Julio López
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2 de abril: por un reagrupamiento clasista
Por Socialismo Revolucionario - Tuesday, Mar. 22, 2005 at 1:12 PM
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Enero de 2005

¿Qué hacer en el movimiento obrero hoy?

por Cristina Ponce

Se ha dado un gran paso en el reagrupamiento de la vanguardia obrera en las últimas semanas. Venimos sosteniendo insistentemente la necesidad de constituir un polo clasista en la vanguardia de la clase trabajadora, tomando en cuenta la existencia de incipientes procesos de reorganización y recuperación de sindicatos, como los Sutebas, Soecn (ceramistas de Neuquén), Cuerpo de Delegados del Subte, Ferroviarios de Haedo, etc. Desde que nos constituimos como grupo independiente en mayo del 2004 trabajamos políticamente para ayudar a ese proceso, sobre todo en íntima conexión con sectores importantes del cuerpo de Delegados del Subte y otros activistas y dirigentes obreros ya sea dentro del movimiento nacional por la jornada laboral de 6 horas, como en otros ámbitos gremiales. En nuestros periódicos Socialismo Revolucionario Nº 1 y Nº 2, Carta abierta al Congreso del PTS, artículos sobre el reparto de la jornada laboral aparecidos en Internet, etc., venimos insistiendo en la necesidad y posibilidad de constituir un polo o agrupamiento clasista, antiburocrático y anticapitalista en la clase trabajadora. Fundamentamos el planteo basados en la contradicción establecida entre un incipiente proceso de recuperación sindical asociado a la crisis laboral y salarial y el desprestigio de los dirigentes sindicales de un lado, y la dispersión y atomización de la incidencia de las corrientes antiburocráticas, los activistas y la izquierda del otro.

Los participantes

Después del exitoso acto en la Federación de Box por la jornada laboral de 6 horas, un sector del Cuerpo de Delegados de Subte realizó una convocatoria para constituir un reagrupamiento de la vanguardia obrera. Desde esa propuesta inicial se realizaron cuatro reuniones en la empresa recuperada Bauen donde se ha venido discutiendo con idas y vueltas las perspectivas de este nucleamiento.

Mientras que los compañeros del Subte llevaron propuestas avanzadas para constituir un agrupamiento clasista y antiburocrático, los compañeros del sindicato ceramista de Neuquén vienen haciendo hincapié en que lo importante es la coordinación de las luchas. En la cuarta reunión el espectro de las organizaciones se amplió, ya que se incorporaron los dirigentes y delegados de diversos gremios integrantes del PO. En esta última reunión, además de compañeros independientes de los gremios del Subte, docentes y estatales, aeronáuticos, trabajadores de las universidades nacionales, de la salud y otros, se hicieron presentes compañeros del MTR Cuba, PTS, el MAS y otras corrientes y agrupamientos.

Los debates en curso

La convocatoria a la cuarta reunión surgió como producto de las divergencias que se habían suscitado en la redacción de una convocatoria a un Encuentro para febrero. Mientras los compañeros del MTR hacían hincapié en la constitución de un movimiento de tipo político y social y en el que participen sectores desocupados, los ceramistas, al revés, insistían en un agrupamiento exclusivamente sindical y restringido a un planteo de coordinación y antiburocrático. Los compañeros del Subte sostuvieron en las dos primeras reuniones una propuesta claramente clasista, aunque luego, en pos de un acuerdo con los ceramistas, aceptaron sostener algún acuerdo mínimo, aunque sea una coordinación sin existencia permanente o profundización programática.

El compañero Raúl Godoy, de los ceramistas y militante del PTS, explicó el cambio de perspectiva en el hecho de que se abrió una nueva coyuntura de luchas salariales. No nos olvidemos que su planteo era netamente clasista con motivo del 1º y 2º encuentro por la jornada laboral de 6 horas en agosto.
El MAS volvió a plantear su propuesta inicial de constituir un agrupamiento clasista. Los compañeros del PO también apoyaron la iniciativa y propusieron un reagrupamiento de características clasistas y antiburocráticas, en base al documento firmado por más de 70 organizaciones el 19 y 20 de diciembre, que contenía una delimitación clara del gobierno de Kirchner e incluía aspectos programáticos importantes. Por último el MST, tanto de su fracción Nº 1 como la Nº 2 estuvieron ausentes.

