En el ruso Club Valdai -respuesta oriental a Davos-, intelectuales y personalidades influyentes se reunieron para plantear la evolución actual y futura de Asia Occidental.
Por Pepe Escobar para The Cradle (Beirut, Líbano).
La 12ª “Conferencia sobre Oriente Medio” celebrada en el Club Valdai de Moscú ofreció una más que bienvenida cornucopia de puntos de vista sobre los problemas y tribulaciones interconectados que afectan a la región.
Pero antes, una palabra importante sobre terminología – como sólo uno de los invitados de Valdai se tomó la molestia de subrayar. Esto no es “Oriente Medio”, una noción reduccionista y orientalista ideada por los antiguos colonizadores: en The Cradle insistimos en que la región debe describirse correctamente como Asia Occidental.
Algunas de las pruebas y tribulaciones de la región han sido trazadas por el informe oficial Valdai, The Middle East and The Future of Polycentric World (Oriente Medio y el futuro del mundo policéntrico). Pero el peso intelectual y político de los asistentes también puede aportar valiosas perspectivas. He aquí algunas de las principales líneas que los participantes destacaron sobre la evolución regional, actual y futura:
El Viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Mikhail Bogdanov, preparó el terreno subrayando que la política del Kremlin fomenta la formación de un “sistema de seguridad regional inclusivo”. Eso es exactamente lo que los estadounidenses se negaron a discutir con los rusos en diciembre de 2021, y que luego implementaron sobre Europa y el espacio postsoviético. El resultado fue una guerra proxy, por delegación.
Kayhan Barzegar, de la Universidad Islámica Azad de Irán, matizó los dos principales acontecimientos estratégicos que afectan a Asia Occidental: una posible retirada estadounidense y un mensaje a los aliados regionales: “No pueden contar con nuestras garantías de seguridad”.
Todos los vectores -desde la rivalidad en el Cáucaso Sur hasta la normalización israelí con el Golfo Pérsico- están subordinados a esta lógica, señala Barzegar, y bastantes actores árabes comprenden por fin que ahora existe un margen de maniobra para elegir entre el bloque occidental o el no occidental.
Barzegar no identifica los lazos Irán-Rusia como una alianza estratégica, sino más bien como un bloque geopolítico y económico basado en la tecnología y las cadenas de suministro regionales -un “nuevo algoritmo en política”- que abarca desde acuerdos armamentísticos hasta la cooperación nuclear y energética, impulsado por las renovadas orientaciones al sur y al este de Moscú. Y en cuanto a las relaciones entre Irán y Occidente, Barzegar sigue creyendo que el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), o acuerdo nuclear iraní, no está muerto. Al menos todavía no.
“Nadie sabe cuáles son estas reglas”
El egipcio Ramzy Ramzy, hasta 2019 enviado especial adjunto de la ONU para Siria, considera que la reactivación de las relaciones entre Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) con Siria es el realineamiento más importante que se está produciendo en la región. Por no hablar de las perspectivas de una reconciliación Damasco-Ankara. “¿Por qué ocurre esto? Por la insatisfacción regional con el sistema de seguridad presente”, explica Ramzy.
Sin embargo, aunque Estados Unidos se esté alejando, “ni Rusia ni China están dispuestas a asumir un papel de liderazgo”, afirma. Al mismo tiempo, Siria “no puede ser presa de intervenciones exteriores”. El terremoto al menos aceleró estos acercamientos”.
Bouthaina Shaaban, asesora especial del Presidente sirio Bashar al-Assad, es una mujer extraordinaria, fogosa y sincera. Su presencia en Valdai fue electrizante. Subrayó que “desde la guerra de Estados Unidos en Vietnam, hemos perdido lo que considerábamos medios de comunicación libres. La prensa libre ha muerto”. Al mismo tiempo, “el Occidente colonial cambió sus métodos”, subcontratando guerras y apoyándose en quintacolumnistas locales.
Shaaban ofreció la mejor definición sintética que existe del “orden internacional basado en normas”: “Nadie sabe cuáles son estas reglas ni qué es este orden”.
Volvió a insistir en que en este periodo postglobalización que está dando paso a bloques regionales, los habituales entrometidos occidentales prefieren utilizar a actores no estatales -como en Siria e Irán- “mandando a los locales a hacer lo que a Estados Unidos le gustaría”.
Un ejemplo crucial es la base militar estadounidense de al-Tanf, que ocupa territorio sirio soberano en dos fronteras críticas. Shaaban califica el establecimiento de esta base de “estratégico, para que EEUU impida la cooperación regional, en la encrucijada de Irak, Jordania y Siria”. Washington sabe muy bien lo que está haciendo: el comercio y el transporte sin trabas en la frontera entre Siria e Irak es un importante salvavidas para la economía siria.
Recordando a todos una vez más que “todas las cuestiones políticas están conectadas con Palestina”, Shaaban ofreció también una saludable dosis de sombrío realismo: “El bloque oriental no ha sido capaz de igualar la narrativa occidental”.
