La petición fue realizada por el fiscal Franco Picardi, quien habló de “grave afectación del derecho al trabajo y a la libertad de expresión”.
Por Néstor Espósito @nestoresposito
El fiscal federal Franco Picardi pidió la elevación a juicio oral de la causa en la que el empresario Mariano Martínez Rojas, condenado en otros expedientes por la denominada “mafia de los contenedores”, irrumpió violentamente en la redacción de Tiempo Argentino con el objetivo de impedir la salida del diario.
Además de Martínez Rojas –quien simuló haber compra el diario al defraudador de trabajadores de prensa Sergio Szpolski- irán a juicio otras 14 personas, acusadas por la irrupción en las instalaciones del diario y de radio América en la madrugada del 4 de julio de 2016.
Una patota irrumpió en el edificio en el que funcionaban ambos medios de comunicación, maltrató a los trabajadores que estaban allí y causó daños al mobiliario, las instalaciones, los servidores y otros elementos informáticos, en un atentado contra la libertad de expresión en su forma más violenta.
“El accionar de las personas imputadas provocó una grave afectación del derecho al trabajo y a la libertad de expresión y de prensa de los comunicadores del diario Tiempo Argentino y Radio América, así como también, vulneró el derecho a la información de la sociedad a través de los mencionados medios de comunicación”, sostuvo Picardi en su dictamen.
La imputación se ciñe a los presuntos delitos de “usurpación, daño, interrupción de las comunicaciones y robo”. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi debe ahora cerrar esta etapa de instrucción y enviar el expediente a la etapa de juicio propiamente dicha.
Martínez Rojas, sindicado como el ideólogo del plan, utilizó para concretarlo los servicios de Juan Carlos Blander, responsable de una empresa de seguridad privada, a quien se le atribuye haber organizado el grupo agresor que ingresó por la fuerza al edificio de la calle Amenábar 23, en el barrio porteño de Villa Crespo.
Martínez Rojas y Blander fueron acusados como coautores y el resto de los imputados, (Gabriel Moraut, Henry Castro Vargas, Carlos Ruiz Díaz, Carlos Antivero, Marcelo Caña, Pablo Batista, Diego Chaves, Esteban Díaz, Rodrigo Roldán, Juan Carlos Moreno, Ovidio Ramírez, Omar Ontivero y Alejandro Marostica Spahn) fueron considerados por la acusación como “partícipes necesarios”, y merecedores de la misma pena en caso de condena.
Tras ingresar violentamente al edificio, los agresores “recorrieron las instalaciones y, a medida que encontraron a los pocos trabajadores que se hallaban laborando un fin de semana y durante la noche, los obligaron a abandonar el edificio, para lo cual utilizaron amenazas y violencia física».
El fiscal sostuvo que los imputados “provocaron graves daños en diversas instalaciones y en los sistemas informáticos emplazados en el inmueble, destruyeron principalmente cables de red, el servidor interno del diario y el servidor de internet, las redes de telefonía y, además, sustrajeron el disco rígido del servidor central y un switch para la conexión de internet, todo lo cual resultaba imprescindible para el funcionamiento del diario Tiempo Argentino y de la Radio América”.
Martínez Rojas justificó su accionar en que era el “dueño” de ambos medios de comunicación, pero la fiscalía le replicó que «al momento de los hechos la redacción del diario Tiempo Argentino se encontraba administrada por la ‘Cooperativa de Trabajo Por Más Tiempo Limitada’. Ello, luego de que la empresa Balkbrug S.A. dejara de abonar tanto los sueldos de los empleados como los cánones locativos del inmueble”.
Ante el lock out patronal –añade el dictamen- “los trabajadores recurrieron al Ministerio de Trabajo de la Nación para que mediara en la situación, habiendo constituido la cooperativa el 19 de abril de 2016 para asegurar la continuidad de los puestos de trabajo y conservar los bienes”.
Martínez Rojas ya había intentado “tomar por la fuerza el establecimiento donde funcionan los medios en cuestión”, según quedó acreditado en el expediente. Los delitos por los que están imputados los agresores contemplan penas que llegan hasta los ocho años de prisión.