes de Kronstadt. Pero todo esto es un mito.
Lo que ocurrió realmente es completamente diferente. Se dio el caso de una unidad que se pasó al lado de los que defendían Kronstadt, que ocurrió durante el primer ataque infructuoso. Se trataba del batallón de regimiento 561 del Ejército Rojo, este regimiento fue reclutado entre antiguos prisioneros de Machno, Wrangel y Denikin. Es perfectamente conocido que durante la guerra civil en Rusia algunas unidades campesinas se cambiaron de bando, incluso varias veces, debido a los fracasos militares.
Se dio otro caso con los regimientos 236 y 237 de infantería que se negaron a atacar. Su posición fue: “¡No vamos a pasar el hielo! ¡Nos iremos a nuestras aldeas!” Estas unidades campesinas estaban aterrorizadas ante la idea de atacar a través del hielo esta fortaleza de primera clase defendida por acorazados. Hubo otros informes de negativas a cumplir las órdenes en diferentes unidades, pero en todos estos casos las causas estaban relacionadas con la pobre calidad de la comida y la ropa, la mala calidad del camuflaje. No dieron razones políticas. Esto es fácilmente comprensible si recordamos que el joven régimen soviético heredó una economía atrasada y, por encima de eso, que se vio obligado a utilizar sus escasos recursos para defenderse contra los Ejércitos Blancos que contaban con el apoyo de los imperialistas que intentaban aplastar la revolución.
La situación dentro de Kronstadt también parece algo diferente al mito. No existía una masa sólida de soldados que estuviese firmemente detrás de la rebelión. Incluso los historiadores burgueses como Krasnov han tenido que reconocer esto. Dentro de Kronstadt hubo enfrentamientos entre los viejos marineros revolucionarios y los nuevos reclutas que procedían de familias campesinas y pequeño burguesas. Este dato se puede comprobar en el hecho de que algunos barcos declararon su neutralidad mientras que otros se posicionaron en contra de los rebeldes.
Aquí merece la pena citar algunas de las declaraciones publicadas por las tripulaciones de varios barcos, entre ellos los dragaminas Ural, Orfei y Pobeditel: “Los hombres de los guardias Blancos que están dirigiendo a los rebeldes pueden hacer mucho daño a la república y puede que ni siquiera duden en bombardear Petrogrado”.
La misma situación se podía encontrar detrás de las líneas de batalla rebeldes. En el informe de inteligencia militar del Séptimo Ejército podemos ver que muchos marineros y soldados rebeldes querían pasarse al lado de los bolcheviques pero fueron amenazados por sus comandantes.
Según los documentos publicados en estos dos libros hay nuevos datos sobre lo que ocurrió en la ciudad de Kronstadt. Durante el ataque Kronstadt los trabajadores de la ciudad se movilizaron contra los golpistas y liberaron la ciudad incluso antes de que llegaran las fuerzas principales del Ejército Rojo. Así que en realidad lo que tuvimos no fue una rebelión de trabajadores y marineros contra el bolchevismo, sino ¡una insurrección de trabajadores y marineros bolcheviques contra los “rebeldes”!
En las proclamas de los marineros de Kronstadt vemos las palabras que hacen referencia a “los hombres de los guardias Blancos que están dirigiendo a los rebeldes”. No eran simples palabras. El mando real de los rebeldes no estaba concentrado en el soviet de Kronstadt, como podrían pensar algunos ingenuos, sino en el llamado “Tribunal por la defensa de la fortaleza de Kronstadt”. Uno de sus dirigentes era el contralmirante S. H. Dimitriev (que fue ejecutado después de la caída de la fortaleza), el otro era un general, A. H. Koslovsky, que huyó a Finlandia. Estos dos antiguos oficiales estaban muy lejos de sentir simpatía por el socialismo “con los bolcheviques o sin ellos”.
Se ha hablado mucho sobre S. M. Petrecheko, el marinero y dirigente anti-bolchevique. Lo que realmente resulta interesante es observar que en 1927 este hombre fue reclutado por Stalin para la GPU y fue un agente estalinista hasta 1944, cuando fue arrestado por las autoridades finlandesas. Al año siguiente murió en un campo de concentración finlandés.
La verdadera historia es que los trabajadores y marineros de Kronstadt realmente comprendieron la auténtica naturaleza de estos rebeldes mucho mejor que cualquiera de estos intelectuales que han intentado edificar el mito de Kronstadt. Lo mismo se puede decir de las fuerzas contrarrevolucionarias que estaban funcionando en Kronstadt. El anterior primer ministro zarista y ministro de economía, y en la emigración director del Bando Ruso en París, Kokovzev, transfirió 225.000 francos a los rebeldes de Kronstadt. El Banco Ruso-Asiático transfirió 200.000 francos. El primer ministro francés, Briand, durante la reunión con el anterior embajador del gobierno Kerensky, Malachov, prometió “cualquier ayuda necesaria para Kronstadt”.
Como explicó Trotsky, la conocida como rebelión de Kronstadt no fue el primer movimiento pequeño burgués y anti-bolchevique que tuvo lugar durante la guerra civil y la revolución. Hubo otros movimientos que fueron dirigidos por personas que planteaban la consigna de “soviets sin bolcheviques”, etc. Hubo movimientos de este tipo en fábricas de los Urales y entre los cosacos arios. Pero de estas experiencias podemos ver claramente que en unas condiciones de guerra de clases, este tipo de consigna puede llevar directamente al campo de la reacción y barbarie medieval. No puede haber revolución sin partido revolucionario. Los trabajadores y soldados rusos de la época comprendieron esto muy bien. Lo comprendieron mucho mejor que algunas personas de hoy en día, entre ellos algunas de la izquierda.
La realidad fue que muchos militantes anarquistas, mencheviques, social-revolucionarios y de otros partidos, participaron en los soviets junto con los bolcheviques, pero no sin ellos. Había una gran diferencia entre la militancia normal de la base de estos partidos y sus dirigentes que eran completamente anti-bolcheviques. A principio de los años veinte las autoridades soviéticas locales en algunas zonas judías de Ucrania fueron reclutadas en su práctica totalidad entre los militantes del Bund. Muchos anarquistas participaron en la revolución y en la guerra civil al lado de los bolcheviques contra la reacción Blanca. También cooperaron con el nuevo poder hasta el ascenso del estalinismo. Incluso hoy en día estas personas valerosas son consideradas por algunos anarquistas modernos como “traidores”. ¡Algunas personas nunca aprenden!
No tenemos nada que temer de la publicación de más material de los archivos soviéticos. Esperamos que en los próximos cinco años se encuentren más documentos en estos archivos sobre las luchas largas y heroicas del proletariado ruso. Seguramente nos darán más información sobre las tradiciones revolucionarias de los trabajadores rusos.

