¿Cuáles son las raíces que arraigan, qué ramas crecen
en estos pétreos desperdicios? Oh hijo del hombre,
no puedes decirlo ni adivinarlo; tú sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol bate,
y el árbol muerto no cobija, el grillo no consuela
y la piedra seca no da agua rumorosa. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja
(ven a cobijarte bajo la sombra de esta roca roja),
y te enseñaré algo que no es
ni la sombra tuya que te sigue por la mañana
ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo.
T.S. Elliot, La tierra baldía 1: El entierro de los muertos, 1922
Este atisbo del “miedo en un puñado de polvo” ya es una de los principales rupturas del joven siglo XXI, presentado esta semana por el Jefe de la Fuerza Rusa de Protección Radiológica, Química y Biológica, Igor Kirillov.
Los resultados provisionales de las pruebas que se están recopilando sobre el desarrollo de armas biológicas de Estados Unidos en Ucrania son sencillamente asombrosos. Estas son las principales conclusiones.
1. Los autores ideológicos de las armas biológicas estadounidenses forman parte de la dirección del Partido Demócrata. Al vincularse con organizaciones no gubernamentales de biotecnología, utilizando los fondos de inversión de los Clinton, los Rockefeller, Soros y Biden, se beneficiaron de financiación adicional durante la campaña, todo debidamente clandestino. Paralelamente, reunieron la base legislativa para financiar el programa de armas biológicas directamente con el presupuesto federal.
2. Los fabricantes de vacunas contra el COVID-19, Pfizer y Moderna, así como Merck y Gilead -vinculado a Donald “conocidos desconocidos” Rumsfeld, y afiliado al Pentágono- estuvieron directamente involucrados.
3. Los especialistas estadounidenses probaron nuevos medicamentos en los biolaboratorios ucranianos eludiendo las normas de seguridad internacionales. Según Kirillov, actuando de este modo “las empresas occidentales reducen grandemente los costes de los programas de investigación y obtienen importantes ventajas competitivas”.
4. Según Kirillov, “junto con las empresas farmacéuticas estadounidenses y los contratistas del Pentágono, las agencias gubernamentales ucranianas participan en actividades de biotecnología militar, cuyas principales tareas son ocultar las actividades ilegales, realizar ensayos clínicos y de campo y proporcionar el biomaterial necesario”.
5. El Pentágono, señaló Kirillov, amplió su potencial de investigación no sólo en lo que respecta a la producción de armas biológicas, sino también a la recopilación de información sobre la resistencia a los antibióticos y la presencia de anticuerpos contra determinadas enfermedades entre la población de regiones específicas. El campo de pruebas en Ucrania estaba de hecho fuera del control de la llamada “comunidad internacional”.
Estos hallazgos, ampliamente documentados, sugieren un vasto entramado de armas biológicas “legitimado” que llega a los niveles más altos del cuerpo político estadounidense. No hay duda de que los rusos planean desenmascararla a fondo en beneficio de la opinión pública mundial, empezando por un Tribunal de Crímenes de Guerra que se creará este verano, muy probablemente en Donetsk.
Un programa de armas biológicas estadounidense en curso en Ucrania fue una de las tres razones principales que llevaron al lanzamiento de la Operación Z, junto con la prevención de una inminente guerra relámpago gestionada por la OTAN contra el Donbass y el deseo de Kiev de reiniciar un programa de armas nucleares. Estas fueron las tres principales líneas rojas para Rusia.
La fuerza de las pruebas recopiladas puede correlacionarse directamente con lo que se interpretó, en gran medida, como un discurso cuidadosamente medido del Día de la Victoria por parte del presidente Putin. El Kremlin no simula. Sin duda, privilegiará la presentación meticulosa de los hechos acerca de las armas biológicas sobre la retórica grandilocuente.
El regreso de Nord Stream 2
El representante permanente adjunto ante la ONU, Dmitry Polyaniskiy, anunció la demanda de Rusia de una reunión abierta del Consejo de Seguridad de la ONU para presentar más pruebas relacionadas con los biolaboratorios estadounidenses en Ucrania. Aunque la reunión sea vetada por Estados Unidos, las pruebas serán introducidas por Rusia en los registros de la ONU.
Estos acontecimientos son un indicio más de que no queda absolutamente ningún espacio para la diplomacia entre Rusia y EE.UU./Occidente, como el propio Polyaniskiy sugirió al comentar la posible adhesión de Ucrania a la UE: “La situación ha cambiado tras la declaración del Sr. Borrell de que ‘esta guerra debe ganarse en el campo de batalla’ y tras el hecho de que la Unión Europea es el líder en entregas de armas [a Ucrania]”.
