La incipiente multipolaridad que desafía a la hegemonía global norteamericana.
“¿Qué paz perseguimos? No la pax americana impuesta al mundo con armas de guerra norteamericanas. No la paz de los cementerios o la seguridad de los esclavos (en un mundo plagado de armas nucleares). La guerra no tiene sentido… hablo de la paz como el objetivo racional perseguido por hombres racionales (…) Una serie de acciones concretas y acuerdos efectivos con el objetivo de lograr, más allá de las diferencias, el interés común de las partes en conflicto” (John Fitzgerald Kennedy, 10 de junio de 1963)
Por Mónica Peralta Ramos.
En este discurso pronunciado en plena Guerra Fría y poco tiempo después de la crisis de los misiles en Cuba, el Presidente John Fitzgerald Kennedy intentó plasmar un nuevo derrotero para su país. Contradecía así el “sentido común” del momento, expresado por el complejo industrial militar [1] y los organismos de inteligencia y centrado en una abierta hostilidad al comunismo ruso y a su supuesta infiltración en el movimiento por los derechos civiles de la población negra. Al día siguiente de su alocución, Kennedy manifestó su apoyo público a Martin Luther King [2], líder de este movimiento. Pocos meses después, Kennedy caía asesinado. La conspiración tras el crimen y sus responsables siguen protegidos por el secreto oficial. Desde entonces, la profunda hostilidad contra Rusia y China se ha ido transformando en un elemento central de la vida política del país, justificando la escalada de guerras sin fin desencadenadas en diversas regiones del mundo.
Se ha dicho alguna vez que la guerra es la continuación de la política por otros medios. La política, sin embargo, no flota en un universo vacío de contenido. Detrás de ella existe una espesa trama de intereses que giran en torno al control de las decisiones, de la riqueza y de los recursos estratégicos. En todas las civilizaciones y culturas que se han sucedido a lo largo del tiempo, esta concentración del poder ha llevado a la destrucción de consensos básicos, al canibalismo social y a la desintegración de imperios, sociedades y culturas. Hoy amenaza con destruir la vida humana en el planeta.
Desde los orígenes del tiempo, la cooperación, ya sea explícita o implícita, impregna la vida en sociedad. Sin ella, la humanidad no podría haber llegado hasta el presente. Su esencia radica en una conciliación entre intereses, más o menos contrapuestos, con el objetivo de realizar un interés común. Es un proceso racional que permite, entre otras cosas, resolver conflictos evitando la escalada destructiva de vidas y bienes. Hoy, la estructura de poder global se reproduce maximizando las ganancias en todas las áreas de la vida social: ya sean económicas, políticas o culturales. Esto fragmenta a las sociedades y oculta que sin cooperación no habría vida posible. Al mismo tiempo, el relato oficial impulsa el aislamiento, la competencia despiadada y el miedo hacia un otro que amenaza nuestras pertenencias, nuestro status y nuestras ideas. Así, subrepticiamente, la guerra de los unos contra los otros se naturaliza y oculta que, más allá de las diversidades y diferencias, siempre existen intereses comunes.
La guerra ha ocupado un rol crucial en las últimas décadas: por un lado, ha sido la cara oculta de la acumulación del capital, el dínamo que hizo posible décadas de ganancias extraordinarias del complejo industrial militar, energía barata y tecnología de punta imprescindible para la expansión de las corporaciones norteamericanas en las cadenas de valor global, integrando así a la economía y a las finanzas del mundo a un nivel inédito en la historia de la humanidad. Mientras tanto, el relato oficial ocultaba la función de la guerra, naturalizándola. Durante este periodo, el dólar asumió el rol de moneda internacional de reserva. Las raíces de este “privilegio exorbitante”, que se remontan al poderío militar norteamericano, desaparecieron de la escena y por arte de magia esta moneda rigió las exportaciones mundiales de petróleo y la vida económica del planeta. Actualmente, la guerra en Ucrania, las sanciones contra Rusia y la respuesta de esta contra las mismas han corrido el velo que ocultaba el incipiente desarrollo de un mundo multipolar que desafía a la hegemonía global norteamericana y al rol del dólar en el mundo.
Esto no es consecuencia del azar. Deriva de una crisis sistémica de la estructura de poder global alimentada por décadas de irracionalidad en el manejo de las políticas, tanto en el ámbito doméstico como internacional. Esta irracionalidad se expresa ahora en el centro y en la periferia del mundo capitalista en un endeudamiento ilimitado que carcome a la economía real, agudiza la desigualdad social, acelera la pérdida de legitimidad institucional y potencia conflictos sociales y geopolíticos que destruyen los pies de barro de la propia estructura de poder global. Esto muestra la necesidad de un camino alternativo que, dando prioridad a la cooperación, ponga fin a una irracionalidad que conduce hacia el abismo.