Diciembre 2003

Apéndice: Ted Grant sobre Kronstadt

Antes de que se conociera este material procedente de los archivos soviéticos, Ted Grant publicó su libro Rusia: de la revolución a la contrarrevolución (1997). En el libro Ted escribía sobre los acontecimientos de Kronstadt y confirma lo que A. Kramer escribe en su artículo. Reproducimos aquí lo que aparece en el libro:
La rebelión de la guarnición naval de Kronstadt, en 1921, creó una situación muy grave. Sobre este acontecimiento se han escrito tantas falsificaciones, que se ha convertido prácticamente en un mito. El propósito es, como siempre, desprestigiar a Lenin y Trotsky y demostrar que el bolchevismo y el estalinismo son iguales. Resulta llamativo que todo el vocerío de indignación sobre Kronstadt une a los burgueses y socialdemócratas que se opusieron a Octubre con los anarquistas y ultraizquierdistas. Pero estas alegaciones no tienen nada que ver con la verdad.
La primera mentira es identificar a los amotinados de Kronstadt con los heroicos marineros rojos de 1917. No tienen nada en común. Los marineros de Kronstadt en 1917 eran obreros y bolcheviques. Jugaron un papel vital en la Revolución, junto a los obreros de la cercana Petrogrado. Pero prácticamente toda la guarnición de Kronstadt se presentó voluntaria para combatir en las filas del ejército rojo durante la guerra civil. Fueron dispersados por los diferentes frentes; la mayoría no volvieron. La guarnición de Kronstadt en 1921 se componía principalmente de levas de campesinos inexpertos de la Flota del Mar Negro. Una mirada superficial a los apellidos de los amotinados demuestra inmediatamente que casi todos ellos eran ucranianos.
Otra mentira se refiere al papel de Trotsky en el episodio. En realidad, no jugó ningún papel directo, aunque como Comisario de Guerra y miembro del gobierno soviético aceptó plena responsabilidad por ésta y otras acciones gubernamentales. La toma de la fortaleza de Kronstadt por parte de los amotinados puso al Estado soviético en grave peligro, dado que acababa de salir de una guerra civil sangrienta. Es cierto que la delegación negociadora bolchevique, dirigida por Kalinin, llevó mal las negociaciones con la fortaleza, lo que inflamó una situación ya de por sí grave. Pero cuando los amotinados habían tomado la base naval más importante de Rusia, no quedaba margen para los compromisos.
El principal peligro era que Gran Bretaña y Francia utilizaran sus armadas para ocupar Kronstadt, con el motín como excusa. Esto hubiera puesto Petrogrado a su merced, ya que controlar Kronstadt significaba controlar Petrogrado. El único resultado posible era la contrarrevolución capitalista. La consigna "sóviets sin bolcheviques" demuestra que, de hecho, había elementos contrarrevolucionarios entre los marineros. A los bolcheviques sólo les quedaba una posibilidad: había que hacerse con la fortaleza militarmente. Estos acontecimientos se desarrollaron durante el X Congreso del Partido, que interrumpió sus sesiones para permitir que los delegados participasen en el ataque. Es interesante destacar que miembros de la Oposición Obrera, una tendencia semi anarco-sindicalista presente en el Congreso, también se unieron a las fuerzas atacantes. Esto pone fin a otra de las mentiras: la que intenta establecer una amalgama chapucera entre Kronstadt, anarquismo y Oposición Obrera, tres cosas que no tienen absolutamente nada en común.
Víctor Serge, que tenía muchas simpatías por el anarquismo, se opuso implacablemente a los amotinados de Kronstadt, como demuestra el pasaje siguiente:
"La contrarrevolución popular transformó la reivindicación de sóviets elegidos libremente por la de "sóviets sin comunistas". Si la dictadura bolchevique caía, era sólo un paso muy corto hacia el caos y, a través del caos, a la insurrección campesina, la masacre de los comunistas, el retorno de los emigrados y, al final, por la fuerza imparable de los acontecimientos, otra dictadura, esta vez anti-proletaria. Los despachos de prensa de Estocolmo y Tallin demostraron que los emigrados tenían en mente precisamente esta perspectiva (despachos que, por cierto, reforzaron la intención de los dirigentes bolcheviques de tomar Krondstadt rápidamente y a toda costa). No estábamos razonando en abstracto. Sabíamos que sólo en la Rusia europea había por lo menos cincuenta focos de insurrección campesina. Al sur de Moscú, en la región de Tambov, el maestro de escuela eserista de derechas Antonov, que proclamó la abolición del sistema soviético y el restablecimiento de la Asamblea Constituyente, tenía a sus órdenes un ejército campesino sobreviamente organizado de decenas de miles. Estaba en negociaciones con los blancos. (Tujachevsky suprimió esta Vendée a mediados de 1921)" (Víctor Serge, Memoirs of a revolutionary 1901-1944, pp. 128-9).

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Clase, partido y dirección
Por trotsky - Thursday, Dec. 09, 2004 at 5:20 PM

Clase, partido y dirección

Cuestiones de teoría marxista


Este artículo está inacabado y ha sido reconstruido según las notas y los fragmentos encontrados en un dossier tras el asesinato de Trotsky en agosto de 1940.
Fue publicado en New Internacionalen diciembrede 1940.