La cosa se pone peor. A continuación viene el impulso de Finlandia para entrar en la OTAN.
Los estadounidenses apuestan a que la entrada de Finlandia -y Suecia- en la OTAN desacreditará totalmente la Operación Z de Putin por no haber logrado casi nada desde el punto de vista estratégico: después de todo, en un futuro próximo, los posibles misiles hipersónicos estadounidenses estacionados en Finlandia y Suecia estarán muy cerca de San Petersburgo y Moscú.
Mientras tanto, el desenmascaramiento ruso del entramado de las armas biológicas llevará a un sector tóxico de las élites políticas estadounidenses a turbo-recargar su belicismo. Todo sigue un guión cuidadosamente calculado.
En primer lugar, estas “élites” que supervisan las armas biológicas ordenaron el bombardeo masivo de Kiev contra Donbás a principios de febrero. Eso forzó la mano del Kremlin, empujándolo a lanzar la Operación Z.
Debemos recordar siempre que el objetivo final en el plan de Estados Unidos de entrenar a los ucranianos para la guerra desde 2014 era alejar a Alemania de Rusia, ya que Alemania controla de facto a Eurolandia económicamente.
El control imperial de los océanos permite al Imperio estrangular a Alemania en sumisión a voluntad, al cortar el acceso a la energía rusa – como los británicos le hicieron a Alemania en la Segunda Guerra Mundial cuando Britannia gobernaba las olas. La Wehrmacht no podía suministrar combustible a su ejército mecanizado. Ahora, en teoría, Alemania y la UE tendrán que buscar en los mares -y en la total dependencia de Estados Unidos- sus recursos naturales.
El régimen teledirigido de Kiev, dominado por los fanáticos del SBU y los neonazis de Azov, lo está haciendo aún más difícil: cerrando todo el gas natural de Rusia a través de Ucrania hacia Europa, reduciendo el flujo en más de un tercio.
Eso se traduce en un chantaje forzado por Estados Unidos para obligar a la Unión Europea a aumentar el armamento ucraniano contra Rusia. Las consecuencias prácticas para Alemania y la UE serán nefastas: en términos de cierre de industrias, y del coste de la calefacción de los hogares y la energía eléctrica.
Rusia, por su parte, buscará sustento en el laberinto de oleoductos y gasoductos hacia China y Asia Oriental, así como en el ferrocarril de alta velocidad, para transportar todos sus recursos naturales.
Sin embargo, que todo esto se vuelva contra los estadounidenses no está fuera de las posibilidades. Cosas más extrañas han sucedido. Si el tránsito de gas a Europa a través de Ucrania está totalmente cortado, no hay alternativas. Y eso -suponiendo que haya aún coeficientes intelectuales funcionando en Berlín- abriría el camino para una renegociación sobre el futuro de Nord Stream 2.
Como señala el director del Centro de Desarrollo Energético, Kirill Melnikov, “el gasoducto Yamal-Europa está prácticamente parado, mientras que una de las líneas del Nord Stream 2 está lista para funcionar, aunque el regulador alemán aún no ha dado permiso para su puesta en marcha”.
Eso llevó a Melnikov a un comentario impagable: “Si la adquisición sigue igual, probablemente Alemania tendrá que permitir de urgencia la puesta en marcha de una de las líneas del Nord Stream 2 para sustituir la ruta de tránsito ucraniana”.
Nadie ha perdido nunca dinero apostando por la asombrosa estupidez que impregna los niveles de decisión de los Eurócratas. Incluso enfrentándose al suicidio económico, la UE está desesperada por “abandonar” el petróleo ruso. Sin embargo, una prohibición total es imposible, debido a la necesidad de energía en Europa del Este.
Todo analista energético imparcial sabe que el proyecto de sustituir el petróleo ruso es D.O.A. (nota del traductor: muerto al nacer), por una serie de razones: el acuerdo OPEP+; la espantosa división entre Washington y Riad (capital de Arabia Saudita); la interminable renegociación del JCPOA, en la que los estadounidenses se comportan como pollos sin cabeza; y el hecho crucial -más allá de la comprensión de los Eurócratas- de que las refinerías de petróleo europeas están diseñadas para utilizar el petróleo de los Urales.
Así que cuando creíamos que podíamos disfrutar del verano viendo cómo Europa se hacía el harakiri, ha llegado el momento de aprovisionarse de esos Aperol Spritz. Prepárense para una nueva serie de éxito, temporada 1: Dentro del entramado de las armas biológicas norteamericanas.
Traducción: Indymedia Argentina.