Nuestro balance

El avance en las discusiones comenzó a dar sus frutos. A pesar de quienes miraban con escepticismo cualquier avance, este parece darse lentamente. El resultado es la convocatoria a un encuentro para febrero o marzo donde los debates político-programáticos quedaron abiertos. Es un mérito y un triunfo político indiscutido de los compañeros del Subte, que vinieron insistiendo mediante asados, convocatorias, reuniones, etc.

El PO saludó y apoyó la iniciativa, lo que constituye un cambio político de 180 grados con respecto a la indiferencia e incluso a la denuncia que sistemáticamente viene haciendo sobre la mayoría del cuerpo de delegados del subte. No nos olvidemos que el PO boicotea el movimiento por las 6 horas y en el último conflicto del subte intentó dividir el cuerpo de delegados. El argumento siempre es el mismo: el carácter ‘kirchnerista’ de sus participantes. La realidad, desde luego, estaba en otro lado: la incapacidad del PO de reconocer que no es la ‘dirección piquetera’ del movimiento obrero ni que todo proceso positivo deba darse al interior de la ANT (Asamblea Nacional de Trabajadores- hegemonizada por el Polo Obrero). Ahora, el PO saluda la convocatoria de los ‘kirchneristas’ y los ‘agentes encubiertos de la CTA’, que fueron los protagonistas de las dos convocatorias más progresivas al interior del movimiento obrero. Bien, nunca es tarde para modificar posiciones equivocadas.

La dirección del sindicato ceramista y el PTS, por su parte, han cambiado radicalmente de política, pero para peor. ¿Es verdad que sólo es posible coordinar luchas? ¿La nueva coyuntura desestima un agrupamiento clasista? ¿Debe ser un agrupamiento sin desocupados?

Clasismo, ¿sí o no?

Se puede discutir la conveniencia de constituir un movimiento de tipo clasista. La contradicción está en que los compañeros de la dirección de Zanon y el PTS vienen impulsando al mismo tiempo el periódico Nuestra Lucha, que se define como clasista, antigubernamental, antiburocrático y por la independencia de clase. En su momento se pronunciaron a favor de un movimiento político de trabajadores. ¿Cómo podrían rechazar un agrupamiento clasista junto a los trabajadores del subte, docentes, ferroviarios y otros tantos trabajadores y al mismo tiempo impulsar ellos un periódico obrero clasista?

En segundo lugar los dirigentes del PTS insistieron en la coordinación y resistieron definiciones clasistas y una organización superior. Pero por otro lado han convocado desde su periódico a un ‘frente político de trabajadores’ (La Verdad Obrera Nº 154) a todos los trabajadores, activistas y delegados. ¿Cómo se puede rechazar la conformación de un movimiento clasista junto a los delegados y activistas a los que se convoca por otro lado a un ‘frente político’ por la independencia de clase? Segunda contradicción.

¿Y la coyuntura? Se supone que un planteo clasista hace 7 u 8 meses cuando las ilusiones populares en el gobierno eran mayores sería más equivocado que ahora, cuando una oleada de luchas puede acelerar la experiencia con el gobierno. ¿Cambió la situación o cambió el PTS? ¿Ahora hay menos posibilidades que antes?

El carácter político de la lucha contra la burocracia

¿Se puede encarar una lucha antiburocrática sin que al mismo tiempo ésta sea una lucha política? Y si es así, ¿cómo desestimar que un agrupamiento antiburocrático sea al mismo tiempo político? ¿Y por qué no también social y hasta cultural, un verdadero polo clasista al interior de la clase obrera para disputar las dirección y la política a la burocracia, con comités de base comunes, periódico obrero común, etc.?

