La remontada lograda por el oficialismo en varios distritos tras el cimbronazo sufrido dos meses atrás en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) fue vivida como un triunfo en el búnker del Frente de Todos y, paralelamente, ensombreció los rostros en la alianza macrista, que -más allá de que se impuso en números totales a nivel nacional- sólo sumó un diputado más. La izquierda se afianzó como tercera fuerza en votos y obtuvo cuatro diputados; el neofascismo autopercibido liberal también consolidó sus resultados y tendrá cinco.
No se verificó el fin del peronismo
En un ejemplo de la exaltación con la que transcurrían los cambiemitas la jornada electoral, el ex presidente Mauricio Macri anunció bajo el cálido sol dominical que “vamos a ayudar a que la transición sea lo más ordenada posible”. Lejos de ser un exabrupto, estuvo en sintonía con otras apreciaciones suyas, como cuando en septiembre pasado declaró que “si pierden, se van a tener que ir”; y también de otras expresiones de su espacio político y de comunicadores afines.
Una batería de voces en medios y redes vaticinaban una caída abismal de votos para el oficialismo, sucedida por la más o menos inmediata caída del gobierno y la consecuente y anhelada destrucción del peronismo, o del kirchnerismo, o de Cristina Fernández de Kirchner, o del populismo, o de todos los pobres y negros de una vez y para todas, de acuerdo al interlocutor.
Para ejemplificar hasta que punto se había instalado esta perspectiva en el ecosistema macrista, vale el ejemplo de un editorialista del Grupo Clarín que ya diagramaba un gobierno de coalición con el más amarillo de los gobernadores peronistas, el cordobés Juan Schiaretti, a la cabeza. Otros voceros del medio de Macri, La Nación, aportaban en el mismo sentido.
Por eso, alrededor de las 20:30 hs, cuando se filtraron los primeros datos que marcaban la recuperación oficialista en la Provincia de Buenos Aires, un rictus cruzó los rostros opositores, mientras el búnker peronista pareció despertar. Pocos minutos más tarde, tras la breve conferencia del Ministro de Interior de la Nación, Eduardo “Wado” de Pedro, se empezaron a difundir de manera oficial los datos del escrutinio provisorio que verificaron el “empate técnico” bonaerense, uno de los objetivos -quizás el principal- que se había impuesto el Gobierno Nacional tras las PASO.
Además, a nivel nacional, el Frente de Todos repitió triunfos en Catamarca, Formosa, La Rioja, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán, mejoró sus resultados en CABA, Santa Fe, Chubut y La Pampa y logró anotarse dos nuevas victorias: Chaco y Tierra del Fuego, distritos en los que había perdido en las PASO de septiembre pasado.
Por su parte, Juntos por el Cambio mantuvo las victorias en los distritos de mayor peso: además de Buenos Aires, donde ganó por poco más de un punto, Córdoba, Santa Fe y CABA; y fue la fuerza más votada a nivel nacional. Pero no logró las performances esperadas en la previa en CABA -donde gobierna hace 14 años- y Provincia.
De esta forma, el oficialismo conservará la primera minoría en la Cámara de Diputados al contar con 118 escaños, casi en paridad con la oposición macrista, que sumará 116.
En cambio, los resultados no le alcanzaron para sostener el quórum propio en el Senado. El oficialismo será la primera minoría en el Senado al haber obtenido triunfos en Catamarca y Tucumán, sólo dos de los ocho distritos que renovaron bancas en la Cámara alta. JxC logró quedarse con las plazas en Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Chubut, La Pampa y Mendoza.
Para el Gobierno Nacional, la remontada fue percibida como “un triunfo”. No sólo por el clima de fiesta que se instaló en el búnker de Chacarita, sino porque de esa forma fue definida en palabras del presidente Alberto Fernández.
Una fuente cercana al Ejecutivo nacional explicaba su percepción de esta manera: “si con pandemia logramos recuperar en dos meses cuatro puntos en Provincia, en el 2023 con dos años de reactivación económica vamos a hacer una excelente elección”.
En la sede macrista también celebraron, pero la euforia ante las cámaras no se correspondía con los primeros balances que se hacían debajo del escenario.
JxC se ubicó en estas legislativas como la fuerza más votada a nivel nacional, lo que evidenció una recuperación del espacio tras los magros resultados que obtuvo en las presidenciales del 2019, lo que alimenta las expectativas de los dirigentes del espacio de cara al 2023. Pero lo obtenido le resultó magro tras la sorpresa del resultado de septiembre, mientras el oficialismo recuperó terreno.
“Hoy ganaste vos; no pudieron con nosotros”, declaró María Eugenia Vidal en el búnker porteño de Juntos por el Cambio en Costa Salguero, donde estuvo escoltada por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el expresidente Mauricio Macri y otros dirigentes y candidatos del espacio.