Una “guerra por delegación de dos niveles”
Cagri Erhan, rector de la Universidad Altinbas de Turquía, ofreció una definición bastante práctica de un Hegemón: es el que controla la lengua franca, la moneda, el marco jurídico y las rutas comerciales.
Erhan califica la actual situación hegemónica occidental de “guerra por delegación de dos niveles” contra, por supuesto, Rusia y China. Estados Unidos ha definido a los rusos como un “enemigo abierto”, una gran amenaza. Y cuando se trata de Asia Occidental, la guerra por delegación sigue siendo la norma: “Estados Unidos no se retira”, afirma Erhan. Washington siempre considerará utilizar la zona “estratégicamente contra las potencias emergentes”.
Entonces, ¿qué pasa con las prioridades en política exterior de los principales actores de Asia Occidental y el Norte de África?
El periodista político argelino Akram Kharief, editor de la publicación online MenaDefense, insiste en que Rusia debería acercarse a Argelia, “que sigue estando en la esfera de influencia francesa”, y desconfiar de cómo los estadounidenses intentan presentar a Moscú como “una nueva amenaza imperial para África”.
El profesor Hasan Unal, de la Universidad de Maltepe, en Turkiye (Turquía en turco), dejó bastante claro cómo Ankara finalmente “se deshizo de sus enredos en Oriente Medio [Asia Occidental]”, cuando antes “se oponía contra todos”.
Potencias medianas como Turkiye, Irán y Arabia Saudí pasan ahora a la primera línea del escenario político de la región. Unal señala que “Turquía y Estados Unidos no se ponen de acuerdo en ningún asunto importante para Ankara”. Lo que sin duda explica el fortalecimiento de los lazos turco-rusos, y su interés mutuo en introducir “soluciones multifacéticas” a los problemas de la región.
Por un lado, Rusia está mediando activamente en el acercamiento entre Turquía y Siria. Unal confirmó que los ministros de Asuntos Exteriores de Siria y Turquía se reunirán pronto en persona -en Moscú-, lo que representará el compromiso directo de más alto rango entre ambas naciones desde el inicio de la guerra siria. Y eso allanará el camino para una cumbre tripartita entre Assad, el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan.
Obsérvese que las grandes reconciliaciones regionales se están celebrando -una vez más- en Moscú o con la participación de Moscú, que con razón puede describirse como la capital del mundo multipolar del siglo XXI.
En cuanto a Chipre, Unal señala cómo “Rusia no estaría interesada en un Estado unificado que fuera territorio de la UE y de la OTAN”. Así que es hora de “ideas creativas: igual que Turquía está cambiando su política sobre Siria, Rusia debería cambiar su política sobre Chipre”.
El Dr. Gong Jiong, del campus israelí de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía de China, propuso un neologismo pegadizo: la “coalición de los que no quieren”, describiendo cómo “casi todo el Sur Global no apoya las sanciones a Rusia”, y desde luego ninguno de los actores de Asia Occidental.
Gong señaló que, en la medida en que el comercio entre China y Rusia está aumentando rápidamente -en parte como consecuencia directa de las sanciones occidentales-, los estadounidenses tendrían que pensárselo dos veces antes de imponer sanciones a China. Al fin y al cabo, el comercio entre Rusia y China asciende a 200 mil millones de dólares al año, mientras que el comercio entre Estados Unidos y China asciende a la friolera de 700 mil millones de dólares anuales.
De todos modos, la presión sobre el “bando de la neutralidad” no cederá. Lo que necesita la “mayoría silenciosa” del mundo, como la define Gong, es “una alianza”. Describe el plan de paz chino de 12 puntos para Ucrania como “un conjunto de principios”, la base de Pekín para unas negociaciones serias: “Este es el primer paso”.
No habrá un nuevo Yalta
Lo que los debates de Valdai dejaron meridianamente claro, una vez más, es cómo Rusia es el único actor capaz de acercarse a todos los actores de Asia Occidental y ser escuchado con atención y respeto.
Correspondió a Anwar Abdul-Hadi, director del departamento político de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y enviado oficial de esta última a Damasco, resumir posiblemente lo que ha conducido al actual predicamento geopolítico mundial: “¿Un nuevo Yalta o una nueva guerra mundial? Ellos [Occidente] eligieron la guerra”.
Y aún así, a medida que siguen surgiendo nuevas grietas geopolíticas y geoeconómicas, es como si Asia Occidental estuviera anticipando algo “grande” que se avecina. Esa sensación se palpaba en el aire de Valdai.
Parafraseando a Yeats, y actualizándolo al joven y turbulento siglo XXI, “¿qué áspera bestia, llegada por fin su hora, se arrastra hacia la cuna [de la civilización] para nacer?”
Traducción: Indymedia Argentina
Fuente: https://thecradle.co/article-view/22167/the-valdai-meeting-where-west-asia-meets-multipolarity