La lucha contra la burocracia, hasta el final, es inseparable de las posiciones clasistas. ¿Cómo se podría luchar consecuentemente contra el moyanismo, sin una clara delimitación del gobierno de Kirchner al que le sirve, y sin una clara delimitación de la política de los Techint y Repsol, de la patria devaluacionista a quién Moyano y compañía sirvieron durante estos años, llevando a los trabajadores a marchar detrás de las patronales argentinas? ¿Cómo se podría ofrecer una alternativa a la dirección de la CTA sin desenmascarar su legalismo parlamentarista, sus cabildeos constantes con el gobierno y sus limitaciones centroizquierdistas? Una alternativa a la burocracia se verá inevitablemente obligada a superar el estadio primitivo de la democracia sindical, las asambleas y el voto de la base. Si quiere derrotarla verdaderamente tendrá que “politizar” los métodos democráticos, es decir, dotarlos de una estrategia política. ¿Cómo se puede limitar de antemano un movimiento encabezado por dirigentes clasistas y muchos de ellos socialistas a coordinar luchas, asambleas de base y listas antiburocráticas?

Mientras los trabajadores van retomando lentamente y con dificultades las tradiciones de lucha sindical del pasado, enseñada generación tras generación, lo que se impondrá cada vez más agudamente será una lucha política e ideológica por constituir un movimiento obrero clasista y socialista, frente a los intentos de las diversas alas de la burocracia por fortalecer sus propias perspectivas, ya sean nacionalistas pro capitalistas y pro gubernamentales del peronismo o distribucionistas keynesianas de corrientes como las de la dirección de la CTA. Está claro que, como sucede hoy en el gremio telefónico, la burocracia capitaliza no pocos activistas para sus propias posiciones. En definitiva, las corrientes sindicales impulsadas por la burocracia no son estrictamente “sindicales”, sino profundamente políticas. Esto está claro en la actitud de la CTA, que se colocó en el centro de un reagrupamiento centroizquierdista semi-oficialista, semi-opositor como el Encuentro de Rosario. Además, corrientes burocráticas como el moyanismo en bancarios o la CTA en muchos gremios industriales o de servicios, impulsan en común con la izquierda, listas antiburocráticas, pero no dejan de ser políticamente semi-oficialistas e ideológicamente pro burguesas. Lo mismo ocurre con la CCC en la alimentación o el ARS, donde apoyó, en el segundo, la ley de la industrial naval propiciada por la federación patronal y el gobierno de Kirchner.

Si bien la crisis política más aguda abierta en el 2001 pudo ser contenida y las luchas salariales actuales no son directamente políticas, las huelgas reivindicativas son una gimnasia que prepare nuevos activistas sindicales y luchadores combativos. Pero no necesariamente, ni objetivamente, ni en la mayoría de los casos, la conciencia obrera será clasista o socialista. Le damos enorme importancia a estas incipientes luchas, pero discutimos profundamente como aportar a su estadio de desarrollo y superarlo.

En definitiva, si de lo que se trata es de constituir un nuevo movimiento obrero, de superar el impasse del sindicalismo corporativo del pasado, se requiere un instrumento político adecuado. La tan agitada consigna de “independencia de clase”, si se la piensa bien y no se la repite como una frase sin sentido, sólo puede desplegarse plenamente, desde una perspectiva socialista y no desde la “lucha consecuente”.

No surge necesariamente dicha exigencia de la puja distributiva o de la lucha obrero-patronal en una empresa. Ella nace de la comprensión del carácter irreconciliable de las clases, y del papel del estado en la sociedad capitalista, incluso bajo gobiernos burgueses de izquierda. A esta independencia no se llega solamente con coordinación o solidaridad. Es imprescindible el programa y la educación política de la vanguardia a la cual puede contribuir decididamente una corriente sindical y política clasista.

¿Clasismo es igual a sectarismo?