Con los resultados puestos de la elección, Juntos por el Cambio tuvo que archivar su deseo de disputar la presidencia de la Cámara de Diputados y se encamina ahora a dirimir sus múltiples internas, tras una campaña atravesada por la situación judicial de Macri, que no tomó el micrófono en el búnker.
La madre de todas las batallas
En la Provincia de Buenos Aires, particularmente en los distritos del conurbano bonaerense, es donde se enfocó la campaña oficialista antes y sobre todo después de las PASO. Allí se volcaron las energías de los gobiernos nacional y provincial, los intendentes y la militancia de las diversas vertientes del Frente de Todos.
Los resultados obtenidos son la fuente del júbilo oficialista y el malestar de la oposición, que desde el mismo momento de su difusión inició una guerra de interpretaciones a través de su brazo mediático.
Esteban Echeverría, Ensenada, La Matanza, Almirante Brown, Quilmes, San Martín, Lomas de Zamora, Moreno, Florencio Varela y Berazategui, Berisso, Avellaneda, Ezeiza, Malvinas Argentinas y José C. Paz son los distritos en donde el peronismo logró triunfar.
Fernando Espinoza, intendente del más poblado de la provincia, La Matanza, remarcó “el esfuerzo y la dedicación de la gloriosa militancia” y expuso que tras ese trabajo “las urnas han vuelto a hablar”.
“Este triunfo no hace otra cosa que reafirmar el camino”, señaló en relación al 47,7% cosechado por el peronismo en ese distrito.
En el mismo tono, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, celebró el triunfo en ese municipio (40% del FdT contra 39% de JxC) y destacó el hecho de haber podido revertir los resultados de las elecciones primarias del 12 de septiembre pasado. “Logramos revertir esta elección, si el peronismo se mantiene unido, si la militancia deja todo como lo dejamos en esta elección, la derecha no vuelve nunca más”, subrayó.
La remontada le brindó al oficialismo un logro fundamental: arrebatarle al macrismo el control del Senado provincial.
En este sentido, el gobernador Axel Kicillof celebró en su intervención en el búnker nacional el resultado de la elección que lo dejó 23 a 23 y le quitó la mayoría a la oposición en el Senado bonaerense.
El Frente de Todos logró repuntar en tres de las cuatro secciones electorales que elegían a los 23 senadores que se renuevan en estas elecciones y le arrebató 3 escaños a la oposición. Juntos ponía en juego 16 bancas y el peronismo 7. Actualmente, la oposición ostenta un bloque de 26 y tiene la mayoría sobre el oficialismo, que cuenta con 20 lugares.
La clave del triunfo del gobierno (pese a haber perdido) estuvo en la Primera, la Cuarta y, especialmente, en la Séptima, donde la boleta del FdT logró llegar al piso del 33%, algo que no ocurría desde 2005.
Con este panorama, las bancadas del Frente de Todos y Juntos quedarán con 23 senadores cada uno. En caso de empate, definirá la vicegobernadora Verónica Magario.
La izquierda logró cuatro bancas en Diputados y se convierte en la tercera fuerza nacional
Con más de 538 mil votos en provincia de Buenos Aires, 138 mil en CABA y casi 100 mil en Jujuy, el Frente de Izquierda se consolidó como el tercer espacio más votado a nivel nacional y duplicó sus bancas en la Cámara.
El Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad (FIT-U) se consolidó este domingo como tercera fuerza más votada a nivel nacional y celebró la ampliación de bancas en la Cámara de Diputados, de 2 a 4 representantes, el buen resultado en Jujuy, donde se ubicó como tercer espacio con casi 100.000 votos, y el ingreso de varios concejales en municipios bonaerenses.
Avanzado el escrutinio provisorio, el FIT-U reafirmaba el resultado que obtuvo en las PASO del pasado 12 de septiembre y sumaba cerca de un millón 500 mil votos, lo que representa cerca de un 6 por ciento de los sufragios nacionales.
Desde el interior del búnker, apenas conocidos los primeros resultados, la gremialista docente Romina del Plá, segunda candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, señaló a Télam que “el Frente de Izquierda hizo una campaña enorme, que ha reflejado en el crecimiento de los votos, y por primera vez logramos una banca en la Ciudad”.
Por su parte, Nicolás del Caño, electo diputado por la provincia de Buenos Aires, tuiteó: “Muchas gracias por el apoyo. Con enorme esfuerzo de miles en todo el país, el Frente de Izquierda logra la mejor elección desde que se conformó. Vamos con Myriam Bregman, Romina del Plá y Alejandro Vilca (Jujuy) , que estaría entrando al Congreso con el 96% escrutado en histórica elección”.
