Luego de un balance antojadizo del primer año de gestión, en donde ya empezó, según Milei, la recuperación de salarios y jubilaciones, de ventas, del consumo y la inversión, se anunciaron “motosierra profunda”, ir a fondo con la reforma laboral y previsional, eliminar impuestos y avanzar con la apertura económica, especialmente con un tratado de libre comercio con EEUU.
El balance real, con datos oficiales es bien distinto del presentado en cadena nacional. Todos los perceptores de ingresos fijos pierden contra la evolución anualizada de la inflación. Ni aquellos registrados del sector privado y convenio colectivo, pudieron superar la evolución de precios originada con la gran devaluación de diciembre del 2023. Ni hablar de irregularizados por la impunidad patronal o quienes no aseguran regularidad de ingresos.
Los jubilados en primer lugar son los grandes ajustados. En 10 meses le representaron al fisco un ahorro de 8 billones de pesos. Según datos oficiales, se habrían perdido unos 200.000 puestos de trabajo en el año de gestión libertaria. Más allá de indemnizaciones, el daño trasciende la dimensión económica e impacto en lo cultural social. La motosierra y la licuadora vía presupuesto 2023 congelado, con mínimas actualizaciones en 2024 supuso un ahorro de unos 35 billones de pesos, lo que explica el “éxito” del superávit fiscal. Un gran logro que celebra la ortodoxia del mainstream en política económica y que sufre la mayoría empobrecida de la Argentina.
El inicio de la recuperación es una fantasía para el bolsillo de la mayoría, aunque si puede verificarse cierta expansión en sectores privilegiados del modelo de acumulación capitalista local, caso del agro negocio, la minería o la energía. El resto de los sectores económicos siguen remitiendo a datos negativos que explican la caída del -3,5 al -4% para el 2024. En ese esquema es que los anuncios de inversiones en función del R.I.G.I. son expectativas esperanzadas en la medida que superen las restricciones al movimiento internacional de capitales, el “cepo”.
La estabilización macroeconómica solo se explica por la caída del consumo, de la inversión y relativos controles del comercio internacional, que trae como contrapartida, la recesión que afecta no solo a quienes viven de ingresos fijos, sino también al sector empresarial que destina su actividad en el mercado interno y a la capacidad económica y de gasto de la población trabajadora.
No existen las buenas noticias que destaca el presidente de Argentina, salvo para el reducido núcleo del poder económico local y global, beneficiario de un blanqueo que atrajo 22.500 millones de dólares al sistema financiero, sin multas ni costos para eso colectivo de evasores, apenas unas 100.000 personas. Una amplia minoría beneficiada por el Estado libertario. Ahí sí que no ocurre el “afuera”. El Estado actúa con todo su poder para favorecer a un núcleo de concentración de ingreso y de riqueza.
Milei avanzó con audacia y sin anestesia respecto del programa liberalizador de la dictadura, de los 90 y del macrismo, por eso se asumió como una “derecha no temerosa”. El gobierno expresa la ofensiva del capital y de la más reaccionaria política ejercida desde 1976, todo en aras de restaurar el poder oligárquico imperialista prevalente al inicio del Siglo XX.
Los anuncios
Retomó las propuestas de campaña, especialmente sobre la dolarización, proponiendo el uso indistinto de monedas para los intercambios, salvo la cancelación de impuestos que continuarán en moneda nacional. Reiteró que terminarán las restricciones al libre movimiento de capitales, el cepo y que se encamina la eliminación del BCRA, un viejo anhelo de la derecha argentina y del poder que pretende subordinar la política local a los designios de EEUU. En ese sentido y en el marco de la presidencia pro-tempore del Mercosur, se anunció un próximo acuerdo de libre comercio con Washington.
La lógica libertaria y aperturista se profundizará en el 2025, animado por la presidencia Trump y un programa que tenderá a instalarse como global en materia de ajuste y regresiva reestructuración del capitalismo en crisis.
Esos anuncios desafían a construir alternativa política, desde la movilización y visibilización de las reivindicaciones del movimiento popular en contra de las reaccionarias reformas laborales, previsionales, tributarias y de ajuste integral. Una propuesta política que no se limite a la confrontación con Milei para otra gestión del capitalismo, sino para la acumulación de poder popular con perspectiva de transformación anticapitalista.
Buenos Aires, 11 de diciembre de 2024