La definición de clasismo es por definición limitada. Nace de la experiencia del clasismo cordobés de los años ’70. Pero las experiencias clasistas fueron también diversas. Tienen en común el rechazo combinado a la patronal, a la burocracia sindical y al gobierno, y poseen una ideología genéricamente anticapitalista. Su máxima expresión fue el Sitrc-Sitram que se autodefinía “socialista”, aunque no todos lo hacían. Hoy debemos usarlo como definición transicional hacia posiciones socialistas, considerando la independencia de clase como un paso en ese sentido. Se podría decir, en consecuencia, que hoy un núcleo de trabajadores clasistas sería francamente minoritario. Lo era también en los años ’70. Sin embargo no se trata de separar y aislar a los trabajadores clasistas. Se trata de impulsar listas antiburocráticas, frentes únicos y todo tipo de acciones comunes con los más diversos sectores obreros, incluso con sectores burocráticos o semi burocráticos allí donde sea necesario, pero manteniendo un planteo político propio, favoreciendo la más amplia difusión de las ideas clasistas y anticapitalistas en el conjunto de la clase trabajadora, sosteniendo y clarificando las diferencias con el nacionalismo peronista, el distribucionismo burgués y el sindicalismo reformista.

En su momento apoyamos la moción de los delegados del Subte de que el movimiento por las 6 horas no tenga como eje de su agitación la denuncia del gobierno, porque el movimiento debía dialogar con la masa de trabajadores y sumar nuevas organizaciones a la lucha por las 6 horas independientemente de su filiación kirchnerista u opositora. Contra aquellos grupos “izquierdistas” de palabra, sostuvimos que era correcta la misma táctica que Trotsky aplicó en EEUU en los años ’30 llamando ampliamente a todos los sindicatos por una campaña por el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles. Pero sostuvimos también que esta campaña amplia debe ser complementada por una coalición de dirigentes y sindicatos clasistas que puedan oponerse y ser alternativa a las variantes burocráticas de todo tipo.

Aunque parezca que el clasismo es “sectario” y “excluyente”, en realidad es exactamente al revés. Es que el sindicalismo, incluso aunque sea combativo y hasta antiburocrático, no tiene presente en el 99% de los casos, los intereses de conjunto de la clase trabajadora. En parte porque se halla limitado a luchas sectoriales, locales e incluso de empresa, este sindicalismo tiende a defender intereses particulares, sectoriales. Para alcanzar una perspectiva más amplia hacia el conjunto de la clase trabajadora debe tender progresivamente hacia posiciones clasistas, porque es necesario incluir no sólo a los sectores sindicalizados sino también a las amplias franjas proletarias que hoy no están sindicalizadas. Recordemos que el trabajo en negro asciende a 48,5% y que la masa de trabajadores desocupados supera los 2 millones. Un punto de vista clasista posee entonces la virtud de incluir al conjunto de la clase trabajadora, es decir, es una propuesta abarcadora, incluyente y amplia, asegurando un planteo de unificación de clase. Así lo plantea el movimiento por la jornada laboral de 6 horas.

Es este motivo el que exige incluir a los compañeros desocupados. Por supuesto que se puede asegurar el peso de la representación de los trabajadores ocupados, como forma de alentar el reagrupamiento en sectores que vienen rezagados. De ahí a rechazar la participación de los sectores de desocupados, con la justificación de que ‘después nos unimos’ puede caer en un planteo anti-piquetero y reaccionario, reflejando los prejuicios de muchos sectores de las clases medias y el atraso de los propios trabajadores.

Avanzar en el reagrupamiento clasista

Los socialistas debemos ayudar a estructurar el conflicto sobre bases políticas. Esto es superar el estadio estrictamente reivindicativo. Fue justamente la tarea que la izquierda revolucionaria no supo realizar en el pasado. Desde la formación del peronismo tendió a ser una versión muy combativa y muy radicalizada de sindicalismo. Vivió siempre a su vera izquierda y pocas veces logró ser una alternativa política. Si, quizá, las opciones en aquel momento histórico fueron muy limitadas, hoy sobre la crisis histórica de la base obrera con el partido peronista y con los partidos históricos de la burguesía, se abren posibilidades completamente distintas para superarlas. Pero para eso hay que romper con la tradición del sindicalismo.