¿Por qué ha sido vencido el proletariado español?

Se puede juzgar hasta qué punto ha retrocedido el movimiento obrero no sólo a través del estado de las organizaciones de masas, sino también estudiando los reagrupamientos ideológicos en curso y las investigaciones teóricas que han emprendido tantos grupos. En París aparece el periódico Que faire? que, por una u otra razón, se considera marxista pero que en realidad se sitúa enteramente dentro del marco del imperialismo de los intelectuales burgueses de izquierda y de esos trabajadores aislados que han cogido todos los vicios de los intelectuales.Como todos los grupos que no tienen ni base teórica, ni programa, ni tradición, este pequeño periódico ha intentado agarrarse a los faldones del POUM que parecía ofrecer a las masas un atajo para la victoria. Sin embargo, el resultado de la revolución española es, a primera vista, inesperado: este periódico no ha progresado, sino que ha retrocedido. En realidad esto está en la esencia de las cosas. Las contradicciones entre la pequeña burguesía y el conservadurismo por una parte y la necesidad de la revolución proletaria por otra se han tensado al máximo. Nada más natural que los defensores e intérpretes de la política del POUM hayan sido relegados muy lejos tanto en el plano político como teórico.Que faire? no tiene en sí mismo y por sí mismo ninguna importancia. Pero tiene interés en cuanto síntoma. Es por lo que nos parece útil detenernos en sus apreciaciones sobre las causas de la derrota de la revolución española, en la medida en que clarifica las características actuales del ala izquierda del pseudomarxismo.

"Que faire?" explica

Empezamos reproduciendo literalmente esta cita extraída de un resumen del folleto L’Espagne livrée de nuestro camarada Casanova: "¿Por qué ha sido aplastada la revolución? Porque el PC, responde el autor, llevaba una política errónea que era, por desgracia, seguida por las masas revolucionarias". ¿Pero por qué diablos las masas revolucionarias que han roto con sus antiguos dirigentes, se han alineado bajo la bandera del PC? "Porque el auténtico partido revolucionario no estaba maduro". Es una pura tautología. Se trata de una política falsa seguida por las masas de un partido no maduro, o más bien se trata de la manifestación de una determinada disposición de las fuerzas sociales (falta de madurez de la clase obrera, falta de independencia del campesinado) que hay que explicar a partir de los hechos relatados, entre otros, por el propio Casanova, o se trata más bien del efecto de las acciones de ciertos individuos o grupos maléficos no contrarrestadas por los esfuerzos equivalentes de "individuos sinceros" únicos cualificados para salvar las revoluciones. Después de haber tratado superficialmente la primera vía, la no marxista, Casanova emprende resueltamente la segunda. Estamos en una pura demonología. El responsable de la derrota es el diablo-jefe, Stalin, secundado por los diablillos anarquistas y otros: la desgracia ha querido que el dios de los revolucionarios no haya enviado a España un Lenin o un Trotsky como hizo en Rusia en 1917.La conclusión que se deriva es: "Esto sucede cuando se quiere imponer, cueste lo que cueste, a los hechos, la ortodoxia petrificada de una pandilla".Esta retahíla teórica es tanto más espléndida en cuanto que es difícil concebir cómo se pueden concentrar en tan pocas líneas tantas observaciones banales, triviales o falsas.El autor del párrafo antes citado se cuida muy bien de dar la más mínima explicación de la derrota de la revolución española: se contenta con indicar que hay que recurrir a explicaciones más profundas como "el estado de las fuerzas sociales". No es casual que evite así cualquier explicación. Todas estas críticas al bolchevismo están hechas por teóricos timoratos por la sencilla razón de que no tienen nada sólido sobre lo que basarse. Para evitar tener que revelar su propio fracaso deben hacer juegos de manos con los hechos y vagar en torno a las opiniones de los demás. Se limitan a alusiones y semiopiniones como si no tuviesen tiempo de dar definiciones sacadas de su propio juicio. En realidad es que no tienen ningún juicio. Su altivez es inseparable de su charlatanería intelectual.Analicemos una a una las alusiones y semiopiniones de nuestro autor. Una política errónea de masas no puede explicarse, según él, más que como la "manifestación de un determinado estado de las fuerzas sociales", es decir, "la falta de madurez de la clase obrera" y la "falta de independencia del campesinado". Si le gustan las tautologías, sería difícil encontrarlas más vulgares. ¿Una "política errónea de masas" se explica por su "falta de madurez"? ¿Pero qué es la "falta de madurez" de las masas? Evidentemente es su predisposición a seguir una política errónea. ¿En qué consistía esta política errónea? ¿Quiénes eran los iniciadores? ¿Las masas o los dirigentes? Nuestro autor no dice nada al respecto. Y por esta tautología, traspasa la responsabilidad a las masas. Este clásico truco, utilizado por todos los traidores, los desertores y sus abogados, es especialmente irritante cuando se trata del proletariado español.La sofística de los traidoresEn 1936 ¾ por no remontarnos más lejos¾ los obreros españoles han rechazado el ataque de los oficiales, que habían puesto a punto su conspiración bajo el ala protectora del Frente Popular. Las masas han improvisado milicias y han levantado comités obreros, ciudadelas de su propia dictadura. Por su parte, las organizaciones dirigentes del proletariado han ayudado a la burguesía a disolver esos comités, a poner fin a los atentados de los obreros contra la propiedad privada y a subordinar las milicias obreras a la dirección de la burguesía y, para colmo, con el POUM participando en el gobierno, tomando así directamente su responsabilidad en el trabajo de la contrarrevolución. ¿Qué significa, en tal caso, la falta de madurez del proletariado? Es evidente que significa simplemente que, aunque las masas hayan adoptado una línea correcta, no han sido capaces de romper la coalición de socialistas, comunistas, anarquistas, y del POUM con la burguesía. Este modelo de sofisma proviene del concepto de una especie de madurez absoluta, es decir, de una condición de perfección de las masas en la cual no tienen ninguna necesidad de una dirección, o mejor aún, son capaces de vencer contra su propia dirección. Pero una madurez tal ni existe ni puede existir."¿Pero por qué los obreros que han mostrado un instinto revolucionario tan seguro, y aptitudes tan superiores en la lucha, irían a someterse a una dirección traidora?", alegan nuestros sabios. Responderemos que no ha habido la más mínima señal de tal sumisión. El camino de lucha seguido por los obreros cortaba en todo momento bajo un determinado ángulo el de las direcciones y, en los momentos más críticos, este ángulo era de 180º. La dirección entonces, directa o indirectamente, ayudaba a someter a los obreros por la fuerza de las armas.En mayo de 1937, los obreros de Cataluña se sublevaron, no sólo a pesar de sus propias direcciones sino en contra suya. Los dirigentes anarquistas ¾ burgueses patéticos y despreciables, disfrazados malamente de revolucionarios¾ han repetido cientos de veces en la prensa que si la CNT hubiese querido tomar el poder en mayo, lo hubiese hecho sin dificultad. Y esta vez, lo que dicen los anarquistas es la pura verdad. La dirección del POUM se colgó literalmente de los faldones de la CNT, y se contentó con cubrir su política de una fraseología diferente. Debido solamente a esto, la burguesía consiguió aplastar la sublevación de mayo de este proletariado "falto de madurez". Es necesario no haber comprendido nada de lo que se refiere a las relaciones entre clase y partido, entre las masas y sus dirigentes para repetir la frase hueca según la cual las masas españolas no han hecho nada más que seguir su dirección. Todo lo que se puede decir sobre esto es que las masas, que han intentado sin cesar abrirse un camino hacia la vía correcta han descubierto que la construcción, en el fragor mismo del combate, de una nueva dirección que respondiera a las necesidades de la revolución, era una empresa que sobrepasaba sus propias fuerzas. Estamos en presencia de un proceso dinámico en el cual las diferentes etapas de la revolución se suceden rápidamente, en el curso del cual la dirección, es decir distintos sectores de la dirección, desertan y se pasan de un solo golpe al lado del enemigo de clase, y la dirección en que se empeñan nuestros sabios se mantiene puramente estática: ¿por qué la clase obrera en su conjunto ha seguido una mala dirección?

