La tasa de desempleo en el segundo trimestre fue del 6,9%, la más baja desde la recuperación del INDEC a comienzos de 2016. Un buen dato en el marco del aumento de la precarización ocupacional y del deterioro salarial. Prohibidas las lecturas lineales.
El desempleo cayó bastante fuerte en relación con el segundo trimestre de 2021 (9,6%) y lo hizo más en comparación con la prepandemia. En el mismo trimestre de 2019 era del 10,6%. Todo ello al calor de un crecimiento fuerte de la tasa de actividad y la tasa de empleo.
La tasa de empleo (proporción de la población ocupada sobre la población total) fue del 44,6%, por lejos la más alta de los últimos siete años. Ello quiere decir que es cada vez mayor la proporción de personas que trabaja efectivamente (sin importar las condiciones en que lo hace).
También se mantuvo en niveles relativamente bajos la presión sobre el mercado de fuerza de trabajo. El porcentaje de personas que busca trabajo (desocupados y ocupados demandantes) o que está disponible para trabajar más ascendió al 28,8%.
Este dato es bueno solo en términos relativos: es el porcentaje más bajo para un segundo trimestre en los últimos siete años. Pero dice mucho de la precariedad laboral de muchos trabajadores y trabajadoras: más de un cuarto busca trabajo o quiere trabajar más.
Los principales avances se registraron en los grupos poblacionales más desfavorecidos. El desempleo en las mujeres jóvenes bajó del 22,4% al 13,9% en un año y el de los varones jóvenes lo hizo del 16,1% al 12,6%.
Los registros más bajos, inferiores al 2%, se dieron en Viedma, Comodoro Rivadavia y Santiago del Estero. Los más altos, superiores al 8%, en Córdoba, Mar del Plata y los partidos del Gran Buenos Aires.
El dato más complicado del informe del INDEC es el fuerte aumento del empleo no registrado que alcanzó el 37,8% de los asalariados, por lejos el valor más elevado de los últimos siete años.
El empleo por cuenta propia se mantiene en niveles estables, representando un poco más del 22% del total de la ocupación. Sumado a los asalariados no registrados ya explican más de la mitad de la tasa de empleo
El crecimiento de las formas más precarias de inserción en la estructura ocupacional se explica por, y a la vez explica, el deterioro de los niveles de ingresos. La caída salarial de los últimos años fue tan importante que cada vez más trabajadores tienen que salir a hacer lo que sea.
La insuficiencia de ingresos en los hogares fuerza a los trabajadores a buscar ingresos adicionales (aumento de la tasa de actividad y de la tasa de empleo). La oferta en el mercado formal languidece, por lo que terminan recayendo en empleos no registrados o por cuenta propia.
La caída del desempleo es sin dudas una buena noticia, pero antes de festejarla conviene ponerla en contexto. Hace tiempo que el mercado de fuerza de trabajo de nuestro país no brinda respuestas para las necesidades de los trabajadores y el horizonte a futuro no luce muy promisorio.