Al no existir todavía esta herramienta política clasista común, la labor de ejercer atracción y hacerse visibles para los más diversos sectores potencialmente antiburocráticos y militantes de la masa obrera, se hace más difícil. Un agrupamiento clasista permitiría transformar ese potencial en fuerza real. Esto significa constituir un polo mínimamente centralizado, poseer un órgano de difusión, comités de base para agrupar al activismo obrero, realizar campañas en común, organizar a los trabajadores precarizados abandonados por la burocracia, etc. Todo esto sobre la base de tender a la organización unitaria de los distintos elementos de la clase trabajadora, ocupados y desocupados, trabajadores, permanente y contratados.

De los dirigentes sindicales que participaron en los tres encuentros del Bauen, la inmensa mayoría son dirigentes de partido o lo fueron, sobre todo de corrientes trotskistas. Aquellos trabajadores independientes como la mayoría de los delegados de Zanon o del Subte, así como muchos docentes, estatales, ferroviarios, y de otras empresas y gremios, o incluso las organizaciones piqueteras hoy estarían de acuerdo en acordar un programa clasista.

Se trata incluso de una vía por la cual es posible dar pasos en el trabajo común que sienten las bases de un futuro reagrupamiento político, como podría ser un partido de trabajadores sobre bases socialistas revolucionarias o quizá para un reagrupamiento revolucionario que contribuya a superar la dispersión de las fuerza que hoy se definen como socialistas revolucionarias.

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no estoy de acuerdo
Por jose S. - Tuesday, Mar. 22, 2005 at 1:49 PM

la direccion del proletariado depende de la vanguardia ilustrada y su partido, deviendo velar para destruir las desviaciones de la linea Leninista, tanto de izquierda como de derecha. Las masas obreras de zannon deven, a travez de su comisario politico, dar el ejemplo y mandar a los desviacionistas al gulag mas cercano.

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carta a los compañeros del subte
Por convergencia socialista - Wednesday, Mar. 23, 2005 at 1:23 AM
inventario_1917@yahoo.com.ar

Compañeros del Cuerpo de Delegados del Subte


Por medio de la presente nos dirigimos a ustedes para felicitarlos por haber estado al frente de la lucha más trascendente que ha librado el movimiento obrero en los últimos años y hacer extensiva esta felicitación a las bases que representan.

Queremos aprovechar la oportunidad para acercarles nuestra última prensa partidaria, porque en la misma les hacemos un llamado a encabezar la formación de un frente nacional de luchadores; un movimiento clasista y democrático que se postule para organizar la coordinación de las luchas contra las patronales y el gobierno.

Les hacemos este llamado porque estamos convencidos que ustedes han ganado suficiente autoridad como para liderar una herramienta política y sindical clasista que se plante como alternativa frente a la podrida burocracia sindical y a los políticos del ajuste.

El triunfo del subte abrió una situación más que favorable para que ustedes den ese paso, tan esperado por miles de luchadores en todo el país.

Sin más saludamos fraternalmente



Por Convergencia Socialista



Juan Carlos Beica, Presidente del Sindicato de Señaleros Ferroviarios durante la huelga de 46 días de 1991

Pablo Tavolaro, Delegado General de rampa de Aerolíneas Argentinas, Aeroparque, APA

Marcos Propato, Delegado de Sector de rampa, Aerolíneas Argentinas, Aeroparque

Juan C. Ceballos, Delegado Congresal SUTEBA, E. Echeverría

Alfredo Cáceres, Delegado Congresal SUTEBA, seccional Tigre

Jorge Capitanelli, Delegado General Banco del Suquía, Asociación Bancaria, Ciudad de Santa Fe

Rosita del Valle Ibarra, Delegada General Junta Interna Hospital Evita de Lanús, ATE

Ramón Contreras, Sub Delegado Junta Interna Hospital Evita

Liliana Paniagua, Comisión Directiva AMSAFE, docentes de Rosario, CTERA

Leonardo Rodríguez, apoderado Lista Violeta Naranja, Sindicato de la Carne, frigorífico Tango Meat







DESPUES DEL TRIUNFO EN SUBTERRANEOS
Los luchadores del Subte
ante un nuevo desafío

La preocupación de los sostenedores del régimen por ponerle un “techo” a las demandas salariales reafirma un hecho trascendente, analizado por nuestro partido desde hace ya un tiempo: el movimiento obrero, después de un largo período de “apatía”, volvió a ocupar el papel protagónico en las luchas.