La manera dialéctica de abordar este problema

Existe un viejo dicho que refleja la concepción evolucionista y liberal de la historia: un pueblo tiene el gobierno que se merece. La historia nos demuestra, no obstante, que un solo y mismo pueblo puede tener durante un período relativamente breve, gobiernos muy diferentes (Rusia, Italia, Alemania, España, etc.) y además que el orden en que éstos se suceden no tiene siempre el mismo sentido, del despotismo hacia la libertad, como creen los liberales evolucionistas. El secreto de este estado de cosas reside en que un pueblo está compuesto de clases hostiles y que estas mismas clases están formadas por capas diferentes, parcialmente opuestas unas a otras y que tienen diferentes orientaciones. Y además, todos los pueblos sufren la influencia de otros pueblos, compuestos a su vez de clases. Los gobiernos no son la expresión de la "madurez" siempre creciente de un "pueblo", sino el producto de la lucha entre las diferentes clases y las diferentes capas en el interior de una sola y misma clase y, además, de la acción de fuerzas exteriores ¾ alianzas, conflictos, guerras, etc.¾ . Hay que añadir que un gobierno, desde el momento en que se establece, puede durar mucho más tiempo que la relación de fuerzas del cual ha sido producto. Es a partir de estas contradicciones históricas que se producen las revoluciones, los golpes de estado, las contrarrevoluciones.El mismo método dialéctico debe emplearse para tratar la cuestión de la dirección de una clase. Al igual que los liberales, nuestros sabios admiten tácitamente el axioma según el cual cada clase tiene la dirección que merece. En realidad, la dirección no es, en absoluto, el "simple reflejo" de una clase o el producto de su propia potencia creadora. Una dirección se constituye en el curso de los choques entre las diferentes clases o de las fricciones entre las diversas capas en el seno de una clase determinada. Pero tan pronto como aparece, la dirección se eleva inevitablemente por encima de la clase y por este hecho se arriesga a sufrir la presión y la influencia de las demás clases. El proletariado puede "tolerar" durante bastante tiempo a una dirección que ya ha sufrido una total degeneración interna, pero que no ha tenido la ocasión de manifestarlo en el curso de los grandes acontecimientos. Es necesario un gran choque histórico para revelar de forma aguda, la contradicción que existe entre la dirección y la clase. Los choques históricos más potentes son las guerras y las revoluciones. Por esta razón la clase obrera se encuentra a menudo cogida de sorpresa por la guerra y la revolución. Pero incluso cuando la antigua dirección ha revelado su propia corrupción interna, la clase no puede improvisar inmediatamente una nueva dirección, sobre todo si no ha heredado del período precedente los cuadros revolucionarios sólidos, capaces de aprovechar el derrumbamiento del viejo partido dirigente. La interpretación marxista, es decir dialéctica, y no escolástica, de las relaciones entre una clase y su dirección no deja piedra sobre piedra de los sofismas legalistas de nuestro autor.