En declaraciones a la prensa, Bregman afirmó: “Creo que es la consecuencia de muchos años de lucha y pelea. Acá no hay consultores catalanes, ni de Villa del Parque que nos vengan a decir qué cosas decir para no caer mal a la opinión pública”.
Incuba el huevo de la serpiente
La ultraderecha agrupada en los sellos “Avanza la Libertad” y “Libertad Avanza” logró colocarse como tercera fuerza tanto en CABA como en la provincia de Buenos Aires, superando los porcentajes que habían obtenido en las primarias. Javier Milei sumó 4 puntos respecto a las PASO y alcanzó el 17% de los votos porteños, mientras que José Luis Espert obtuvo el 7,49% en provincia de Buenos Aires.
Con estos resultados logran ingresar 5 diputados al Congreso: el mediático Javier Milei -la principal figura del espacio- junto a la procesista Victoria Eugenia Villarruel por la Ciudad de Buenos Aires, en tanto que por la provincia ingresarían José Luis Espert, Carolina Píparo y Hugo Eduardo Bontempo, aunque este último lugar aún podría modificarse a favor del peronista disidente Florencio Randazzo -por ahora afuera- en el escrutinio definitivo.
Despojándose por un momento de sus pretensiones liberales, el escenario del Luna Park supo exhibir un momento de fascismo llamémoslo clásico cuando un custodio de seguridad de La Libertad Avanza amagó con sacar un arma.
La escena se completa con la calma aprobación de Victoria Villarruel, la abogada defensora de genocidas que entra al Congreso con Milei.
Villarruel preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), desde donde predica el negacionismo del Terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico militar, en estrecho vínculo con sectores militares y de inteligencia -mano de obra desocupada- ligados al genocidio.
Un dato de color: el Luna Park fue en el año 1938 el escenario del mayor acto del nazismo que se haya realizado en la Argentina, impulsado por la embajada alemana en apoyo a la anexión de Austria al Reich de Hitler el 13 de marzo de ese año. Seguramente, la decisión de ubicar el búnker en ese mismo lugar fue una absoluta casualidad y de ninguna manera un velado homenaje. No es como si tuvieran toda una tradición de mensajes velados en ese extremo del espectro político.
Con esta elección legislativa, la “nueva” ultraderecha finalmente logra hacer pie en Argentina. Como señalábamos tras las PASO, se trata de una corriente internacional que cuenta entre sus impulsores a Steve Bannon, el ex-gurú de la alt-right y Donald Trump, y que hace años intentan reproducir en nuestro país el fenómeno que se inició en la nación norteamericana con los hermanos Koch y el Tea Party.
Una de las formas de hacerlo es mediante la Atlas Network, la amplia red de fundaciones ultraliberales ligada a la NED (National Endowment for Democracy), la cual a su vez es una subsidiaria de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana, con las cuales despliegan un abundante financiamiento para sostener la actividad, la visibilidad y la presencia mediática de un archipiélago de figuras ultraconservadoras, entre las que se cuentan una pequeña multitud de economistas ortodoxos entre los cuales se consagra ahora Milei.
Este brote neofascista que tomó por sorpresa a numerosos analistas locales no es un fenómeno porteño o local, sino la expresión específica de una estrategia global y que varía de formatos según el país -como el ultrahispanismo franquista de Vox en España- pero con tácticas que se repiten, y que ayudan a identificar ese accionar coordinado a los observadores atentos. Tanto es así, que hace pocos días la Atlas Network eliminó de su portal el listado de las organizaciones con las que operan en los distintos países, y que son las que sostienen a personajes como Milei o Espert, y coordinan acciones sincronizadas contra países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, o referentes progresistas como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Atlas Network ha borrado recientemente de su web toda la información sobre las fundaciones que la componen. Parece que cada vez está peor visto formar parte de una red golpista y antidemocrática financiada por las élites económicas.@DevitaDobleD te lo muestra en este vídeo pic.twitter.com/Ufl0ojG30P
— Julián Macías Tovar (@JulianMaciasT) October 30, 2021
Tanto o más importante que reconocer la operación de estas redes, es identificar el malestar profundo de una sociedad que expresa su enojo -por ahora- votando contra “el sistema” a quienes se presentan como outsiders, marginales y extraños a un sistema político deteriorado y que no da respuestas. Algo similar, con otros matices, ensayó Macri en la construcción de su candidatura presidencial. Macri era Mauricio, el “empresario exitoso” que “ya es rico y no va a robar” porque “no tiene necesidad” y que venía “a colaborar” con su experiencia, su “mérito”. Márketing, coucheo, humo, y ya sabemos en qué terminó.
Ahora, un nuevo experimento político, con una construcción de marca de marginal recargado y más agresivo, financiando por banqueros y potencias extranjeras y con una mochila aún más oscura que la que traía el calabrés, aterriza en el Congreso.