La dinámica que plantea esta nueva situación aterroriza tanto a los de arriba, que obligó a sus representantes en el gobierno, las centrales patronales y la burocracia sindical a autoconvocarse en una verdadera “paritaria nacional” para intentar ponerle un techo a las demandas salariales y licuar el piso del 44% que impusieron los trabajadores del Subte con su huelga.

La crisis de los de arriba sigue abierta y los últimos acontecimientos, como la ofensiva desatada por la Iglesia ante las declaraciones de Ginés García, el descabezamiento de toda la cúpula aeronáutica, las disputas por el presupuesto entre Solá y Duhalde o el estado de “alerta y movilización” de los productores del campo por las retenciones, no hacen más que profundizarla e intensificarla.

Sin embargo, los resultados del triunfo de la huelga del subterráneo resultan aún más críticos para el régimen, porque ya están desencadenando una dinámica contagiosa en el terreno estructural de la lucha de clases, llevando a la huelga a miles y planteando la hipótesis de una Huelga General o “Argentinazo” a corto plazo.

Las situaciones de crisis antes analizadas, como otras tantas en el pasado, pueden llegar a capearse cambiando, o haciendo saltar algún fusible, reemplazando uno o varios funcionarios. Pero el proceso abierto con la huelga de los obreros del riel sólo podrá ser detenido si Kirchner lograr frenar al conjunto de la clase obrera mediante grandes consesiones o una brutal paliza, algo que los de arriba (debido a la crisis que ya analizamos) no están hoy en condiciones de lograr.

La acción ejemplificadora de los empleados de Metrovías no pasa solo por la suma conquistada, sino fundamentalmente por la metodología que utilizaron para alcanzarla: la lucha consecuente contra la patronal, el gobierno y la burocracia, que los convirtieron en un punto de referencia para todos los trabajadores, hartos de los planes de ajuste de los distintos gobiernos patronales y las traiciones de la burocracia sindical.

Esta nueva situación, que se da en el marco del retroceso de las organizaciones piqueteras, hasta hace poco principales referentes de la oposición clasista y combativa, coloca al Cuerpo de Delegados del Subte ante un nuevo desafío, ponerse al frente de la construcción de una alternativa de lucha que vaya más allá de su propia empresa, organizando un frente antiburocrático, antipatronal y antigubernamental.

Este frente deberá ser algo más que una corriente sindical, ya que para ir hasta el final tendrá que proponerse la pelea política contra el gobierno y la imposición de una salida de fondo a la crisis capitalista, para lo cual será necesario unir a los únicos interesados en concretar semejante tarea, los luchadores y la izquierda consecuente.

La primer tarea de este movimiento podría ser el llamado a “hacer como en el subte”, promoviendo la realización de asambleas y plenarios de delegados en todos los sindicatos que voten medidas de lucha parciales y el emplazamiento a los dirigentes la CTA y la CGT para que convoquen a un Paro Nacional por aumento de salarios y las 6 horas, como se impuso en Metrovías.

Los delegados y activistas del subterráneo ganaron autoridad con sus triunfos, un prestigio que deberían utilizar para convocar audazmente a conformar un Frente de estas características.

Si lo hacen, comenzarán a responder a las expectativas de esos miles de trabajadores que están esperando el surgimiento de una nueva herramienta política y sindical de la clase obrera, un frente de luchadores, independiente de los partidos de la patronal y la burocracia, dispuesto a cambiar las relaciones de fuerza entre los explotados y los explotadores.•



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METROVIAS: CONCLUSIONES Y DEBATES SOBRE UNA GRAN BATALLA
La democracia sindical, una herramienta para luchar

Para que las luchas triunfen, todos los trabajadores tienen que seguir el camino que marcaron las bases y el cuerpo de delegados de subte: ¡pasar por encima de los burócratas sindicales!

