¿Segunda etapa o fase superior de la primera?

Los logros políticos alcanzados por el gobierno en las últimas semanas lo habilitaron para avanzar en desregulaciones varias, pero no alcanzan para tapar la crisis económico- financiera en curso que lo obliga a un pragmatismo permanente. El resultado: mayor recesión.

Una vez conseguidos los instrumentos legales –Ley Bases y paquete financiero- que le permitirán colocar al país bajo las normas del “mercado”; más el Pacto de Mayo, firmado en julio, el gobierno ha tomado cuerpo político. Con el desfile del 9 de Julio el presidente Milei reafirmó su centralidad en el cuadro político nacional.

Empoderamiento

El presidente ya no se muestra como el jefe de un gobierno débil, por el contrario se jacta tanto de lo que consiguió con su muy escasa representación parlamentaria como que ya nadie discute la necesidad del equilibrio fiscal y el ordenamiento de la política. Más aún sus colaboradores más cercanos buscan rediseñar la política interna en torno a la figura presidencial. En adelante la grieta seria mileistas vs. antimileistas. Una estrategia para cooptar nuevos sectores del peronismo que buscan un lugarcito bajo el sol.

Con la sanción de la ley Bases y el paquete fiscal, con el DNU 70 que sigue vigente, el RIGI y el Acta de Mayo -que incluye el compromiso que el gasto público no supere el 25% del PBI- más la contundencia de su política represiva, que por el momento ha hecho retroceder las resistencias, el gobierno avanzó en la aplicación de medidas promercado.

Desregulación de la navegación aerocomercial, intervención de la ANAC, eliminación de controles aduaneros a ciertos productos, cierre de 136 registros del automotor, desactivación del Plan Potenciar Trabajo y reemplazo por Volver al Trabajo; vaciamiento de Cammesa. Reglamentación del blanqueo, de los cambios en Bienes Personales y de la moratoria. Ya había eliminado el lenguaje inclusivo del los documentos oficiales y ahora el INTI impide hablar de cambio climático. Con la formalización del Ministerio de la Desregulación y la Transformación del Estado esta dinámica se acelerará aun más produciendo cambios de difícil reversibilidad. En pocos días se instrumentará la reglamentación de las SAD (sociedades anónimas deportivas) que ya estaban incluidas en el DNU 70.

Es la economía…

Sin embargo este empoderamiento político no puede ocultar la fragilidad que le impone la crisis capitalista en curso. Paradójicamente son “los mercados”, a los que el presidente idolatra como la medida de valor de todos los valores y como mejores asignadores de recursos, los que le están marcando límites y cuestionando su política económica.

Según el relato oficial se entraría en una segunda etapa definida, en la conferencia de prensa conjunta que dieran el ministro de Economía y el presidente del Banco Central, en términos exclusivamente monetarios y fiscales. Reafirmaron que el objetivo central es el combate a la inflación. Combate en que el equilibrio fiscal y la emisión cero tienen un papel determinante. Es que se trata de una solución de mercado: retirar la mayor cantidad de pesos posible de la plaza, así la caída del consumo induce a la baja, o a contener, el alza de los precios. El resultado no es otro que la fuerte recesión que atravesamos.

Con el pasaje de los pasivos remunerados al Tesoro nacional el Central deja de emitir para pagar cuantiosos interés, que ahora deberá pagar el Tesoro. En paralelo harían una oferta de recomprar a los bancos los seguros conocidos como puts, que potencialmente son una fuente de emisión. Por último tienen que emitir cuando compran dólares a los exportadores, pero esto es neutro porque esos dólares van a las reservas.

Sin embargo es tal la importancia que tiene la emisión en el programa Milei-Caputo que el último recurso sacado de la galera es que esos dólares serán vendidos en los mercados financieros, con lo que retiran pesos de la plaza y al mismo tiempo hacen bajar la cotización de los dólares financieros. El costo de esta novedad es que resignan reservas, que es lo que necesitan para levantar el cepo y no devaluar.

La negativa reacción de los mercados (alta volatilidad de las cotizaciones del dólar; desplome de las acciones y los bonos y suba del riesgo país) tiene su razón de ser en que dudan de la capacidad del país para pagar los vencimientos de la deuda (en pesos y en moneda extranjera). Para dar muestra de voluntad de pago el ministro de Economía anticipó el domingo por la noche que el Tesoro comprará los dólares necesarios para pagar los intereses de los bonos en moneda extranjera que vencen en enero/25. Serán depositados en una cuenta en el exterior. Busca darle seguridad a una situación financiera por demás insegura.

Devaluar o no devaluar

Más allá de las diversas medidas de emergencia que va adoptando el gobierno lo que está en el centro de esta crisis no es otra cosa que el tipo de cambio de equilibrio para que los exportadores liquiden, y poder salir de las reservas negativas.

Pero como lo hemos adelantado desde esta misma columna el gobierno está en una encrucijada de difícil resolución. Si termina cediendo a las presiones de productores y FMI y devalúa ingresarán dólares a las reservas y podrá levantar el cepo, pero corre el riesgo de un nuevo fogonazo inflacionario que termine alterando la relación de precios relativos alcanzada, aunque aún incompleta, y reduzca más aún el poder adquisitivo de la ciudadanía y profundice la recesión. En este caso está por verse la reacción social.

Por el contrario si logra resistir las presiones y sostener la actual política cambiaria –bala de plata del ministro Caputo- la inflación, aún en niveles altos, continuará desacelerándose mientras que la recesión continuará, sino se profundiza más aún. La continuidad de la recesión implicará recorte de ingresos fiscales y por lo tanto nuevo ajuste. Una especie de círculo vicioso de nunca acabar. Al mismo tiempo si no entran dólares no aumentan las reservas, y sin reservas no se puede levantar el cepo.

¿Sin salida?

Cualquiera resulte la salida de esta encerrona gubernamental, hay una variable que no se modificará: la continuidad del ataque al pueblo trabajador. El resultado de esta supuesta segunda etapa será rebajar más aún el piso en que reproducen su vida y su existencia los trabajadores y sectores populares.

Sin ningún horizonte de futuro como no sea un agravamiento de las condiciones del presente se corren serios riesgos de disgregación social. Si no se logra quebrar la tendencia actual muchos de los cambios que se están produciendo serán de difícil reversión en el futuro. No se puede mirar para el costado.


Eduardo Lucita es Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *