Argentina recibió esta semana los Derechos Especiales de Giro (DEG) por el equivalente de 4.355 millones de dólares, los que probablemente se utilicen para cancelar vencimientos de deuda del 2021, especialmente con el FMI por 3.800 millones de dólares. El resto contribuirá para cancelar vencimientos con el Club de París. Desde la Asamblea por la suspensión de los pagos de la deuda y la auditoria con participación popular se organizaron movilizaciones diversas en varios puntos del país, para intervenir con opinión crítica al consenso por la reestructuración y el pago.
El FMI emite los Derechos Especiales de Giro, DEG, ante la gravedad de la situación económica mundial. En efecto, la primera emisión se decide en 1969 y alcanza entre 1970 y 1972 a los 9.300 millones, y está asociada al sistema monetario mundial dominado por el dólar y su relación con el oro, tal como había surgido de los acuerdos de Bretton Woods en 1944. Para fines de los sesenta se asistía a tiempos de límites a la gran expansión capitalista luego de finalizada la segunda guerra mundial. Los “treinta gloriosos” que remiten a la gran expansión de la economía mundial se extienden entre 1945 y 1975. Estaba llegando al final el acuerdo monetario de posguerra (1944) cuando en 1971, de manera unilateral, EEUU desarmó el acuerdo explicitando la crisis de los 60/70. Los DEG dejaron de expresarse en dólares y pasaron a referenciarse en una canasta de monedas. Emergía por entonces el ensayo neoliberal con las dictaduras del Sur de América y a fines de esa década del 70´ y comienzos de los 80´, ya con neoliberalismo en Gran Bretaña y EEUU, el FMI emitió entre 1979 y 1981 unos 12.100 millones de DEG para asistir los problemas de balanza de pagos de los países miembros.
La crisis mundial del 2007/09 convocó a dos nuevas emisiones, una especial por 21.500 millones y otra por 161.300 millones de DEG. Ante la emergencia de China en la escena mundial, la canasta de monedas de referencia incluyó al yuan (10.92%), sumándose así al euro (30,93%), al yen (8.33%), a la libra esterlina (8.09%) y a la moneda dominante, el dólar estadounidense (41,73%). Así, las emisiones totalizaron un stock de 201.204 millones de DEG, equivalentes a 293.000 millones de dólares estadounidenses. Cada crisis mundial elevó considerablemente las emisiones de DEG para sostener el orden capitalista.
Vale recordar que los DEG no son una moneda sino un activo canjeable por las monedas globales en las que se expresan los DEG. La profunda recesión mundial del 2009 multiplicó por diez la emisión del FMI. Kristalina Georgieva sostuvo al anunciar la actual emisión por 456.000 millones de DEG, equivalentes a 650.000 millones de dólares como “…una decisión histórica: la mayor asignación de DEG en la historia del FMI y una inyección de ánimo para la economía mundial en medio de una crisis sin precedentes”.
Vale mencionar que casi la mitad, unos 300.000 millones de dólares se destina a los 7 países de mayor desarrollo, concentrando la asistencia financiera del Fondo en los países hegemónicos del sistema mundial. Más allá de la retórica de ayuda a los más empobrecidos, la asignación remite a las cuotas de cada país miembro del FMI.
Para el caso argentino, con el crédito más importante otorgado alguna vez por el FMI, la asignación representa menos del 1% del total emitido y estará destinado a cobrarse una acreencia impagable, en el marco de una negociación por extender los perentorios plazos de vencimientos de un préstamo odioso, ilegitimo e ilegal asumido en la gestión del 2018.
El país usará los DEG para cancelar parcialmente la deuda y el FMI utiliza nuevamente a los DEG para intervenir en la continuidad de una lógica que de manera creciente pretende resolver en la circulación los problemas de la producción, la productividad y rentabilidad capitalista.
La negociación
Al mismo tiempo que esto ocurre, continúan las negociaciones con el FMI por una deuda asumida en 2018/19 en DEG por el equivalente 44.154 millones de dólares, según informó el Ministro de Economía al Congreso este jueves 26/8.
Es el mayor préstamo otorgado por el FMI en su historia y cuestionado desde diversos ángulos, siendo un tema no cerrado y que convoca a polémica jurídica, política, incluso ética.
Hay que considerar que los DEG se valorizan por encima de la moneda estadounidense ante las sucesivas devaluaciones del dólar propiciadas desde EEUU, por lo que puede haber subvaloración de las autoridades locales con respecto a la deuda con el FMI.
Las negociaciones con el FMI son consideradas y justipreciadas por el poder económico y político, en tanto garantía de futuras inversiones, por lo que no imaginan se incumplan los compromisos con el organismo internacional, que este año suma por capital e intereses unos 5.100 millones de dólares.
Entre los temas en discusión aparece la responsabilidad en el elevado endeudamiento público de la Argentina. El gobierno señala el fortísimo crecimiento de la deuda durante el gobierno Macri (2015-2019) por 100.000 millones de dólares, y la oposición sindica el mayor endeudamiento en la coyuntura, incluyendo la deuda del Banco Central vía las Letras de Liquidez (LELIQ) y los pases pasivos, que alcanzan unos 4 billones de pesos.
La realidad que es la deuda crece tal como lo señala el propio gobierno en su exposición ante el Congreso, con el matiz no menor que la deuda con el macrismo se incrementó en divisas (monedas que la Argentina no emite) y en la actualidad el crecimiento es principalmente en moneda nacional. El argumento oficial se afirma en que la deuda en divisas condiciona y profundiza la dependencia y pérdida de soberanía, además de señalar la emergencia del coronavirus a tres meses de iniciada la gestión de gobierno y la necesidad de financiar el gasto social derivado de la pandemia.
Una de las placas presentadas por el Ministro de Economía al Congreso señala la tendencia al desendeudamiento desde 2004 hasta el 2011, para luego volver a crecer durante el segundo gobierno de Fernández de Kirchner y acelerarse en los últimos años del macrismo, y Covid mediante, en la primera parte del actual gobierno de Alberto Fernández. En efecto, de un 118,1% de deuda pública respecto del PBI en 2004, la política de cancelación de deuda, mediadas por los canjes del 2005 y 2010 llevaron la relación deuda/PBI al mínimo del 38,9% en 2010; para luego subir bajo gobiernos diferentes hasta el 88,8% al final de la gestión de Macri (diciembre del 2019) y alcanzar el 101,50% a julio del 2021, ya en la actual administración del Frente de Todos.
El tema es complejo más allá del debate electoral y condiciona el presente y futuro de la economía argentina. Existen responsabilidades pasadas y presentes relativas a una deuda pública que resulta un componente estructural del orden económico local del último medio siglo. No se resolverá el problema si no se encaran políticas económicas que vayan más allá del pago o no pago de la deuda. Lo que se requiere es encarar una discusión sobre la estructura económico social de la Argentina, su modelo productivo y de desarrollo, tanto como su inserción internacional.
Buenos Aires, 28 de agosto de 2021