El acercamiento de Arabia Saudí a Rusia y otros países para determinar la producción y los precios del petróleo junto al anuncio de los BRICS de aumentar el comercio, transacciones y créditos en otras monedas que no sean el dólar, marcan el ingreso irreversible a un período de crisis de la hegemonía actual. Entre los dos posibles escenarios que se van haciendo más visibles, está el de la crisis (gran depresión) y el de una guerra mundial.
Por Silviopaez
Cambio de época
Los cambios de época se caracterizan porque se operan hechos históricos determinantes en un tiempo extremadamente comprimido. Acontecimientos que suelen ocurrir en decenas de años, se suceden uno tras otro en un tiempo brevísimo.
No hubiéramos imaginado estos acontecimientos hace decenios atrás pero ahora venimos presenciando: una megapandemia mundial de la cual se prolongan impactos negativos sobre la economía; la guerra entre Rusia-Ucrania que tensiona también a la vieja Europa; la crisis económica mundial que va profundizándose afectando a todos los países y sectores económicos; y, la sombra de la guerra mundial que enfrentaría posiblemente a dos bandos liderados por las mayores potencias económicas: por un lado Estados Unidos como potencia en declive y, por otro lado, a China.
En un análisis estructural de la sociedad actual, es indudable que el capitalismo ingresa en una nueva fase pero estos cambios no solamente son la expresión de la crisis de la hegemonía norteamericana en la política global, sino que también son la forma en que una nueva fase del capitalismo se abre paso. Un pedazo de abril de 2023 ha quedado marcado en la historia.
Arabia Saudi y Rusia definen el precio del petróleo
El acontecimiento de mayor impacto en la economía, es la decisión de Arabia Saudí de distanciarse de Washington como el aliado incondicional. No se debe olvidar que Estados Unidos fue el principal productor de petróleo hasta el año 1977, a partir de entonces, la alianza con Arabia Saudí, le permitió controlar el precio del petróleo y establecer definitivamente al dólar como el referente monetario mundial, así se instaura el poder de los petrodólares.
Esta vez, Arabia Saudí estableció la cantidad de producción de petróleo en coordinación con Moscú y la OPEP, lo que propició una subida pequeña pero inmediata en su precio. Este incremento tiene un efecto directo sobre la inflación de los estados “desarrollados” occidentales.
Por otra parte, Arabia Saudí, también normaliza sus relaciones con Irán y tiene un acercamiento evidente con China, restablece servicios consulares con Siria y propicia el intercambiado de prisioneros de guerra con rebeldes hutíes de Yemen. Además, se muestra más activa en su participación como socio de diálogo en la Organización de cooperación de Shangai en la que participan India, Rusia, China, Pakistán, Irán y otras naciones. Esta mayor autonomía saudí es al mismo tiempo su posicionamiento en una situación más ventajosa en el contexto político internacional.
Este alineamiento de Arabia Saudí con Rusia, China y otros países emergentes, parece ser el signo de la época actual: todos los países y las regiones empiezan a tomar caminos con mayor autonomía y van eligiendo sus alianzas en relación a lo que consideran el bando que más les favorece y, que por supuesto, tiene mayores ventajas y posibilidades de triunfar.
El Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (NBD)
Otro acontecimiento en abril fue la visita del presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva al presidente de China Xi Jingpin en Pekin. Del encuentro surgieron acuerdos que se convierten en una especie de manifiesto de los países emergentes para un desarrollo alternativo basado en necesidades de las naciones y con mayor autonomía en relación al dólar.
Durante el encuentro, Brasil y China acordaron realizar transacciones comerciales en yuanes y reales, lo que significa una ruptura con la obligatoriedad de utilización del dólar para las mismas. También consesuaron la estrategia china para la promoción de la paz entre Rusia y Ucrania.
En el evento, se impulsó uno de los principales instrumentos desarrollados por el BRICS: el Nuevo Banco de Desarrollo con su sede en Shangai, en el que se puso a la cabeza Dilma Rousef para impulsar objetivos como: facilitar créditos, generar fondos de reserva, fortalecer transacciones en base a la circulación de monedas locales.
Esta es una alternativa al modelo neoliberal capitalista en el que las instituciones financieras mundiales toman el control sobre las finanzas y recursos de los países deudores, asfixiando las economías de los países periféricos.
El retorno de Brasil al escenario económico mundial, abre posibilidades a la unidad de América Latina cuando en la región, cada vez más, deja de haber alternativas efectivas.
Irreversible: posibles escenarios
Los cambios mencionados son una línea que marca la irreversibilidad del cambio en la sociedad capitalista liberal. Esto viene acompañado de un posicionamiento firme de los países emergentes en búsqueda de un modelo de desarrollo alternativo.
Este período puede durar algunos años e incluir diversos acontecimientos históricos que marquen avances y retrocesos, sin embargo, la tendencia parece estar determinada por una voluntad e identidad de los países emergentes por establecer nuevas alianzas y tomar diferentes decisiones a partir de intereses propios/colectivos.
Pero adicionalmente, una serie de actores diversos ajenos a los propios emergentes o más ligados al sistema actual como: analistas, millonarios, presidentes, líderes, emprendedores, asesores de inversión, economistas, politólogos, de las más diversas posiciones pragmáticas, todos concuerdan con la situación de crisis que se avecina y con la búsqueda de estrategias, nuevas alianzas y decisiones que permitan un posicionamiento más seguro o ventajoso.
Estos anuncios o advertencias son ecos que distintos sujetos sociales perciben sobre la necesidad de ponerse a resguardo por la proximidad de una tormenta. Por ejemplo, el exsecretario del Tesoro Larry Summers, indica que Estados Unidos se estaría quedando solo perdiendo su influencia a nivel global mientras que otras potencias suman fuerzas.
Dos escenarios posibles se van decantando para los próximos años. El primero, es el paro de la economía o estallido de una crisis estructural denominada también como una gran depresión. El otro escenario, es el de una posible guerra mundial, como anuncia el general de la Fuerza Aérea de EEUU Mike Minihan pronosticando que las elecciones presidenciales de Taiwán podrían ser causa de su inicio en 2025.
Obviamente, los dos escenarios tienen dependencia uno del otro y podrían reforzarse entre sí, configurando un tercer escenario como sucedió en la II guerra mundial como resultado de la gran depresión de 1929.