Del “petróleo por armas” a la “energía por desarrollo”
La semana pasada se ha ido cerrando en Ucrania [3] el cerco ruso sobre Bakhmut [4] y nuevos “ataques terroristas” [5] contra la población rusa cercana a las fronteras fueron acompañados por ofensivas con drones dentro del territorio ruso, calificados por el gobierno de ese país como episodios de guerra que “no podrían haber sido realizados sin la activa participación de los Estados Unidos”, algo que oportunamente fue señalado por el canciller ruso como una transgresión que legitima la represalia de Rusia sobre objetivos norteamericanos [6]. El gobierno norteamericano intensificó [7] sus denuncias central las “intenciones” de China de proveer armas a Rusia, mientras China ha criticado drásticamente las veleidades hegemónicas de los Estados Unidos, su uso de la guerra y de acciones económicas punitorias en el mundo y su envío de armas a Ucrania [8]. Esto ocurre al tiempo que los Presidentes de Francia, Alemania y Gran Bretaña impulsan un plan de paz que aseguraría a Ucrania la protección de la OTAN a cambio de aceptar pérdidas territoriales [9].
La escalada del conflicto con China ocurre en un contexto económico global marcado por la visita en diciembre del Presidente de China a Arabia Saudita y la firma de acuerdos con este país y los países árabes del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico [10], episodios que parecen inaugurar el nacimiento del “petroyuan” [11] y el surgimiento de un ámbito de transacciones financieras y comerciales donde no circulará el dólar y los commodities jugarán un rol crucial.
En este cónclave China sostuvo que su país desarrollará en el curso de los próximos tres a cinco años “un nuevo paradigma de cooperación energética multidimensional”, que permitirá a China resolver su necesidad de importaciones crecientes de gas y petróleo pagándolos en su propia moneda. A cambio, China proveerá inversiones en los sectores “aguas abajo” de la extracción de petróleo y gas, contribuyendo así a desarrollar las estructuras productivas de los países árabes. Al mismo tiempo, se abrirá la posibilidad de exploración conjunta de petróleo y gas en el Mar del Sur de la China.
El nuevo paradigma sustituye así al “petróleo por armas” del acuerdo norteamericano inicial con el rey Faisal de Arabia Saudita, que dio origen al dólar como moneda internacional de reserva, por un acuerdo “de energía por desarrollo” (fábricas y empleo) [12]. Las múltiples áreas de inversión china propuestas en el cónclave aseguran la posibilidad de “desacumular” la moneda china obtenida por los países árabes a través de sus ventas de gas natural y petróleo a China. Si hubiera una acumulación “extra” de moneda china, existe la posibilidad de convertirla en oro, ya que desde 2016 y 2017 esto es posible en los mercados de Intercambio de Oro de Shanghái y Hong Kong. Por último, a través del mBridge [13], China ofrece la posibilidad de transacciones financieras inmediatas entre países utilizando monedas digitales emitidas por sus respectivos Bancos Centrales (Central Bank Digital Currency, CBDC), siempre al margen del dólar y de las redes financieras dominadas por el mismo [14].
Peligro de implosión financiera y puja por el control del dólar
La economía global se ve amenazada por la inflación, la recesión y la falta de liquidez en dólares. La Reserva Federal norteamericana [15] se ve obligada a combatir la inflación aumentando las tasas de interés y restringiendo el flujo monetario (QT). Esto último restringe la liquidez de dólares necesarios para enfrentar la salida de flujos en cualquier punto del sistema financiero internacional. Es una liquidez estructuralmente deficitaria: la masa de dólares en circulación en el mundo es ínfima frente al masivo endeudamiento en dólares, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. Tal escenario coloca a la Reserva en una trampa: necesita controlar la inflación aumentando las tasas de interés y restringiendo su balance contable, pero lo primero amenaza con implosionar el endeudamiento, y lo segundo afecta la liquidez. Ambos fenómenos amenazan la estabilidad del sistema financiero internacional [16]. La guerra ha desnudado el rol estratégico de la energía en las cadenas de valor global y en la determinación del precio de los commodities y de la inflación. También amenaza con socavar la estabilidad financiera global.
Mientras tanto, el sistema financiero norteamericano es sacudido por una pugna entre distintos actores por el control de los mercados y de la emisión de la moneda. Por un lado, un puñado de grandes bancos disputa el control digital de mercados financieros por parte de los monopolios tecnológicos: J. P. Morgan, Bank of America, Wells Fargo y otros grandes bancos anunciaron la inminente emisión de billeteras digitales para enfrentar el control que Apple Pay y PayPal tienen sobre las finanzas digitales [17]. A su vez, otro grupo de corporaciones tecnológicas se asocia a bancos y otros actores financieros para imponer criptomonedas [18], stable coins y plataformas de intercambio digital y obtener por esta vía mayor control de las finanzas. Al mismo tiempo, un puñado de monopolios tecnológicos pugna por sustituir a las monedas fiduciarias, en este caso el dólar, por criptomonedas y stable coins. Sin embargo, el jefe del BIS [19] acaba de anunciar triunfante el fin de la batalla entre las criptomonedas y las monedas fiduciarias, siendo estas últimas las ganadoras”, pues “una tecnología no puede sustituir la confianza de una moneda” [20], garantizada por el poder de un Banco Central. A esto se suman nuevas regulaciones oficiales sobre la actividad de las criptomonedas y plataformas de intercambio de monedas digitales, y sobre su relación con bancos y sectores financieros [21].