Cómo se efectuó la maduración de los obreros rusos

Éste concibe la madurez del proletariado como un fenómeno puramente estático. Sin embargo, en el curso de una revolución la conciencia de clase es el proceso más dinámico que puede darse, el que determina directamente el curso de la revolución. ¿Era posible en enero de 1917 o incluso en marzo después del derrocamiento del zarismo, decir si el proletariado ruso había "madurado" lo suficientemente como para conquistar el poder en el plazo de ocho a nueve meses? La clase obrera era, en ese momento, totalmente heterogénea social y políticamente. Durante los años de guerra, se había renovado en un 30 o 40% a partir de las filas de la pequeña burguesía, a menudo reaccionaria, a expensas de los campesinos atrasados, a expensas de las mujeres y los jóvenes. En marzo de 1917, sólo una insignificante minoría de la clase obrera seguía al partido bolchevique y además, en su seno reinaba la discordia. Una aplastante mayoría de obreros sostenía a los mencheviques y a los "socialistas revolucionarios" es decir a los socialpatriotas conservadores. La situación del ejército y del campesinado era todavía más desfavorable. Hay que añadir además, el bajo nivel cultural del país, la falta de experiencia política de las capas más amplias del proletariado, particularmente en provincias, por no hablar de los campesinos y de los soldados.¿Cuál era el activo del bolchevismo? Al comienzo de la revolución sólo Lenin tenía una concepción revolucionaria clara, elaborada hasta en los más mínimos detalles. Los cuadros rusos del partido estaban desperdigados y bastante desorientados. Pero éste tenía autoridad sobre los obreros avanzados y Lenin tenía una gran autoridad sobre los cuadros del partido. Su concepción política correspondía al desarrollo real de la revolución y la ajustaba a cada nuevo acontecimiento. Estos elementos del activo hicieron maravillas en una situación revolucionaria, es decir en condiciones de una encarnizada lucha de clases. El partido alineó rápidamente su política hasta hacerla responder a la concepción de Lenin, es decir, al auténtico curso de la revolución. Gracias a esto encontró un firme apoyo por parte de decenas de millares de trabajadores avanzados. En pocos meses, basándose en el desarrollo de la revolución, el partido fue capaz de convencer a la mayoría de los trabajadores del acierto de sus consignas. Esta mayoría, organizada en los soviets fue a su vez capaz de atraerse a los obreros y a los campesinos. ¿Cómo podría resumirse este desarrollo dinámico, dialéctico, mediante una fórmula sobre la "madurez" o "inmadurez" del proletariado? Un factor colosal de la madurez del proletariado ruso, en febrero de 1917, era Lenin. No había caído del cielo. Encarnaba la tradición revolucionaria de la clase obrera. Ya que, para que las consignas de Lenin encontrasen el camino de las masas, era necesario que existiesen cuadros, por muy débiles que éstos fueran en principio, era necesario que estos cuadros tuviesen confianza en su dirección, una confianza fundada en la experiencia del pasado. Rechazar estos elementos de sus cálculos, es simplemente ignorar la revolución viva, sustituirla por una abstracción, "la relación de fuerzas", ya que el desarrollo de las fuerzas no cesa de modificarse rápidamente bajo el impacto de los cambios de la conciencia del proletariado, de tal manera que las capas avanzadas atraen a las más atrasadas, y la clase adquiere confianza en sus propias fuerzas. El principal elemento, vital, de este proceso es el partido, de la misma forma que el elemento principal y vital del partido es su dirección. El papel y la responsabilidad de la dirección en una época revolucionaria son de una importancia colosal.

La relatividad de la "madurez"

La victoria de Octubre constituye un serio testimonio de la "madurez" del proletariado. Pero es relativa. Algunos años más tarde, es este mismo proletariado el que ha permitido que la revolución fuese estrangulada por una burocratización surgida de sus propias filas. La victoria no es el fruto maduro de la "madurez" del proletariado. La victoria es una tarea estratégica. Es necesario utilizar las condiciones favorables de una crisis revolucionaria a fin de movilizar a las masas; tomando como punto de partida el nivel determinado de su "madurez", es necesario empujarle a ir hacia adelante, enseñarle a darse cuenta que el enemigo no es omnipotente, que está desgarrado por sus contradicciones, que reina el pánico detrás de su imponente fachada. Si el partido bolchevique no hubiese conseguido llevar a buen término ese trabajo, no se podría hablar ni de revolución proletaria. Los soviets hubiesen sido aplastados por la contrarrevolución y los pequeños sabios de todos los países habrían escrito artículos o libros cuyo motivo hubiese sido que sólo visionarios impenitentes podían soñar en Rusia con la dictadura de un proletariado tan débil numéricamente y tan poco maduro.

El papel auxiliar del campesinado

Igual de abstracta, pedante y falsa es la referencia a la "falta de independencia" del campesinado. ¿Dónde y cuándo ha visto nuestro sabio en una sociedad capitalista, un campesinado con un programa revolucionario, independiente o una capacidad independiente de acción revolucionaria? El campesinado puede desempeñar en la revolución un papel importantísimo, pero sólo un papel auxiliar.En muchos casos, los campesinos españoles han actuado con audacia y luchado con valentía. Pero para que toda la masa campesina se sublevara, habría sido necesario que el proletariado diese el ejemplo de un levantamiento decisivo contra la burguesía e inspirase a los campesinos confianza en la posibilidad de la victoria. En cambio la iniciativa del propio proletariado era paralizada a cada momento por sus propias organizaciones.La "inmadurez" del proletariado, la "falta de independencia" del campesinado no son factores decisivos ni fundamentales en los acontecimientos históricos. Lo que sostiene la conciencia de las clases son las propias clases, su fuerza numérica, su papel en la vida económica. Lo que sostiene a las clases es un sistema de producción específico que está determinado a su vez por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. ¿Entonces por qué no explicar que la derrota del proletariado ha estado determinada por el bajo nivel de su tecnología?

El papel de las personalidades

Nuestro autor sustituye el condicionamiento dialéctico del proceso histórico por un determinismo mecánico. De ahí esas burlas fáciles sobre el papel de los individuos buenos o malos. La historia es un proceso de lucha de clases. Pero las clases no miden su peso, ni automática ni simultáneamente. En el proceso de la lucha las clases crean órganos diferentes que juegan un papel importante e independiente y están sujetas a deformaciones. Es esto lo que nos permite, igualmente, comprender el papel de las personalidades en la historia. Por supuesto, existen grandes causas objetivas que han engendrado el régimen autocrático hitleriano, pero sólo pedantes y obtusos profesores del "determinismo" podrían hoy negar el papel histórico que ha desempeñado el propio Hitler. La llegada de Lenin a Petrogrado, el 3 de abril de 1917, ha hecho girar a tiempo al partido bolchevique y le ha permitido llevar la revolución a la victoria. Nuestros sabios podrían decir, que si Lenin hubiese muerto en el extranjero a principios de 1917, la revolución de Octubre hubiese ocurrido "de la misma forma". Pero no es cierto. Lenin constituía uno de los elementos vivos del proceso histórico. Encarnaba la experiencia y la perspicacia de la parte más activa del proletariado. Su aparición en el momento preciso en el terreno de la revolución era necesario a fin de movilizar a la vanguardia y de ofrecerle la posibilidad de conquistar a la clase obrera y a las masas campesinas. En los momentos cruciales de los giros históricos, la dirección política puede convertirse en un factor tan decisivo como el de un comandante en jefe en los momentos críticos de la guerra. La historia no es un proceso automático. Si no ¿para qué los dirigentes? ¿para qué los partidos? ¿para qué los programas? ¿para qué las luchas teóricas?