El papelón televisivo de Palacios y la UTA se transformó en un ejemplo aleccionador para todo el movimiento obrero, que de ahora en más cuenta con inmejorables condiciones para desbordar los cuerpos orgánicos.

Por este hecho no podemos más que simpatizar y apoyar a los luchadores del subte y a sus dirigentes, tal como lo expresamos en la propuesta que les hicimos para que encabecen la formación de una nueva herramienta política y sindical de la clase obrera y el pueblo (ver nota)

Sin embargo el apoyo no puede ni debe impedir el debate constructivo, como el que venimos sosteniendo con la mayoría de los delegados, que hasta ahora no han aceptado nuestra propuesta de organizar Asambleas Generales para preparar y organizar cada uno de los conflictos que tuvieron en los últimos meses.

Se excusaron diciendo que “era difícil de concretar y que la mayoría tenía que estar en sus líneas garantizando la huelga”, o que no existían condiciones para hacerlo porque “tampoco había tradición de ese tipo de asambleas, y de última, son más efectivas las reuniones por línea”.

Con todo respeto, pensamos que es un razonamiento equivocado, y que en el fondo termina debilitando la lucha y al propio cuerpo de delegados, en primer lugar porque si no hay tradición, tampoco la había años atrás de desbordar a la burocracia, y ahora, gracias a varios años de experiencias, lucha y propuestas, es lo más habitual y terminó siendo asumido por todos.

Pero lo más importante es que la Asamblea General (tanto en el subte como en cualquier otro gremio) es una necesidad objetiva de toda lucha que pretenda ir hasta las últimas consecuencias, ya que sirve para homogeneizar y endurecer a las bases y les brinda la mejor herramienta para tomar decisiones y controlar a sus dirigentes.

Las asambleas generales permiten que la vanguardia, que en el subte es muy numerosa, pero está fragmentada en las distintas líneas, se junte y fortalezca, ubicándola en inmejorables condiciones para influenciar a los sectores menos decididos y “presionar” a los elementos más propatronales, “nivelando” de esa manera hacia arriba el estado de ánimo del conjunto de los trabajadores.

Así los activistas más decididos podrán tomar en sus manos, no sólo las tareas de “ayuda” al cuerpo de delegados, sino fundamentalmente aquellas que tienen que ver con asumir el liderazgo de los conflictos, revolucionando la limitadísima estructura sindical (el cuerpo de delegados) para transformarla en una poderosa comisión de lucha, una herramienta de organización que será cada vez más necesario en las duras batallas que se avecinan.

Este tipo de discusiones no son formales ni secundarias y en la medida en que se vayan resolviendo, contribuirán a sentar las bases de la construcción de los nuevos organismos que necesita la clase obrera para pelear consecuentemente e ir consolidando su propio poder, de manera independiente de la burocracia, la patronal y el estado capitalista.•



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La importancia de la Asamblea general
(Reproducimos el volante que editamos unos días antes del conflicto, el 17 de enero, insistiendo en la necesidad de salir a la lucha y apoyarse en la decisión de las bases, mediante la convocatoria de la asamblea general)

Esta semana comienzan las discusiones paritarias entre los delegados y la empresa. Para darle fuerza a los representantes obreros todos los trabajadores de Metrovías deben sentirse parte de las mismas.
Para eso existe un método muy efectivo: la convocatoria a la Asamblea General para que sean las bases quienes resuelvan el pliego de reclamos que deberán respetar los delegados, el plazo que se le dará a la empresa y el Plan de Lucha que se aplicará si no se obtienen resultados favorables.
La Asamblea tiene que servir también para que las bases controlen a sus dirigentes y decidan qué es lo que se aceptará o no de las ofertas patronales.

Nunca como hoy existieron condiciones tan buenas para triunfar, ya que son miles los trabajadores que están luchando y ganando: telefónicos, ferroviarios, autopistas, petroleros, etc.

