En una nueva audiencia con idas y vueltas, el Tribunal postergó la resolución de la sentencia para el 10 de agosto. Sólo declaró la gendarme Carrizo y quedaron para una próxima jornada las últimas palabras de Cristian López.
El jueves 15 de julio era el día esperado por Jorge. Después de años de espera, podría escuchar la sentencia contra quienes fueron responsables del asesinato de su hijo Christofer “Bocha” Rego, baleado en 2018 por una patrulla de gendarmes en el barrio porteño de Parque de los Patricios.
El Tribunal Oral Correccional Nº 3 de Capital Federal había anunciado que se escucharían las últimas palabras de la integrante de la Prefectura Lucila Tamara Carrizo y del también prefecto Cristian Alberto López y que, posteriormente, darían el veredicto de esta causa. Sus colegas Pablo Britez; Mariano Paredez; Axel Gregorio Diaz Guevara; Rubén Darío Viana y Javier Eduardo Fernández ya habían declarado en audiencias anteriores.
Todo comenzó a las 14 horas cuando Jorge, el papá del Bocha, su mamá, su compañera Luana, amigas y amigos y familiares de víctimas del gatillo fácil, se encontraron en la vereda de enfrente del palacio de los Tribunales y un oficial, que es la custodia del TOC Nº 3, le comunicó a Jorge que la audiencia no se iba a realizar. La explicación fue que López no podía asistir porque en la cárcel de Caseros no estaban las condiciones técnicas para hacer la comunicación vía zoom. Además, informó que Britez, quien también está detenido en la misma cárcel, había contraído COVID y estaba aislado.
La notificación a las abogadas y abogados de la Gremial, que representan a la familia Rego, también llegó a último momento cuando el presidente del Tribunal, Julio César Báez, les informó a Rosario Fernández y Eduardo “Negro” Soares acerca de la suspensión. La bronca y la desilusión se percibía en los rostros de todas y todos.
El Tribunal siempre da sorpresas
Media hora después, cuando todo hacía suponer que habría que volver en una fecha próxima, bajó del edificio de Tribunales un empleado del juzgado preguntando por el abogado querellante, quien ya se había retirado. El empleado le indicó al papá del Bocha que el Tribunal había decidido escuchar a la gendarme Carrizo. Finalmente, Soares se conectó de manera remota, al igual que trabajadores/as de prensa que debieron presenciar la audiencia por Zoom. La única autorizada a estar presente en la sala fue la familia.
Antes de darle la palabra a la gendarme Carrizo, los abogados de Pablo Britez y Cristian López le solicitaron al Tribunal que dejaran sin efecto la prisión preventiva de sus defendidos y pasaran a detención domiciliaria, ya que aducen, el próximo 25 de este mes se vence el plazo. El fiscal Andrés Esteban Madrea rechazó esta petición, por considerar que al estar ya en las instancias finales el juicio, no ameritaba tal solicitud. El tribunal les indicó que tomaría su decisión antes de esa fecha y los notificaría.
Un teléfono descompuesto
Finalmente, Britez no tenía Covid-19. Al menos eso informó su abogado, quien transmitió que “estaba con un estado febril, pero que estaba esperando que lo bajaran para conectarse”. El pabellón donde está alojado está aislado, pero el hisopado de Britez dio negativo. “Dicha esta situación, que va a ser difícil de resolver, habida cuenta de este aislamiento fáctico que ha dispuesto el Servicio Penitenciario Federal, vamos a escuchar solamente las palabras finales de la señorita Carrizo”, informó el presidente del tribunal.
En su declaración, Carrizo relató su ingreso a la Prefectura. Dijo que cuando tenía 10 años le dijo a su mamá que quería ser policía pero que ella le advirtió de los riesgos, por lo que aceptó la sugerencia de sumarse a la fuerza de seguridad de la que es parte su papá. Así fue que a los 19 años ingresó a la Prefectura. “El día que me recibí sentí un orgullo muy grande de llevar el mismo uniforme que mi padre”.
En cuanto al hecho que se le imputa, Carrizo dijo que había sufrido acoso y maltratos e insultos de parte del oficial Velázquez en la comisaría. Que ella había dicho todo lo que sabía. “Ese mismo día me había enterado lo que realmente había pasado. El trato que él tuvo conmigo no era necesario. Cuando llegué al Servicio Penitenciario seguí sufriendo acoso, falta de respeto”.
Siguió su relato contando que inició un tratamiento psiquiátrico porque “tenía miedo de las cadenas, tenía miedo de la gente porque es un mundo aparte con gente que yo sentía que no era parte de ese mundo”. “Yo era una chica simpática, alegre, divertida, era demostrativa y hoy me cuesta muchísimo confiar en la gente…”. Indicó que, si bien ahora se encuentra en su casa y que no es lo mismo que estar encerrada en un penal, no le resulta lo mismo ya que igual no puede moverse con libertad. Carrizo se encuentra con prisión domiciliaria.
“Se dijo que yo rompí un pacto de silencio, cosa que no es así. Yo dije todo lo que sabía. Se dijo que yo era una persona fría, que no tenía sentimientos, y no soy para nada así”, continuó.
Luego hizo mención a la familia del Bocha diciendo que “me parte el alma el dolor de la familia. Yo sé que no puedo sentir el dolor que ellos están sintiendo, pero si a mí me hubiera pasado algo esa noche o cualquiera otra noche, yo sé que mi familia estaría destruida y que quisiera justicia tanto como la familia Rego quiere justicia”. Concluyeron sus últimas palabras diciendo que “yo también quiero justicia”.
Al finalizar la audiencia, el juez Báez informó que el próximo 10 de agosto a partir de las 14 hs. continuará la audiencia con las últimas palabras de Cristian López, y posteriormente el tribunal pasará a deliberar para finalmente leer el veredicto de esta causa.
Esta nota es el producto del trabajo colectivo de los medios populares FM Riachuelo, Revista Resistencias, La Retaguardia, Revoluciones.net, Sur Capitalino y Radio Gráfica.
Fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2021/07/bocha-rego.html