El estalinismo en España

¿Pero por qué diablos", hemos oído preguntar a nuestro autor, "las masas revolucionarias que han roto con sus antiguos dirigentes, se han agrupado bajo la bandera del PC?" La cuestión está mal planteada. Es falso decir que las masas habían roto con sus antiguos dirigentes. Los obreros que habían estado antes ligados a unas determinadas organizaciones han seguido agarrados a ellas, siempre observando y controlando. En general, los obreros no rompen fácilmente con los partidos que les han despertado a la vida consciente. Y mucho menos cuando han sido engañados con el sistema de protección mutua que existía en el interior del Frente Popular: si todo el mundo estaba de acuerdo, es que todo iba bien. Las nuevas masas, recientemente despertadas, se volvían naturalmente hacia la Komintern, el partido que había hecho la única revolución proletaria victoriosa y que, se suponía era capaz de suministrar armas a España. Y además, la Komintern era el más celoso defensor del Frente Popular, y esto inspiraba confianza a las capas de obreros sin experiencia. En el seno del Frente Popular, la Komintern era el más celoso defensor del carácter burgués de la revolución: esto inspiraba confianza a la pequeña burguesía y a una parte de la media. Por eso las masas "se alinearon bajo la bandera del PC".Nuestro autor trata esta cuestión como si el proletariado se encontrase en una tienda bien surtida para escoger un par de botas nuevas. Pero ya se sabe que incluso una operación tan sencilla como ésa no se liquida siempre con éxito. Cuando se trata de una nueva dirección, la elección es muy limitada. Sólo poco a poco y sólo sobre la base de su propia experiencia a través de las distintas etapas, las capas más amplias de las masas acaban por convencerse de que la nueva dirección es más firme, más segura, más leal que la antigua. Es cierto que en el curso de una revolución, es decir, cuando los acontecimientos se suceden a un ritmo acelerado, un partido débil puede convertirse en un partido poderoso, con la única condición de que comprenda con lucidez el curso de la revolución y de que posea cuadros probados que no se dejen exaltar por las palabras o aterrorizar por la represión. Pero es necesario que un partido de estas condiciones exista desde mucho antes de la revolución en la medida en que el proceso de formación de cuadros exige plazos considerables y que la revolución no deja tiempo para ello.

La traición del POUM

El POUM estaba en España a la izquierda de los demás partidos y contaba, incontestablemente, en sus filas, con sólidos elementos proletarios revolucionarios, con fuertes ataduras con el anarquismo. Ahora bien, este partido desempeñó, precisamente, un papel funesto en el desarrollo de la revolución española. No ha conseguido convertirse en un partido de masas, porque para conseguirlo hubiese tenido que destruir antes a los otros partidos, y esto sólo era posible mediante una lucha sin compromisos, una denuncia implacable de su carácter burgués. Ahora bien, el POUM, aunque criticaba a los antiguos partidos, se subordinaba a ellos en todas las cuestiones fundamentales. Participó en el bloque electoral "popular"; entró en el gobierno que acabó con los comités obreros; luchó por reconstruir esta coalición gubernamental; capituló en todo momento ante la dirección anarquista; en función de todo lo precedente llevó en los sindicatos una política errónea; tomó una actitud dubitativa y no revolucionaria con respecto a la insurrección de mayo de 1937. Bajo el ángulo de un determinismo general se puede admitir, por supuesto, que su política no era casual. En este mundo, todo tiene una causa. A pesar de todo, la serie de causas que han conferido al POUM su carácter centrista no constituye en absoluto un simple reflejo del estado del proletariado catalán o español. Dos series de causas han avanzado juntas bajo un cierto ángulo, y, en un determinado momento, han entrado en conflicto. Teniendo en cuenta su experiencia internacional anterior, la influencia de Moscú, la de un cierto número de derrotas, etc., es posible explicar, política y psicológicamente, por qué el POUM ha sido un partido centrista.Pero esto no modifica en nada su carácter centrista. Ni el hecho de que un partido centrista desempeñe, inevitablemente, el papel de freno de la revolución, que debe, en todo momento, romperse el cráneo, y que puede conducir la revolución a su derrota. Esto no cambia en nada el hecho de que las masas catalanas eran mucho más revolucionarias que el POUM, que a su vez era mucho más revolucionario que su dirección. En estas condiciones hacer recaer el peso de la responsabilidad de la política errónea seguida sobre la "irresponsabilidad" de las masas, es meterse en la más pura charlatanería: un camino al que frecuentemente recurren los fracasados de la política.

La responsabilidad de la dirección

La falsificación histórica consiste en hacer recaer la responsabilidad de la derrota española sobre las masas obreras y no sobre los partidos que han paralizado, o pura y simplemente aplastado, el movimiento revolucionario de las masas. Los abogados del POUM responden sencillamente que los dirigentes siempre tienen alguna responsabilidad, con el fin de evitar así tener que asumir sus propias responsabilidades. Esta filosofía de la impotencia, que intenta que las derrotas sean aceptables como los necesarios eslabones de la cadena en los desarrollos cósmicos, es incapaz de plantearse, y se niega a plantearse, la cuestión del papel desempeñado por factores tan concretos como son los programas, los partidos, las personalidades que fueron los responsables de la derrota. Esta filosofía del fatalismo y de la postración es diametralmente opuesta al marxismo, teoría de la acción revolucionaria.La guerra civil es un proceso en el que las tareas políticas se cumplen con medios militares. Si el resultado de una guerra semejante, viniese determinado por el "estado de las fuerzas de clase", la propia guerra sería innecesaria. La guerra tiene su propia organización, sus propios métodos, su propia dirección, que determinan directamente su resultado. Naturalmente el "estado de las fuerzas de clase" sirve de fundamento a todos los demás factores políticos, pero, de la misma forma que los cimientos de un inmueble no disminuyen la importancia que puedan tener los muros, las ventanas, las puertas, los tejados, el "estado de las fuerzas de clase" no disminuye en nada la importancia de los partidos, de su estrategia y de su dirección. Disolviendo lo concreto en lo abstracto, nuestros sabios en realidad se han parado a medio camino. La respuesta más "profunda" al problema planteado hubiese sido el declarar que la derrota del proletariado español se había debido al insuficiente desarrollo de las fuerzas productivas. Pero una explicación semejante está al alcance de cualquier imbécil.Al reducir a cero el significado del partido y de la dirección, estos sabios niegan la posibilidad de una victoria revolucionaria en general. Ya que no hay ninguna razón para pensar que se puedan dar condiciones más favorables. El capitalismo ha dejado de progresar, el proletariado no aumenta en número, al contrario, lo que aumenta es el número de parados, lo que no estimula sino reduce la potencia combativa del proletariado, y produce, igualmente, en su conciencia, un efecto negativo. De la misma forma, no existe ninguna razón para creer que el campesinado sea capaz, en un régimen capitalista, de alcanzar una conciencia revolucionaria más elevada. La conclusión del análisis de nuestro autor es pues el más total pesimismo, el abandono progresivo de las perspectivas revolucionarias. Pero, para hacer justicia, hay que añadir que nuestros sabios no comprenden ni ellos mismos lo que dicen.De hecho, lo que reclama de la conciencia de las masas es absolutamente fantástico. Los obreros españoles, al igual que los campesinos españoles, han dado el máximo de lo que las clases son capaces de dar en una situación revolucionaria: y lo que tenemos en mente es justamente una clase compuesta de millones y decenas de millones de individuos como ésos.Pero Que faire? no representa más que una de esas pequeñas escuelas, iglesias o capillas que se asustan del curso de la lucha de clases y del asalto de la reacción, y publican sus periodiquillos y sus revistas teóricas en su rincón, en caminos apartados, lejos del desarrollo del pensamiento revolucionario, por no hablar del movimiento de masas.

La represión de la revolución española

El proletariado español ha sido víctima de una coalición formada por imperialistas, republicanos españoles, socialistas, anarquistas, estalinistas y en el ala izquierda por el POUM. Todos juntos han paralizado la revolución socialista que el proletariado español había efectivamente comenzado a realizar. No es fácil acabar con la revolución socialista. Todavía nadie ha encontrado otros métodos para ello que no sea la represión feroz, la matanza de la vanguardia, la ejecución de los dirigentes, etc. El POUM, por supuesto, no quería esto. Quería, por una parte, participar en el gobierno republicano e integrarse como oposición pacífica y leal en el bloque general de los partidos dirigentes, y, por otra parte, mantener con ellos apacibles relaciones de camaradería en una época de encarnizada guerra civil. Justamente por ello, ha sido víctima de las contradicciones de su propia política. En el interior del bloque republicano han sido los estalinistas los que han llevado la política más coherente. Han sido la vanguardia combatiente de la contrarrevolución burguesa-republicana. Querían eliminar la necesidad del fascismo, demostrando a la burguesía española y mundial que ellos mismos eran capaces de estrangular la revolución española bajo la bandera de la "democracia". Ésta era la esencia de su política. Los liquidadores del Frente Popular intentan hoy hacer recaer las injurias sobre la GPU No creo que se nos pueda acusar de indulgentes con los crímenes de la GPU Pero vemos claramente, y se lo decimos a los trabajadores, que la GPU, en este caso, solo ha actuado como el destacamento más resuelto al servicio del Frente Popular. Ahí residía la fuerza de la GPU. En eso consistía el papel histórico de Stalin. Sólo un filisteo ignorante puede apartar esta realidad con bromitas estúpidas sobre el "jefe de los demonios".Estos señores ni tan siquiera se plantean la cuestión del carácter social de la revolución. Los lacayos de Moscú, al servicio de Inglaterra y de Francia, han proclamado que la revolución española era una revolución burguesa. Sólo este fraude ha levantado la pérfida política del Frente Popular, política que además hubiese sido completamente falsa, aunque la revolución española hubiese sido realmente una revolución burguesa. Pero desde el principio, la revolución ha manifestado, con mucha mayor nitidez que en la revolución de 1917 en Rusia, su carácter proletario. En la dirección del POUM hay gente hoy que considera que la política de Andrés Nin fue demasiado "izquierdista", que la línea realmente correcta hubiese sido mantenerse como ala izquierda del Frente Popular. Víctor Serge, que se ha apresurado a comprometerse, dada su actitud frívola en todas las cuestiones serias, escribió que Nin no quería someterse a las órdenes procedentes de Oslo o de Coyoacán. ¿Puede verdaderamente un hombre serio reducir la cuestión del contenido de clase de la revolución a comadreos tan mezquinos? Los sabios de Que faire? no tienen ningún tipo de respuesta a esta cuestión. No comprenden ni tan siquiera el significado de la cuestión en sí misma. ¿Cuál puede ser en verdad, el significado del hecho de que el proletariado al que le "faltaba madurez" haya creado sus propios órganos de poder, haya intentado regular la producción tras la toma de las empresas, mientras que el POUM empleaba todas sus fuerzas en no romper con los anarquistas burgueses que, aliados con los republicanos burgueses y con los no menos burgueses socialistas y estalinistas, atacaban y estrangulaban la revolución proletaria? Evidentemente, semejantes bagatelas sólo tienen interés para los representantes de una "ortodoxia petrificada". Los sabios de Que faire? poseen, en su lugar, un instrumento especial que les permite medir la madurez del proletariado y la relación de fuerzas, independientemente de todas las cuestiones de estrategia revolucionaria de clase...