Hay que aprovechar esta situación para levantar bien la guardia e imponer todos los reclamos.
Las negociaciones sin la participación, la decisión y la movilización de las bases no sirven: Para lograr el aumento salarial del 53%, las 6 horas e insalubridad para todos, la incorporación a planta permanente de los trabajadores de la limpieza y los que están fuera de convenio, el pago de horas nocturnas y demás reclamos hace falta la Asamblea General y el Plan de Lucha.•


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Mas conclusiones sobre el triunfo en Metrovías
Hay que formar coordinadoras

Si las patronales y el gobierno temblaron en el momento en que los empleados del subte impusieron el aumento del 44%, ni que hablar de lo que sufrieron cuando se enteraron de la posibilidad de que estos coordinaran sus acciones con los obreros ferroviarios, los trabajadores desocupados piqueteros y las organizaciones de la izquierda combativa.

Así lo manifestaron los principales diarios del país, que editorializaron sobre esta hipótesis, alertando que de profundizarse la tendencia a coordinar por fuera de los sindicatos, estos pilares de sustentación del régimen de explotación corrían el riesgo de derrumbarse.

El fantasma de las coordinadoras asusta tanto a los empresarios y funcionarios del régimen porque el día en que los trabajadores demuestren su capacidad para unirse desde las bases, estarán diciendo que ya no hacen faltan ni los viejos “cuerpos orgánicos” ni sus podridos dirigentes.

Los luchadores deben aprovechar esta situación para expulsar definitivamente del movimiento obrero a estos aliados de la patronal y el gobierno, jugándose a que en cada una de las batallas parciales contra la patronal y el gobierno se rodeen de solidaridad los conflictos y comiencen a unirse entre sí, mediante diferentes mecanismos de coordinación.

Nunca como ahora hubo tantas posibilidades de lograr que los huelguistas de distintos gremios se junten a planificar acciones en común, como ocurrió cuando los trabajadores del subte votaron en sus asambleas parar junto a los ferroviarios por la excarcelación del «Pollo» Sobrero y otros luchadores, o cuando los trabajadores de las Autopistas (ver recuadro) salieron a la lucha, «contagiados» por la victoria salarial en una de esas empresas.

Siguiendo este razonamiento, durante la huelga de los trabajadores del subte, nuestros militantes propusieron que los dirigentes combativos de otros gremios (ferroviarios, ceramistas, etc.) pararan sus empresas junto a Metrovías y que los grupos piqueteros y las organizaciones de la izquierda, organizaran grandes cortes en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires y bloquearan las terminales de colectivos, una manera efectiva de poner en práctica la coordinación desde las bases (ver volante repartido en el subte).•



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Mas conclusiones sobre el triunfo en Metrovías
La unidad de los que luchan

(Reproducimos un volante que editamos el 8 de febrero, durante la huelga del Subte llamando a la coordinación con otros sectores en lucha):
«La “propuesta” de Metrovías es una burla, propia de quienes ganaron millonadas y pretenden seguir enriqueciéndose a costa de explotar a sus trabajadores mientras cobran tarifas y subsidios descomunales.
Hay que rechazar esta provocación ratificando el paro por tiempo indeterminado y llamando a los trabajadores y al pueblo a sumarse activamente a la pelea... ¡Si ganan los trabajadores del subte ganan todos los que están peleando por salario y trabajo!
Para coordinar la lucha los Delegados deberían reunirse con las organizaciones obreras combativas, piqueteras y de izquierda con el objetivo de planificar las acciones, que podrían comenzar con bloqueos a todas las cabeceras de las empresas de colectivos y cortes de los puentes y accesos a la Capital.
Esta es una excelente oportunidad para que los luchadores unifiquen sus fuerzas y ganen, ya que los trabajadores de Metrovías están firmes y gozan de la simpatía de la población, la patronal y el gobierno están acorralados y existen miles de trabajadores y jóvenes dispuestos a movilizarse para que ganen los empleados del Subte.
El triunfo sería un golpe muy duro a los burócratas de la UTA y la CGT y crearía las condiciones para construir una nueva conducción verdaderamente combativa y democrática que llame a toda la clase obrera y el pueblo a seguir el camino abierto por los luchadores del Subte.»•


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