Respuesta a La Nación sobre Cromagnon
Por Lucas Oro - Monday, Jan. 24, 2005 at 4:11 PM
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Pego la respuesta que le mandé al Diario La Nación por la nota publicada por Abel Posse.

Como muchos otros jóvenes de mi misma edad, leí con asombro la nota sobre la tragedia en el boliche de Once. Mientras avanzaban mis ojos por las líneas de la hoja, el asombro suscitado en mí se fue convirtiendo en vergüenza, y esta en indignación.

No atino a comprender como usted, Sr. Abel Posse, es capaz de producir un artículo tan espantoso como este: ¡acaso no puede al menos recordar los cientos de muertos apilados en las calles de la Capital, y tener al menos un poco de dolor por ellos! Seguramente Ud. No los lloró, como tampoco lo hizo con los otros asesinados por el Poder al que Ud. tanto se esmera en defender: pero nosotros, los adolescentes que no necesitamos del alcohol y las pastillas que ignorantemente nombra, sí lo hicimos, y seguimos haciendo.

Nosotros no necesitamos encontrar culpables: ya sabemos cuáles son desde hace mucho tiempo. Son los mismos que se llevaron las vidas de 30000 compañeros, los que condenan al hambre a millones de hombres y mujeres... Yo no creo que la música contra la que usted tanto despotrica sea menos chamánica que la religión que Ud. profeza, ni que los ritos de cualquier joven sean más estúpidos que los que muchos repiten incansablemente. Pero al menos les tengo respeto, ese que Ud. ha olvidado, y que no tiene ni siquiera para con las familias destrozadas por el dolor.

No debe ser fácil encender la pasión educativa cuando en los Colegios nuestros hermanos se desmayan de hambre y los techos se caen a pedazos, ni muy simple dar cultura del trabajo a los que mueren de hambre... ¿piensa Ud. que a la mitad de la población argentina le divierte no tener educación ni cultura?

Sé que es imposible responderle: demasiado lejos estamos el uno del otro como para que pueda Usted entender nuestra realidad. Demasiado poco ímpetu parece tener, de cualquier modo, para hacerlo.

Nosotros no queremos más de esos políticos a los que Ud. reclama que se ocupen de nosotros. Estamos hartos de ellos. Si se hubiera acercado al menos una vez al altar de Once un jueves lo hubiera sabido; hubiera escuchado retumbando en las calles esos bombos que tanto lo asustan y esos gritos que lo espantan. Y en estas protestas que llama simiescas, hubiera visto miles de miradas. Miles de sueños y esperanzas. Porque no queremos una Argentina que se ocupe de nosotros, sino ocuparnos nosotros, los estudiantes y trabajadores que tanto le repugnan, de la Argentina.

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