En paralelo, avanza el proyecto de emisión de monedas digitales de los Bancos Centrales, que involucra a 114 países. Este proyecto otorgará a la Reserva Federal norteamericana enorme poder de control inmediato sobre todas las transacciones y depósitos en dólares de individuos, empresas y países en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, el plan puede limitar el poder de intermediación de los grandes bancos y puede afectar la privacidad y la transparencia. De ahí la resistencia en el Congreso a aceptar esta alternativa [22]. Un informe conjunto del Banco Central y del Tesoro de Inglaterra [23] sobre la posibilidad de una libra digital avanza con nuevas precisiones: permite la intermediación de los grandes bancos, pero su costo financiero afectará a los bancos más chicos. La posibilidad de programar transacciones, flujos y gastos y de controlar la actividad delictiva no impediría, sin embargo, la posible erosión de la estabilidad financiera ante una crisis, posibles ataques de países y actores criminales y emergencias tecnológicas y energéticas. El Tesoro norteamericano parece haber recogido este ejemplo y acaba de anunciar [24] la formación de una Comisión que estudiará las posibles “rutas” del dólar digital, sugiriendo la posibilidad de la intermediación privada y de la existencia de distinto tipo de dólares digitales según las actividades minoristas y mayoristas.
Argentina: la oportunidad de desdolarización
Esta coyuntura internacional brinda una oportunidad única para que la Argentina empiece a desdolarizar su economía. Una opción es el anclaje de su moneda a una canasta con los precios internacionales de sus diversos recursos de importancia estratégica. Esta posibilidad desaparece en las turbulencias políticas que crecen al ritmo de los condicionamientos impuestos por el FMI y de discursos odiadores, la incitación al desmadre y los actos de violencia abierta que exponen la impunidad para desestabilizar y la inacción y fragilidad del gobierno.
La reciente movilización del campo expuso todo tipo de reclamos, agudizados por la sequía que azota a buena parte del país. Si bien la asistencia no fue la esperada por los organizadores, la misma dejó en claro la brecha creciente entre las demandas de los pequeños productores movilizados y una conducción gremial y política cuya representatividad es cada vez más cuestionada por sus bases. El otorgamiento oficial de beneficios crediticios y cambiarios a los grandes productores y exportadores, el aislamiento y vulnerabilidad del “chiquitaje” frente al avance de la concentración, la falta de crédito, la brecha creciente entre el tipo de cambio de los agroquímicos y otros insumos de producción importados y el tipo de cambio al cual venden sus cosechas, deja al desnudo una realidad que el gobierno no atiende, las tribus macristas intentan “caranchear” y los grandes productores y exportadores utilizan para imponer sus intereses específicos: desde un tipo de cambio soja 3 a la eliminación de los cupos impuestos oportunamente a los fideicomisos del trigo y del aceite para controlar la suba de los precios de los alimentos. Los que organizaron la marcha prometen “abrir a patadas” las puertas del Congreso para que “la política” los atienda.
Poco después de esta movilización se produjo un apagón que privó de luz a la mayoría del país. El gobierno atribuye el incidente a un incendio intencional que habría ocurrido en el campo de un ex funcionario macrista, y muy cerca de las líneas de alta tensión. Poco después, el narcotráfico de Rosario baleó un local de la familia de Lionel Messi, visibilizando así la total impunidad con que operan, protegidos por una aparente connivencia de las fuerzas del orden, las instituciones políticas y el sistema judicial.
También la semana pasada, el Presidente Alberto Fernández habló ante la Asamblea Legislativa. Su exposición sobre la economía exhibe la esencia de un gobierno que deriva al impulso del hálito que le insufla el FMI. Lejos de plantear, como alguno pretende, “una síntesis de la expansión del modelo desarrollista nacional (en la cual) la prioridad es el crecimiento para poder redistribuir el ingreso” [25], las formulaciones del Presidente reafirman un modelo extractivista agroindustrial que propicia la fuga de recursos y divisas, institucionaliza la pobreza estructural y el trabajo precario, reproduce la dependencia tecnológica, la restricción externa, el endeudamiento ilimitado, la dolarización de la economía y una inflación estructural basada en la lucha entre grupos monopólicos por formar precios y aumentar su control de los mercados y de las divisas. Estos grupos disputan ahora con el FMI su porción de la torta para fugarla lo más rápidamente posible. A esto se suma el poder de fuego de unos pocos bancos, poder que se acrecienta al ritmo alegre con que crecen los intereses de las LELIQs, munición de privilegio para las corridas cambiarias y financieras.
