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Unir las fuerzas revolucionarias
Por Socialismo Revolucionario - Sunday, Mar. 13, 2005 at 6:32 PM
www.sr.org.ar

por Pablo Soca y Agustín Valdés

La relevancia que cobra en el presente período la ideología socialista para moldear a la nueva vanguardia exige que los marxistas rompamos con todo sectarismo y apreciemos cabalmente el carácter estratégico de la construcción de un partido revolucionario. Este partido sólo podrá surgir de una fusión entre las fuerzas que hoy reivindican dicha perspectiva y miles de trabajadores, estudiantes, jóvenes y campesinos que comienzan a sumarse al combate contra el capitalismo. Esta es la perspectiva estratégica de la etapa actual. Por nuestra parte, creemos que el primer paso es explorar las vías para avanzar en el reagrupamiento de las fuerzas socialistas y revolucionarias en una organización común.

La concepción evolutiva y lineal, y por ende antidialéctica de otras organizaciones de izquierda, que consideran que el partido revolucionario que llevará a la victoria del proletariado en nuestro país surgirá exclusivamente del crecimiento de su propia organización nos parece una concepción profundamente equivocada. Hoy 2000. Mañana 5000. Y finalmente, en el próximo ascenso, 30.000 para convertirse en una organización obrera de masas. El ejemplo más cabal de esta idea es el Partido Obrero. Lo mismo creía el MAS de los ’80 y principios de los ’90 antes de estallar en infinidad de tendencias sin haber siquiera pasado por acciones históricas de la lucha de clases. Estos compañeros pierden de vista que convertirse en “el” partido no es una cuestión cuantitativa (número de militantes), sino cualitativa, en el sentido de la estructuración y la representación orgánica de una fracción de la clase trabajadora. Tampoco serán de gran ayuda las concepciones de grupos como el PTS que considera a todas las demás corrientes (sin excepción) como “centristas”, es decir como no revolucionarias.

En nuestra próxima revista presentaremos un estudio de lo que creemos son las concepciones de partido en Lenin, que ha sido tergiversado hasta el cansancio y transformado, o en un autoritario implacable como lo ha hecho el estalinismo o en un sectario incurable. En el pensamiento de Lenin, desde el ¿Qué Hacer? en adelante, jamás estuvo presente la idea de la construcción del partido bolchevique por fuera del debate, la lucha política y los acuerdos con las otras tendencias de la socialdemocracia internacional. Lenin conformó su fracción bolchevique para pelear por la dirección del Partido Socialdemócrata Ruso, e incluso dentro de su propia fracción no existía el grado de homogeneidad que existe en los grupos de la izquierda actuales. Ocurre que en la época previa a 1917 no estaba claramente definida la posición de las diversas tendencias con respecto a la revolución en Rusia. Basta el ejemplo de Trotsky, que estuvo en muchas ocasiones con los mencheviques contra los bolcheviques y en Abril de 1917 se unifica con el Partido de Lenin. Este lo calificó luego como “el mejor bolchevique”. El curso de la otra fracción del POSDR, los mencheviques fue opuesto, terminaron del lado de la contrarrevolución mientras habían estado muchos años en un mismo partido con Lenin.

No pretendemos tomar el modelo del partido bolchevique por fuera de las determinaciones históricas e introducirlo a la realidad argentina como una receta. Entre otras diferencias fundamentales hoy no existe un movimiento socialista internacional al interior del cual se pueda procesar la lucha de las distintas tendencias.

Sin embargo la experiencia bolchevique conserva validez en la medida en que, al mismo tiempo que valora la actividad paciente y cotidiana de preparación, muestra un método no evolucionista para la construcción partidaria. En la Argentina, en cambio, se ha extendido una práctica de secta, que consiste de construir pequeños grupos que hacen “como si” fueran partidos. Más allá de las diferencias políticas, estratégicas y tácticas que actualmente existen en la izquierda, ninguna organización puede reivindicarse “el partido” y señalar a todos los demás como “centristas cristalizados”, “democratizantes”, etc.

Es por eso que planteamos que todas las corrientes que reivindicamos la estrategia de la revolución obrera y socialista, debemos abrir el debate sobre las bases políticas y programáticas que nos pueden permitir avanzar hacia una organización común con libertad de tendencias a su interior. Las bases para dicha unidad tienen que partir de acuerdos fundamentales, como son una delimitación categórica con relación a todas las variantes de la centroizquierda y la izquierda reformista, el rechazo a toda política de colaboración de clases, la denuncia del régimen democrático burgués, el internacionalismo militante y la lucha por la revolución socialista y la dictadura del proletariado. Esto plantea un debate con corrientes como el MST que se reivindica trotskista pero mantiene una alianza con el PC argentino, impulsor del espacio centroizquierdista de Rosario.

La constitución de este partido sería un paso importante para acrecentar la influencia de los revolucionarios sobre capas enteras de la población, abriría las puertas de la militancia política a nuevos jóvenes y trabajadores y sería un polo de referencia para la vanguardia que podría contrarrestar las influencias del reformismo y del populismo. El pre requisito de esta política es la apreciación (no la subestimación ni la exacerbación) de las diferencias actuales medidas en relación a las amplias masas. No concebimos un partido monolítico, homogéneo y sin tendencias, éstas existen y sería ingenuo negarlas. Hay tradiciones y experiencias distintas que no pueden ser aplastadas una por otra, sino que deben medirse con relación al único patrón valedero: las amplias masas y los acontecimientos decisivos. Por eso una organización común debería garantizar la más amplia democracia interna para discutir las diferencias y una acción coherente y centralizada en la lucha de clases, es decir debe adoptar un genuino centralismo democrático.

No creemos que la sumatoria de las corrientes hoy existentes constituya de por sí un partido, pues éste depende de condiciones específicas de la lucha de clases y de la maduración de un sector importante de la clase trabajadora, pero sería un paso decisivo hacia él pues aceleraría la educación política de amplios sectores avanzados.

En el mismo sentido, en el plano internacional, impulsamos una Conferencia mundial abierta de los marxistas revolucionarios. Y logramos dar un paso adelante al ponernos de acuerdo con el MAS de Argentina para hacer juntos esta propuesta.

El reagrupamiento de las fuerzas socialistas revolucionarias, sobre las bases antes descriptas, puede jugar un rol fundamental en los futuros acontecimientos de la lucha de clases en nuestro país. La izquierda socialista debe disputar la dirección de amplias masas obreras y populares y acrecentar su influencia para lograr resolver favorablemente la tarea decisiva el período: constituir la dirección revolucionaria que necesita las masas para pelear por la conquista del poder político y culminar triunfalmente las tareas planteadas por el Argentinazo.

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veniamos bien... virtiern Monday, Mar. 14, 2005 at 6:24 PM
estas discusiones tienen sentido chapulin Monday, Mar. 14, 2005 at 6:23 PM
Por un mov por un Partido de Trabajadores J Montes - PTS Monday, Mar. 14, 2005 at 4:55 PM
Hagamos un gran frente de la izquierda y los luchadores!! AS 394 // MST Sunday, Mar. 13, 2005 at 8:34 PM
jajajaja Oscar Wilde Sunday, Mar. 13, 2005 at 7:06 PM
CÓMO DESARROLLAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LUCHADORES PO 890 Sunday, Mar. 13, 2005 at 6:52 PM