Trotsky

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???
Por Ale - Thursday, Dec. 09, 2004 at 8:02 PM

Perdon, me pueden contar que mierda hizo Trotsky en la revolucion española??? estaba ahi comiendose las balas en primera fila, como los heroicos militantes de la CNT y del POUM (para que vean que no somos sectarios)??
Nono,estaba dando vueltas en el mundo, porque no lo querian ni en rusia, donde no logro hacer nada de lo que boqueaba. Corria del stalinismo, fundando internacionales, siempre acusando a todo el mundo de reformista, y el lo unico que hizo fue participar en una revolucion que se le fue de las manos.
Ese flaco no tiene el menor derecho a acusar a nadie de pequeñoburgues. Y menos a los poumistas y cenetistas, que eran en gran mayoria proletarios (de condicion y de ideologia).
Ahora entiendo por que los trotskistas son tan asquerosamente sectarios. Siguiendo a trotsky, no es mucho lo que pueden hacer.
Sigan asi, que ya van a lograr la revolucion, gritandole a todo el mundo que son pequeñoburgueses y refomistas. Algun dia la clase obrera los va a escuchar, se van a iluminar, y en un arrebato de trotskismo van a formar su "direccion revolucionaria" que los va a conducir a la victoria. Ese dia las maquinas se van a rebelar y va a ser todo como en Matrix.
Para las dudas aclaro, esto no va a pasar nunca.
Nadie va a cambiar su opinion porque lo acusen de reformista. Salud.

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No recurrir a métodos "bajos"
Por Leonardo Mir - Saturday, Dec. 11, 2004 at 1:14 AM

Ale, tu comentario apesta de tan reaccionario.
El artículo de Trotsky es lo suficientemente serio y meduloso como para que te lo tomaras en serio.
Pero no, preferiste en cambio intentar descalificar al autor.
¿Y con qué argumentos? Con el argumento de que Trotsky no estaba en la primera fila de las balas... ¡Como si para hacer un análisis diálectico y acertado de la situación esa fuera la condición sine qua non!
O con el argumento de que Trotsky "no tiene el menor derecho a acusar a nadie de pequeñoburgues", como si el análisis de trotsky pudiera reducirse a esa estupidez que inventás "pour la galerie" [para la hinchada].
Ale, tus convicciones anarquistas no parecen ser demasiado firmes si te ves obligado a recurrir a estos métodos de tanta bajeza.
Y si no sos capaz de refutar a Trotsky tenés dos alternativas., luego de meditar, claro está, acerca del porqué no podés refutarlo: O bien te faltan elementos para hacerlo o bien Trostsky estaba en lo cierto. Si se tratara de lo primero no te dejes vencer por la impaciencia recurriendo a métodos deshonestos. Estudiá, tené paciencia. Si sospechás en cambio que se trata de lo segundo, -que Trotsky tenía razón en su análisis de lo acontecido en la Revolución Española y la responsabilidad criminal de las fuerzas de izquierda, entre ellas, de los anarquistas- es inútil mantenerte fiel a ideas viejas y equivocadas, como sería inútil mantenerse asido a un madero putrefacto en medio de la corriente de un rio alborotado.
Meditá.
Y no es necesario ni obligatorio que me respondas. No hay nada personal en esto que te digo. Saludos.

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a leonardo mir
Por Ale - Saturday, Dec. 11, 2004 at 2:43 PM

jaja, esta bien, reconzco que tu respuesta fue buena.
Pero no es que no conteste por falta de argumentos, la verdad trotsky me genera tanto odio que no me da ganas ni de ponerme a refutarlo. Ya se que esto parece una salida rapida, pero la verdad es que me parece que es muy facil hacer criticas dialecticas, manifiestos, reflexiones enormes, y darse cuenta de que todo el mundo esta equivocado.
Pero con eso no se sale adelante. Y me parece que hay que hacer una gran separacion entre lo que "deberia ser" y lo que "puede ser". Lo que quiero decir es que reconocemos que hubo errores (la entrada al gobierno de la CNT, apoyar el decreto de militarizacion de las milicias, no adoptar una postura mas agresiva hacia los sectores burgueses, no enfrentarse abiertamente al PC) pero tambien entendemos que no es facil luchar contra todo el mundo. Si no se hubieran cometido esos "errores" (que son puramente practicos, porque la "teoria" anarquista es muy clara en ese sentido: ninguna de esas cosas esta justificada - cuando se dice "contra todo estado" no queda posibilidad de duda - ) probablemente los anarquistas y los poumistas se hubieran visto enfrentados:
-A las fuerzas fascistas internacionales
-A los republicanos
-A la union sovietica
-A las tropas de intervencion que hubieran mandado (ahi si) los estados capitalistas mas desarrollados (si hubiera habido peligro de que la revolucion se enfrentara al bando republicano, no hubieran dudado en haber mandado todos su juguetes a aplastar la revolucion y "controlar" el fascismo -esto es, obviamente no eliminarlo, pero ocultarlo para que no sea tan visible-)

Y yo quiero saber ¿que posibilidades hay de ganar una revolucion cuando se tiene a ABSOLUTAMEMNTE TODO EL MUNDO en contra?
Si ni siquiera se pudo ganarle al fascismo con la ayuda de la URSS y de la burguesia ¿se hubiera podido ganar una revolucion que hubiera enfrentado al mismo bando antifascista a muerte?

Con eso me refiero a "estuvo en la primera fila?".
Me parece delirante el planteo de dividir al bando antifascista con el equilibrio de fuerzas que habia.
En todo caso, se podria haber garantizado la independencia de clase para luego de derrotado el fascismo, iniciar la revolucion. Pero es mucho mas facil decirlo que hacerlo.
En otra ocasion voy a contestar mas en profundidad. Salud y revolucion social

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