En este contexto, se destaca la movilización de Libres del Sur para utilizar la Iniciativa Popular creada en la reforma constitucional de 1994, que permite presentar un proyecto ante el Congreso si es rubricado por el 1.5% de los votantes. La organización consiguió 1.850.000 firmas para que los precios de los alimentos y tarifas de electricidad, gas y agua sean controlados por un año. Esto muestra la potencia de la movilización popular como instrumento de lucha por intereses que, salvando las diferencias sectoriales, se unifiquen en un reclamo que tiene sentido para amplios sectores de la población. ¿Por qué entonces no se impulsan iniciativas semejantes y hasta un plebiscito nacional con propuestas concretas que den solución a problemas que atañen a la Nación? Entre ellos se encuentran la deuda externa y los condicionamientos del FMI, la formación monopólica de precios, la protección de nuestros recursos naturales, la pobreza, la indigencia, el trabajo precario y el fin de la contaminación ambiental, que multiplica el actual modelo económico.
Notas:
[1] Denunciado por el Presidente Dwight Eisenhower en su discurso al dejar la presidencia del país en 1961.
[2] Acusado por el FBI de ser comunista, también sería asesinado, en 1968, producto de una conspiración que todavía no fue develada.
[3] Para una síntesis de la situación militar y su posible evolución, ver aquí y también aquí, donde se profundiza en el debate sobre la rusofobia, cómo superarla en el futuro y en la importancia de la participación ciudadana, desde abajo hacia arriba, para desarticular el relato oficial.
[4] zerohedge.com, 03/03/2023.
[5] Vladimir Putin, zerohedge.com, 02/03/2023.
[6] Analizado en la última nota.
[7] William Burns, director de la CIA, zerohedge.com, 27/02/2023.
[8] En particular, ver “US hegemony and its perils”, zerohedge.com, 25/02/2023.
[9] wsj.com, 24/02/2023 y zerohedge.com, 27/02/2023. Esta propuesta, sin embargo, sería inaceptable para Rusia, que rechaza de plano la posibilidad de armas nucleares en territorio de Ucrania.
[10] Formado por Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, el reino de Bahrein, el sultanato de Omán y Emiratos Árabes Unidos.
[11] Zoltan Pozsar, nobsbit.com, 29/12/2022.
[12] Ídem.
[13] Se trata de una plataforma de múltiples monedas digitales de los Bancos Centrales, impulsada por el BIS y otros países, incluida China, para facilitar el intercambio a través de fronteras.
[14] Todo esto se suma a la reciente decisión de Rusia e Irán de emitir una moneda digital basada en el oro para sus transacciones comerciales y financieras que reemplazara al rublo, al rial y al dólar, zerohedge.com, 18/01/2023.
[15] La Reserva Federal norteamericana controla la oferta de dinero en los Estados Unidos y, aunque no imprime los billetes, determina cuántos serán impresos por el Tesoro cada año.
[16] Ya aparecen en distintos puntos los síntomas del estrés de liquidez financiero: desde la reciente crisis de la libra en Inglaterra, al inminente crash del Credit Suisse, a lo cual se suma el aumento de los bancos norteamericanos con problemas, algunos de ellos “sistémicamente”, importantes por su interconexión con otros bancos. Como en la crisis financiera de 2008/2009, el enorme endeudamiento con derivados ocupa el centro de la escena, pero es invisible e innombrable.
[17] wsj.com, 23/01/2023.
[18] Las monedas digitales emitidas por corporaciones tecnológicas, incluida bitcoin, son construidas en base a una tecnología blockchain. Esto último remite “a protocolos y correspondiente infraestructura que permite a computadoras ubicadas en distintos lugares proponer y validar transacciones y actualizar récords de un modo sincronizado a través de un network”, al margen del control oficial, https://www.bis.org/publ/qtrpdf/r_qt1709y.html.
[19] Bank of International Settlements, el Banco Central de los Bancos Centrales del mundo.
[20] bloomberg.com, 22/02/2023; zerohedge.com, 24/02/2023.
[21] zerohedge.com, 30/01/23 y 10/02/2023.
[22] Legisladores republicanos acaban de introducir un proyecto que prohíbe la emisión de CBDC por la Reserva Federal norteamericana a “cualquiera”, zerohedge.com 02 y 03/03/2023.
[23] zerohedge.com, 09/02/2023.
[24] zerohedge.com, 03/03/2023.
[25] pagina12.com, 01/03/2023.